Tras la caída de la «Época Dorada» en el cine mexicano, en una industria abarrotada por las comedias de albures y las películas de ficheras hubo un cineasta que encontró en el horror y el misterio sobrenatural una forma fresca de atraer a los espectadores.

Apodado como «El Duque del Terror», Carlos Enrique Taboada fue hijo de los actores Julio Taboada y Aurora Walter. Inició su trayectoria bajo el mismo oficio en la década de 1950, utilizando este medio para comenzar a escribir guiones y adaptaciones literarias para la televisión, hasta que en 1964, logró estrenar «La Recta Final», su primer largometraje como director.

El estilo de Taboada es uno altamente enriquecido por la literatura, usando recursos narrativos y un uso del lenguaje cinematográfico poco usuales entre los realizadores de la época, lo que otorga a su trabajo un estatus de culto aún vigente en nuestros días a través de cuatro películas en particular.

En 1968 se estrenó «Hasta el Viento Tiene Miedo», con las actuaciones de Marga López, Maricruz Olivier, Alicia Bonet y Norma Lazareno. La historia nos presenta a un grupo de estudiantes en un internado para mujeres, quienes son acosadas por el fantasma de una ex-alumna de la institución.

Taboada construye una atmósfera gótica asfixiante con elementos de suspenso psicológico dónde las protagonistas del relato poco a poco desenredan el misterio tras la muerte del espectro.

Ese mismo año, contando nuevamente con la participación de Marga López como personaje principal, estrenó «El Libro de Piedra», presentando a una institutriz que descubre que su joven pupila cuenta con un amigo imaginario que pudiera estar conectado a un antiguo secreto albergado en la mansión dónde vive.

Con una narrativa más enfilada en ilustrar el descenso a la locura de sus protagonistas, la película sobresale por presentar una conclusión abruptamente trágica e inquietante, alejándose del «final feliz» al cual las audiencias del momento estaban acostumbradas.

Con una clara influencia de Edgar Allan Poe, «Más Negro que la Noche» (1975) introdujo un nuevo miedo dirigido hacia los gatos negros con Becker, el acompañante de la tía Susana, quién al morir ha heredado su residencia señorial y todo su contenido a su sobrina Ofelia.

La única condición: cuidar de Becker como un inquilino más, al haber sido su única compañía durante sus últimos días. Los días pasan con naturalidad para Ofelia y tres amigas a las que invitó en el proceso de limpieza del lugar, hasta que el gato aparece muerto, desatando una serie de sucesos paranormales cada ve más siniestros. Claudia Islas, Susana Dosamantes, Lucía Méndez, Helena Rojo y Pedro Armendáriz Jr. forman parte de su impecable elenco.

Señalada por cineastas como Guillermo del Toro o Quentin Tarantino como una de sus principales influencias, «Veneno para las Hadas» (1984) es quizás una de las cintas de horror más inquietantes jamás realizadas en nuestro país, con una estética plagada de simbología ocultista y elementos ambiguos que se mueven entre lo psicológico y lo sobrenatural.

Verónica es una niña huérfana que vive en una villa en ruinas junto a su abuela y su supersticiosa niñera, quién comparte con ella incontables historias sobre brujas que insiste, son ciertas. Estas han calado profundo en la mente de la pequeña, quién se convence a si misma de ser una bruja.

Al conocer a Flavia, una tímida niña de educación atea, encontrará la oportunidad perfecta para contar con un testigo para demostrar lo que ella considera sus poderosos dones, iniciando un perverso juego de poder y sumisión entre ambas.

Una de las particularidades más atractivas en su propuesta estética es, junto al juego en el uso de secuelas en blanco y negro que se pintan con el color de la sangre, es la falta de rostros adultos durante el metraje, ya que estos solo son presentados de espaldas a la cámara o con el rostro recortado en el encuadre.

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