Hace algunas colaboraciones atrás dediqué este espacio a la Economía Digital. Hoy me referiré a un concepto que guarda relación con ese tema y se conoce como Industria 4.0. Consideré que era pertinente hacerlo dada la relación que este tiene con la competitividad de las regiones en el marco de las transformaciones digitales y la vinculación que guarda con los factores asociados a las exigencias del fenómeno del nearshoring. La industria 4.0 se define como el avance hacia un mundo donde los dominios físicos, digitales y biológicos se están fusionando con diversas tecnologías como la automatización, robotización, realidad virtual y aumentada, internet de las cosas, inteligencia artificial, cloud computing, big data, energías renovables, entre otras, para crear sistemas ciberfísicos inteligentes que posibilitan llevar a cabo nuevos procesos industriales de mayor valor agregado, flexibles, veloces, eficientes y sostenibles.
La Industria 4.0 (I4.0) se ha vuelto muy relevante porque hace referencia a un conjunto de tecnologías disruptivas vinculadas al desarrollo productivo. Conceptos como Smart Manufacturing, Smart Industry e Internet Industrial son mencionados en la literatura que analiza a la llamada I4.0. Se refieren a tecnologías orientadas a la digitalización de procesos productivos, la gestión de grandes cúmulos de información (big data) y la creación de cadenas digitales que permiten la comunicación entre productos, ambiente, socios comerciales y consumidores/usuarios. La I4.0 se comprende a partir de dos componentes principales: el tecnológico, vinculado a la noción de una fábrica hiperconectada con dispositivos capaces de tomar decisiones y comunicarse entre sí, y el de negocios, que alude a la creación de nuevos modelos de negocio como la economía colaborativa, y a la generación de productos altamente personalizados e inteligentes.
Para elaborar este análisis me basaré en los argumentos y los resultados del trabajo de investigación Entidades federativas de México ante la Industria 4.0: una propuesta de medición, con el que María de los Ángeles Ortiz Espinoza obtuvo el primer lugar en el Premio “Eliseo Mendoza” que otorga La Universidad de Guadalajara, por medio del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, con el patrocinio del Grupo Neolpharma.
Para empezar, el análisis de Ortiz Espinoza revela que solo seis entidades federativas hacen referencia de manera explícita a la I4.0 en sus Planes Estatales de Desarrollo (PED). Son los casos de Aguascalientes, Morelos, Nuevo León, Guanajuato, San Luis Potosí y Yucatán. Sin embargo, prácticamente todas las entidades federativas consideran algún componente de innovación tecnológica, ya sea en el ámbito educativo, la gestión administrativa del gobierno o en relación con el desarrollo económico de los estados. Se señala que aquellos estados que enfatizan más el aspecto tecnológico suelen ser en los que hay una presencia de clústeres industriales en sectores considerados de alta tecnología como es el caso de Guanajuato (automotriz) y Nuevo León (automotriz, aeroespacial y médico). Sin embargo, llama la atención que estados como Querétaro, Baja California, Sonora y el estado de México no cuenten con una política de planeación explícita respecto a la I4.0 a pesar de formar parte de los clústeres automotriz y aeroespacial. En el PED de Sinaloa, lo que se encontró fue que el enfoque de Ciencia Tecnología e Innovación (CTI) tiene que ver con el desarrollo sostenible de los sectores productivos y las políticas de vinculación y negocios. Además, que los sectores estratégicos considerados son la manufactura, bioeconomía, logística, procesamiento de alimentos, turismo, TIC y energías y, en cuanto a capacitación y educación en CTI, se considera la formación de capital humano y el impulso a la divulgación y la enseñanza.
La mayor aportación del estudio realizado por Ortiz Espinoza es la construcción del Índice de Condiciones ante la I4.0 (ICI 4.0), cuyo propósito es mostrar, en las entidades federativas de México, las condiciones actuales frente a este tipo de industria. Asimismo, se busca identificar si existe algún tipo de relación entre las políticas de planeación desarrolladas por las entidades federativas y sus condiciones ante la I4.0. Para cumplir con este propósito se generó un indicador compuesto de 18 variables contenidas en cinco dimensiones o subíndices. Estas dimensiones son Política de ciencia y tecnología, Políticas comerciales, Mipymes, Políticas sectoriales (clústeres) y Economía resiliente. Tomando en cuenta las desviaciones estándar con respecto al valor promedio, los resultados del ICI 4.0 se organizaron en seis categorías: Muy alto, Alto, Medio alto, Medio bajo, Bajo y Muy bajo.
Los resultados del Índice revelan que los niveles altos de ICI 4.0 se concentran en la franja norte central del país, mientras que las regiones con niveles más bajos se encuentran en la zona sur y en la costa del Pacífico. Se menciona que esta tendencia está relacionada con la ubicación tanto de industrias manufactureras, como de clústeres industriales. Sin embargo, se esperaría que entidades como Chihuahua, donde existen dos clústeres industriales de alta tecnología, el aeronáutico y el de la industria electrónica, y un consorcio vinculado al desarrollo y promoción de la I4.0, tuviera mejores condiciones, pero no es así.
Si bien los estados industrializados son los que tienen mayor puntuación en el índice, es importante señalar que no sólo se consideraron variables directamente relacionadas con la manufactura, sino que también se incorporaron otros elementos como el desarrollo de las Mipymes y su fortalecimiento, así como factores relacionados con CyT, investigación y matrícula en áreas STEM, aspectos que impactan en otras áreas productivas.
En la parte más alta de la tabla se encuentran Baja California, Nuevo León, Querétaro, Aguascalientes y CDMX. Todas, con excepción de CDMX, se caracterizan por tener importantes zonas industriales con presencia de clústeres. Sin embargo, se destaca que la CDMX al ser la capital del país, era de esperarse que tuviera una buena posición dado los recursos de los que dispone en distintas áreas y sectores, puesto que ahí se concentran mayores capacidades de competitividad.
Puede observarse también, que entidades con los mayores indicadores de pobreza, como Oaxaca, Guerrero o Chiapas, son aquellas con menos elementos para resistir a la tecnologización de los sectores productivos. Como una importante conclusión, Ortiz Espinoza señala que las tecnologías disruptivas y la hiperconectividad económica no es que estén creando nuevas diferenciaciones sociales, sino que están profundizando aquellas ya existentes como son las diferencias étnicas, etarias, de ingreso o de género.
En el ICI 4.0, Sinaloa ocupa la posición 17 y forma parte de las entidades ubicadas en la categoría medio alto (aunque está a una posición de colocarse en medio abajo). Considerando las dimensiones que fueron tomadas en cuenta para la elaboración del Índice, Sinaloa tiene las mejores posiciones en los subíndices de Mipymes (10) y Política de ciencia y tecnología (12). Es decir, en lo que más destaca es en uso de Internet, compras y ventas por Internet, presupuesto en CyT, centros de investigación y número de investigadores. Estas dimensiones las lideran, respectivamente, Baja California Sur y Nuevo León.
El mayor rezago de Sinaloa se evidencia en la dimensión de Políticas comerciales en la que ocupa el puesto 24. Las variables consideradas en este caso se refieren a número de patentes, y exportaciones de medio y alto nivel tecnológico. La dimensión la encabeza el estado de Querétaro. Sinaloa, además, se encuentra un poco debajo de media tabla en las dimensiones Economía resiliente (13) y Políticas sectoriales (14), cuya importancia es evidente ya que incluye variables como matrícula en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), población ocupada en actividades de alta tecnología, infraestructura y desarrollo digital, presencia de clúster, complejidad económica, y producción de bienes de alta tecnología. Aquí están para la entidad sus mayores rezagos.
Termino este análisis con algunas reflexiones finales. Obviamente la adopción de la I4.O, para bien y para mal impactará el mercado laboral de las regiones. Un análisis hecho por El Economista señala que, según un estudio del Foro de Davos, la pérdida de empleos debida a la automatización se compensará en los próximos años con la creación de 2 millones de nuevos empleos en las áreas de computación, ingeniería, arquitectura y matemática. Según los resultados del estudio, se estima que en 10 años (2018-2028) habrá 4.6 millones de nuevos puestos de trabajo en la industria 4.0 disponibles solo en Estados Unidos.
De frente a estos escenarios, los gobiernos de los estados, las universidades y las empresas tienen retos muy importantes que atender, porque el trabajo conjunto que deben realizar posibilitará no rezagarse en términos de competitividad nacional e internacional en tiempos de la llamada Cuarta Revolución Industrial. Es el momento que las universidades y los gobiernos estatales deben aprovechar para diseñar las carreras y los planes de estudio que permitan atender las exigencias de la I4.0. También es el momento para que las entidades federativas diseñen leyes y políticas públicas para el impulso de la Industria 4.0.
Referencias
Ortiz Espinoza, M. Á. (2024). Entidades federativas de México ante la Industria 4.0: una propuesta de medición https://premioeliseomendoza.cucea.udg.mx/ganador/32
Ortiz, Jimena (2022). Industria 4.0: una oportunidad para los estados y municipios. https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Industria-4.0-una-oportunidad-para-los-estados-y-municipios-20221223-0015.html
Vázquez, Victor (2022). México, líder latinoamericano de la industria 4.0. https://mexicoindustry.com/noticia/mexico-lider-latinoamericano-de-la-industria-40-
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