El gobierno incumple con sus responsabilidades básicas: libertad, seguridad, prosperidad, derechos humanos y propiedad. Su móvil, obtener riqueza y más riqueza, a cambio de hacerles creer a la sociedad que viven en el imaginario de una realidad ficticia y reiterar que la 4t es la experiencia política más exitosa del mundo y, como en su momento AMLO lo dijo, ejemplo a seguir por su estrategia económica, la cual habría que patentizar. La realidad, el día a día de los mexicanos es su desintegración, inseguridad y empobrecimiento.

Inseguridad

La inseguridad ha llegado al campo y la ciudad, y está presenta desde la sierra hasta la costa. Las carreteras son intransitables por la noche y los caminos rurales sólo los pueden recorrer los vecinos del lugar. A los mexicanos se nos negó la libertad para gozar de las inmensas bellas de nuestro territorio y somos nosotros quienes nos autoimponemos el toque de queda a la hora que se presenta la mínima violencia.

Duele ser testigos del vertiginoso crecimiento de robos, hackeos, extorsiones, cobro de piso, violaciones, asesinatos y feminicidios. Y es una tragedia nacional el constatar la cantidad de jóvenes que a temprana edad quedan atrapados en la drogadicción (se contabilizan 35.6 millones de personas vulnerables atrapadas en las drogas) o son parte de una delincuencia que cada vez su actuar es más infrahumano.

La administración de AMLO cerró el sexenio con 199.952 asesinatos, 51.791 desaparecidos, 2.399 multihomicidios (masacres) y un rezago forense que superó los 52.000 restos humanos sin identificar, y sin incluir los fragmentos óseos recuperados en la infinidad de lugares donde las madres buscadoras los han encontrado. Y lo grave de esta pérdida de valores es que se han intensificado los campos de exterminio como el documentado al interior del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, conocido como el “Auschwitz mexicano”.

No extrañe, pues, que entre el 2018 y el 2024, de 142 naciones, en seguridad México pasó del lugar 99 al 133 y en estado de derecho, por la impunidad que hay detrás de toda esa barbarie, del 92 al 116, en justicia civil del 100 al 131 y en justicia penal del 105 al 132.

Pobreza

La prosperidad es un objetivo inalcanzable para el grueso de los mexicanos. Al interior del País, las estructuras regionales, estatales y municipales se desarticulan, poco aportan al PIB nacional y ninguna entidad ha logrado diversificar su estructura económica ni institucionalizar proceso que eleven la calidad de su base natural de recursos, como tampoco hacer que el sector primario sea el eje potenciador de los sectores secundario y terciario. Al gobierno, vergüenza le debería dar que México siga siendo un país maquilador y ensamblador, cuando su responsabilidad es que todos los mexicanos tengan las capacidades técnicas, organizacionales y cognoscitivas para ser exitosos y competitivos en los mercados nacionales e internacionales.

Entre el 2018 al 2024, la tmca del PIB nacional fue cero, la desintegración de la economía doméstica es absoluta y sin capacidad para subsanar la infinidad de cuellos de botella que le demanda permanecer en el sector formal de la economía. No extrañe, pues, que en competitividad México pasó del lugar 51 al 56, y en desarrollo humano del lugar 74 se pasó al 77. Lo cual, por un lado, explica el comportamiento creciente del sector informal y de una deuda pública que de 10.8 billones de pesos (BP) en el 2018, pasó a 17.5 BP a finales de 2024, y para febrero del 2025 era ya de 17.9 BP. Y por el otro, el imparable costo de la canasta básica, las deficiencias mortales del sector salud, el retroceso del sistema educativo, la fuga del capital intelectual, la alta mendicidad que se observa en las ciudades, el cierre estrepitoso de microempresas y la creciente existencia de millones de mexicanos que por la vía del braserismo aspiran al sueño americano. La realidad es cruel y pero esa es lo que el gobierno ha hecho.

Me uno al sentimiento de los millones de mexicanos que estamos hartos de los malos gobierno y de la basura de los políticos que desde el congreso modifican la Constitución para más bajezas sociales, económicas e institucionales. Por eso, a México le digo que la raíz del problema nacional no es la economía, sino la política, y que más populismo no es más democracia.

Bajo un entorno con todas esas deformaciones, la SOBERANÍA es letra muerta y no le queda a la presidenta más que acatar todo lo que Donald Trump le ordena. Que se requiere un cambio radical, SÍ, pero ¿cómo?

Que en México se requiere un cambio radical tanto del gobierno como de sus instituciones constitucionales, SÍ; que hay necesidad de instituir un sistema de reglas para que cada uno de los poderes, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, quede a cargo de las más altas y honrosas virtudes políticas, económicas y sociales, SÍ y; que ello demanda la necesidad de un nuevo Constituyente, SÍ. No hay duda de ello.

En la Juventud está la esperanza

Pecaríamos de ingenuos si creyéramos que el gobierno lo va hacer. El verdadero cambio debe venir de la sociedad, y liderado por la grandeza, capacidad y talento que tiene la juventud. Sin embargo, hay una tarea previa por hacer ya que conceptos como desarrollo, soberanía, división de poderes, democracia, Constitución, república y federalismo les es desconocido, así como las condiciones que debe haber parta organizaciones de gobiernos exitosos. Para ello, gobierno, partidos y políticos son discusiones que evaden y que prefieren obviar. Y si los adultos sabemos que estamos en la antesala de tener gobiernos como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua, el pensamiento de ellos está en otra preocupación. Esta barrera la debemos superar.

Propongo:

Formación de un equipo virtuoso. Entre la parte más competente de la marea rosa y de la juventud, conformar un equipo virtuoso que potencie los canales de ilustración sobre de los qué y los cómo engrandecer a México y extirparle todos sus cánceres y gangrenas. Dignificar el gobierno y la política es condición necesaria para potenciar la grandeza de México.

Pero no hay que pecar de ingenuos ni creer que un nuevo partido, por más necesario que sea, lo va hacer. Si bien dentro de las 89 asociaciones civiles que aspiran a convertirse en un partido político, SOMOS MEXICO potencialmente representa la mejor opción, sin el despertar cívico-político de la juventud será sólo un partido de oposición más. En paralelo se puede hacer y darles a los jóvenes toda la información para que ellos potencien el dialogo con sus pares y familia. Y no hay que esperar.

Cuando logremos que la juventud hay interiorizado todos los temas que le atañen la razón de ser del gobierno, en ese momento será la sociedad la determinante y sobre ella girará la razón de ser de los partidos. Hay que invertir la ecuación y un partido no lo va hacer, sino la juventud.

Y mientras eso sucede hay una tarea política de importancia de Estado. Detener el espectacular circo que hay detrás de la elección de jueces y ministros y revertir las reglas para que un filtro rígido de constitucionalistas sea el proceso para ostentar esas sagradas responsabilidades.

A la marea rosa y a Somos México, en coordinación con los jóvenes, les compete hacer esa convocatoria y movilización.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO