En Sinaloa, más de la mitad de la matrícula de las IES se concentra en campos de formación orientada a los servicios (54.3%), que no tienen incidencia directa con el aumento de la capacidad productiva de la entidad. En las últimas décadas, uno de los crecimientos más bajos en la matrícula corresponde al campo de las ingenierías, la manufactura y la construcción y, en el campo de las Ciencias naturales, exactas y de la computación, la matrícula de Sinaloa creció apenas 47.2 mientras en el país el aumento fue de casi 97 por ciento.

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Hace dos semanas, en la Universidad Católica de Culiacán, la Maestra en Ciencias Económicas y Sociales, Blanca Patricia Lara Bojórquez, presentó su examen para obtener el grado de Doctora en Ciencias de la Educación. Lo hizo de manera brillante mostrando y explicando los aspectos más relevantes del trabajo de investigación Pertinencia social de las instituciones de educación superior: estructura económica y demanda de educación superior en Sinaloa, 2000-2020. Tuve la oportunidad de dirigir la tesis de Blanca, me siento muy satisfecho de los resultados obtenidos y hoy quiero compartirlos con ustedes.

El objetivo general de esta investigación fue identificar la concordancia entre la formación de recursos humanos con estudios de nivel superior en el estado de Sinaloa, con los requerimientos de la estructura económica de la entidad. En realidad, el estudio contemplaba analizar la situación en todas las entidades federativas del país, pero poner énfasis en el caso de Sinaloa.

 

La hipótesis central de la investigación fue que, en el estado de Sinaloa, la falta de una estrategia en la formación de capital humano con orientación a las actividades productivas, particularmente con capacidad para incorporarse a laborar en el sector secundario, ha limitado las posibilidades de crecimiento económico del estado, colocándolo en desventaja frente al avance de otras entidades del país. Se planteó también que esta carencia de alineación estratégica entre la formación de recursos humanos por parte de las Instituciones de Educación Superior (IES) de la entidad y las necesidades específicas de los sectores productivos, ha resultado en una menor generación de empleos calificados y un desarrollo económico regional menos dinámico.

¿Por qué el interés por estudiar y tratar de encontrarle explicación a esta problemática?

En principio porque identificamos que en los últimos 43 años (1980-2022), la economía sinaloense creció 1.7 por ciento, menos que la media nacional (2.0), ocupando en el ranking nacional la posición 24, por lo que puede considerarse una entidad de bajo crecimiento. También, que Sinaloa forma parte de las entidades con una baja dinámica económica y su PIB per cápita es de los más bajos (ocupa el lugar 17 en el ámbito nacional).

Además, observamos que la estructura productiva de la entidad no se corresponde con la que caracteriza a las entidades que han destacado como las más prósperas y dinámicas en términos económicos, en las últimas décadas. En estas últimas, las actividades secundarias tienen un peso hasta dos veces superior al que ocupan en la estructura económica sinaloense y, en particular, la participación de las actividades manufactureras en el conjunto de las actividades productivas de las entidades es hasta tres veces más grande que en Sinaloa, en los estados de Sonora, Baja California, Aguascalientes, Querétaro o Nuevo León.

¿Qué tiene que ver un escenario como este con las IES y lo que están estudiando los jóvenes en las distintas entidades del país?

Lo que pasa es que, de acuerdo con la teoría y el estado del arte sobre la cuestión, en un escenario como este, la actuación de las IES puede ser reactiva o proactiva. Una política educativa de tipo proactiva es aquella que pone las cosas en la perspectiva del desarrollo económico e impulsa el tipo de carreras profesionales que requiere una región si se pretende contribuir a modificar la estructura productiva a favor de procesos de industrialización, generando los profesionales que hacen falta para que esa reorientación cuente con los cuadros profesionales y técnicos que permitan el impulso hacia el cambio. Es decir, las IES son asumidas como factores de cambio y no simplemente como formadoras de profesionales que se incorporan a una economía y a una sociedad estáticas.

Nos preguntamos entonces ¿En Sinaloa la oferta educativa de las IES se adapta a las circunstancias imperantes o busca contribuir al cambio en la ruta de la diversificación económica y el desarrollo?

Una visión intuitiva nos sugirió que la formación de recursos humanos por parte de las Instituciones de Educación Superior no está respondiendo adecuadamente a los requerimientos de la estructura productiva de la entidad, lo que significa que la pertinencia social de estas instituciones es por lo menos cuestionable. El problema principal reside en la necesidad de romper el círculo perverso de la falta de crecimiento económico como factor que limita la interacción eficaz de la producción con la educación, mientras que la insuficiencia de esta interacción limita las posibilidades del crecimiento y el desarrollo económico.

Queríamos pues saber, ¿Cómo se refleja el empleo de mano de obra educada, en términos de la formación de recursos humanos por parte de las IES, en la trayectoria del crecimiento económico de las entidades federativas y particularmente de Sinaloa, durante los últimos veinte años? ¿En qué medida responde la formación de recursos humanos por las IES de Sinaloa a las necesidades de los sectores productivos e impulsa el crecimiento y el desarrollo de las economías regionales a través de sus sectores más dinámicos?

Para dar respuesta a estas preguntas se realizó un diagnóstico de la situación de Sinaloa en dos ámbitos: el de la educación superior y el de la evolución económica. A través de la Estadística Espacial se realizó un Análisis Exploratorio de Datos Espaciales (AEDE) y se construyeron, estimaron y analizaron Modelos Econométricos de Efectos Fijos con datos de Panel. Estos últimos utilizaron como variable dependiente a SCOMP, que es un indicador del peso que en cada una de las economías estatales tienen las actividades más dinámicas y complejas (las industrias manufactureras ligadas a la atracción de IED y a las exportaciones manufactureras) constituyendo un indicador de la fortaleza económica de cada entidad. Como variables explicativas, PES: Participación relativa de la población con estudios superiores en el total de la población ocupada estatal; ECAP: Proporción de la matrícula en campos asociados a la producción (Agronomía y veterinaria, Ciencias naturales, exactas y de la computación e, Ingeniería, manufactura y construcción) con respecto a la matrícula total, como indicador de la orientación de la demanda de educación superior hacia áreas asociadas al crecimiento económico; TPIBPC: Tasa de crecimiento del ingreso per cápita estatal como indicador del nivel del bienestar de la población del estado y; TPIBE: Tasa de crecimiento del producto estatal como expresión del aprovechamiento de las economías regionales de las condiciones que brinda la apertura comercial y las relaciones económicas que pueden derivarse a partir del TLCAN y el T-MEC.

¿Cuáles fueron los hallazgos más importantes?

Lo primero es que, en Sinaloa, más de la mitad de la matrícula de las IES se concentra en campos de formación orientada a los servicios (54.3%) que no tienen incidencia directa con el aumento de la capacidad productiva de la entidad. Que, en los últimos diez años, uno de los campos que muestra mayor crecimiento está asociado directamente a la producción primaria, como es el caso de Agronomía y veterinaria, cuya matrícula aumentó 111 por ciento. Que, en el mismo periodo, la matrícula en el campo de los servicios aumentó en 113 por ciento. El segundo más grande considerando todos los campos. También, que uno de los crecimientos más bajos en la matricula corresponde al campo de las ingenierías, la manufactura y la construcción. Finalmente, que llama la atención que, en la última década, en el campo de las Ciencias naturales, exactas y de la computación, la matrícula de Sinaloa creció apenas 47.2 mientras en el país el aumento fue de casi 97 por ciento.

Estos datos permiten concluir que en Sinaloa la terciarización de la matrícula es evidente al revisar las cifras en los campos de formación claramente orientados a la inserción laboral en el sector terciario de la economía. Que en general se han mantenido las proporciones en lo referente a la orientación sectorial de la matrícula, en donde, al menos de manera preliminar, no se encuentran indicios de que en el corto plazo se registre un cambio de tendencia que favorezca e impulse la matrícula en los campos de formación profesional vinculados directamente a la producción. Las cifras anteriores permiten advertir que no existe una tendencia hacia la modificación de los patrones observados hasta ahora en términos de orientación de la matrícula. Ante una economía terciarizada y con poca participación del sector manufacturero, la matrícula obedece fielmente a estas condiciones y se orienta hacia su reforzamiento y no hacia el impulso del sector industrial y manufacturero como eje articulador del desarrollo económico de Sinaloa.

Al mismo tiempo, pero en el ámbito económico, observamos que en Sinaloa la estructura productiva poco ha cambiado en los últimos años y no existen señales de que se estén sentando las bases para caminar en sentido contrario a lo que significa la mayor concentración de las actividades económicas en el comercio y los servicios. La aportación de nuestras manufacturas al plano nacional sigue siendo muy escasa y sin mostrar mayores cambios en los últimos cincuenta años. En cuanto a IED en los años recientes hemos mejorado muy poco, ya que en 2019 Sinaloa solo captó el 0.75 por ciento de la IED nacional ocupando la posición 26 en el conjunto de las entidades federativas. Una de las expresiones de nuestra baja competitividad se manifiesta en la composición y magnitud de nuestras exportaciones y sobre todo en su escasa complejidad. En buena medida esto se debe a que nuestra actividad manufacturera es poco relevante en el conjunto de las actividades productivas.

