LA ISLA DE LAS MUJERES DEL MAR, es una novela basada en la realidad, que nos da a conocer la vida de las buceadoras surcoreanas en la isla Jeju en Corea del Sur. La historia se desarrolla en la época de la Segunda Guerra Mundial en que también se desata la guerra de Corea  contra  los Estados Unidos de Norteamérica.

Las Haenyeo, como son conocidas las mujeres buceadoras, en su dialecto se autonombran “Jamnyeo”. Son grandes nadadoras que se sumergen al mar, hasta por debajo de 10 metros y con un tiempo hasta de 5 minutos, sin equipo de oxígeno, sólo usando su controlada respiración,  un traje hecho por ellas y unos lentes rudimentarios. Se dedican a la pesca de mariscos, algas y moluscos; sólo que el producto de su pesca no es para ellas, sino para comercializarlo con el fin de ayudar al sostén de la familia. Cuando las buceadoras están en muy avanzada edad, se dedican a recolectar algas en la playa, para venderlas en los mercados. Las Haenyeo trabajan, además, en sus propias parcelas durante su tiempo libre, cuidan a los hijos, remiendan la ropa y se ocupan de mantener el hogar en buenas condiciones. Casi todas llevan su embarazo a sus labores de pesca; algunas paren a sus hijos en pleno mar o en la mísera barca que las traslada.  Los esposos no trabajan, se dedican únicamente al  cuidado de los hijos mientras sus madres se encuentran buceando, hacen el aseo de la casa y engendran hijos.

La novela nos conduce a la época de la ocupación Japonesa en Corea. En la isla Jeju, los invasores imponen sus leyes con elevadas restricciones y crueles castigos por desobediencia .  Las únicas que les merecen cierta consideración, son  las buceadoras por ser el sostén económico de la isla. Ellas, afiliadas a una cooperativa representada por la mujer más experta y con sobrada fortaleza,  se rebelan y protestan ante los abusos de los japoneses, pero son acalladas violentamente, golpeadas y humilladas.

En 1947, los japoneses fueron reemplazados por soldados Estadounidenses que formaban las Compañías del Gobierno Militar de su país. Para desconsuelo de los isleños, los nuevos invasores invitan al antigüo Ejército Imperial Japonés para aliarse en su desempeño de conquistadores. Los coreanos de la isla ansiaban una democracia e intentaron algunos levantamientos. Fueron acusados de comunistas y los castigos, extremos. Sin embargo, en lo más alto de las montañas y escondidos en cuevas, se conforma un grupo de rebeldes que han estado acumulando armas y mucha rabia en su interior; la pretensión mayor era la de reunificar a las dos Coreas y librarse de la ocupación extranjera. Cientos de coreanos bajaron de los cerros provocando una guerra cruenta y desigual, los cadáveres de los rebeldes eran arrojados al mar y las chozas de los lugareños devastadas por el fuego. Las mujeres buceadoras vieron morir a sus familiares, desaparecer sus hogares y sobrevivieron con lo único que sabían  hacer muy bien; Bucear en busca de alimentos.

La historia, perfectamente bien documentada por Lisa See, y narrada por dos niñas que comenzaron el oficio de buceadoras a la edad de 7 años, se vuelven amigas inseparables, sus destinos en la adultez se encaminan diferentes y aún así el estrecho lazo que las unía, persistió, hasta que inevitablemente, se tuvieron que separar cambiando   el cariño que las ataba, por las fuerzas de un odio y rencor persistente hasta el fin de sus días. En definitiva, se trata de  un homenaje a las valientes buceadoras que hasta el presente, existen y han sido nombradas por la UNESCO, como patrimonio de la humanidad.

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