Con base en el análisis espacial, se encontró que, en el ranking nacional, para la variable SCOMP, Sinaloa se ubica en la posición 25 y forma parte del grupo de entidades en las que los sectores complejos e industrializados tienen una baja participación en su estructura productiva.

 

En la variable ECAP Sinaloa ocupa el lugar 25 en el conjunto de las entidades federativas y forma parte del grupo con baja participación del ECAP en la matrícula total profesional de las entidades federativas. Los datos de matrícula en ECAP resultan de la matrícula acumulada de los campos de Agronomía y veterinaria; Ciencias naturales, matemáticas y estadística; Ingeniería, manufactura y construcción y; Tecnologías de la información y la comunicación. Para simplificar llamamos a estos tres últimos, Matemáticas, Ingenierías y Tecnologías, para identificar la posición de Sinaloa en cada uno de ellos.

En el ranking nacional, para Matemáticas, Sinaloa con 8.4 por ciento se ubica por debajo de la media y en la posición 15. En la variable Ingenierías, Sinaloa (15.5%) ocupa la posición 29, evidenciando, en términos relativos, la baja matrícula en carreras relacionadas con la ingeniería, la manufactura y la construcción. En la variable Tecnologías, Sinaloa (4.3%) se ubica en el puesto 27, en la parte baja de la tabla, dónde están las entidades federativas con muy baja matrícula en las carreras relacionadas con las Tecnologías de la información y la comunicación.

Por su parte, la modelización econométrica revela, al igual que el análisis espacial, la evidente relación directa que existe entre las variables SCOMP y ECAP, lo que significa que una de las razones que podrían estar explicando que la poca participación de los llamados sectores SCOMP en las estructuras productivas estatales, tiene que ver con el perfil del capital humano que se está formando en las Instituciones de Educación Superior.

Las entidades federativas con estructuras productivas más equilibradas y en mayor concordancia con el modelo de crecimiento nacional, son, al mismo tiempo, las que más jóvenes están formando en carreras relacionadas con las matemáticas, las estadísticas, las ingenierías, la construcción y, las tecnologías de la información y la comunicación.

 

Sinaloa, como otros estados, se encuentra en desventaja ya que la población estudiantil matriculada en los llamados campos ECAP es muy poca y no alcanza a impactar la diversificación de la estructura productiva estatal o puede entenderse también, que no genera las condiciones para atraer inversiones hacia los sectores SCOMP.  En Sinaloa, por ejemplo, con datos del 2021, se observa que la mayor cantidad de matrícula la concentran los campos de formación Administración y Negocios y, Ciencias Sociales y Derecho, mientras que, en entidades como Coahuila, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro, el primer lugar en matrícula corresponde al campo de formación en Ingeniería, manufactura y construcción, componente del ECAP.

En estados como Sinaloa, además, los aumentos marginales que pudieran darse en la variable ECAP generarían, al menos que fueran muy grandes, pocos efectos en la estructura productiva de las entidades a favor de los sectores SCOMP. Los modelos econométricos utilizados que mayormente son modelos de panel con efectos fijos de sección cruzada señalan a Sinaloa en el grupo de entidades con menores efectos fijos.

Sinaloa enfrenta el reto de diseñar una estrategia orientada a modificar su estructura productiva haciendo que en ella ganen participación las actividades industriales, especialmente las manufacturas. Es necesario un ejercicio de planeación estratégica con respecto a los campos del conocimiento a los que se les da prioridad en la formación de los jóvenes. Resulta evidente que promover carreras profesionales orientadas a la producción o aquellas llamadas ECAP o STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), se ha vuelto clave para impulsar el desarrollo económico, la innovación y la competitividad. Este hecho resalta la necesidad de administrar y gestionar de manera eficaz los procesos educativos en el contexto sinaloense con el objetivo de potenciar la eficacia y calidad de la educación en función de las demandas económicas y sociales de la región.

Se concluye así que las entidades en donde con sentido estratégico los jóvenes están estudiando y han estudiado carreras profesionales con un cierto perfil, se consigue que, al incorporarse a las actividades productivas, se impulsen sectores con mayor productividad, complejidad y dinamismo. Los resultados encontrados revelan que una de las razones que explica la poca participación de los llamados sectores SCOMP en las estructuras productivas estatales, tiene que ver con el perfil del capital humano que se está formando en la Instituciones de Educación Superior.

 

Este análisis está dedicado a la Dra. Blanca Patricia Lara Bojórquez. Una felicitación por su dedicación y el esfuerzo realizado. Que sea el inicio de una próspera trayectoria como investigadora.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO