Elecciones atípicas. Ni limpias, ni trasparentes, tampoco ejemplares.

El 2 de junio, millones de ciudadanos nos preparamos para emitir el voto y desde las 8 AM, con alegría, nos formarnos para hacerlo. En lo personal, después de emitirlo, hice un recorrido por la ciudad y observé la fiesta cívica que ese momento significaba. El deseo era firme y en infinidad de casillas el ánimo giraba en sacar a Morena de gobierno y multitud de casillas los ciudadanos gritaban “Afuera Morena” y a sus candidatos los insultaban con calificativos de “Corruptos y Vendidos”.

Infinidad de ciudadanos, a la vez, le ratificaban su voto a un gobierno que por primera vez apoyaba a los pobres; que todos robaban pero que el actual apoya. Un programa Constitucional, principalmente, fue el móvil para ratificarle a Morena el voto.

Millones de ciudadanos que votaron están lejos de entender lo que significan los contrapesos, el marginal crecimiento del PIB de 2018 a la fecha, la desaparición de fideicomisos, el incremento billonario de la deuda pública, el infructuoso costo de las obras faraónicas, el colapso del sistema de salud, el deterioro del educativo, y mucho menos lo que significa controlar la SCJN, la desaparición de los organismos autónomos y concentrar de nuevo el proceso electoral en el gobierno.

 

Millones de ciudadanos fuimos testigos de un proceso electoral sesgado a favor de la candidata del oficialismo, donde toda la fuerza del Estado se puso a su disposición y donde ella una y otra vez reiteraba la continuidad de un absolutismo populista y comprometida en hacer realidad el Plan C de AMLO y toda su reforma propuesta el pasado 5 de febrero.

De tiempo atrás, fuimos testigos de un gobierno que silencio al INE y al INAI y que evitó la designación de los magistrados faltantes del Tribunal del Poder Electoral. De un gobierno donde el acarreo era un insulto descarado y más lo era el pago que ello significaba, como lo evidenciaron las cámaras en casas y edificios.

Sabíamos que la actual administración del INE el gobierno la controla y que fue complaciente de todas las anomalías que el Presidente y Morena cometían. Un INE que quiso endosarle al Frente Fuerza y Corazón el costo de la concentración del 19 de mayo pero que fue mudo de los cientos de camiones que costaba el acarreo a los mítines de su candidata.

Un INE que fue incapaz de decirle a la nación que los programas sociales eran Constitucionales y que su desaparición no podían ser parte de una campaña política; un INE que no fue insensible ante el asesinato de los 34 aspirantes ni los 231 homicidios de considerar a funcionarios o exfuncionarios, políticos o ex políticos, familiares y víctimas colaterales.

Un INE que fue incapaz de garantizarle a los partidos de oposición su representación en todas las casillas y que desatendió el mapa de riesgo que Fuerza y Corazón por México le presentó el 9 de mayo, donde el 28.8% de las secciones estaba en focos rojos.

Acudí a la casilla especial 0785, y fui testigo de colas interminables en la que el ciudadano esperó hasta 4 horas para emitir su voto, y feliz por haberlo hecho.

 

El ánimo en el grueso de las casillas estaba polarizado, Quienes deseaban sacar a Morena de Palacio Nacional y quienes lo apoyaban, y, según el CP, era el bando que predominaba.

Llegadas las 6 PM, surgiría la gran incógnita: ¿habría diseñado AMLO un mecanismo para manipular el resultado de la elección y que su candidata ganará con los márgenes de maniobra que las encuestas señalaban?

La duda era razonada y bases había para ella. Si el Presidente hizo lo contrario a lo que exigió como candidato, era obvia la duda, y más que su formación política fue dentro del partido que hasta los muertos votaban y que a su lado estaba el arquitecto de los fraudes patriotas y responsable de la caída del sistema en 1988. Por alguna razón ese personaje estaba a su lado desde el inicio de la administración.

Un motivo político tendría que existir para debilitar el Tribunal Electoral, Cargos que faltan por nombrar: dos magistraturas de la Sala Superior, 6 magistraturas regionales federales y otras 36 vacantes de magistraturas electorales. Lo que dificultará que estos órganos operen de forma óptima ante las revisiones constitucionales que la elección demandará. Y no fue la falta de exhortos, sino que el senado hizo caso omiso de esa responsabilidad Constitucional de la que depende calificar la elección.

 

Es claro que debe haber un común denominador entre debilitar al Tribunal Electoral, paralizar el INAI, denostar a la SCJN y controlar el INE.

Horas después de la 6 PM, en el zócalo se preparaba el templete donde Claudia daría su discurso de victoria, y el PREP le daba una diferencia abismal y el carro completo para Morena.

No me toca calificar el proceso.

Me consta las mentiras de gobierno y sus deficiencias; su incapacidad para tomar en serio el mercado y los actores nacionales; el derroche monstruoso y deficitario de los recursos y el nulo impacto que tuvieron en el desarrollo local, estatal y regional;

Me consta el deseo del gobierno por darle vida a un poder Legislativo y Judicial subordinado y dominado por el Ejecutivo; que este proceso empezó años atrás y que previo al mismo AMLO puso a su disposición la fuerza del estado para ganarlo. También, lo timorato del sector empresarial y que ni idea tienen la importancia y significado de los factores de la producción unidos para propósitos de Estado.

También me consta que la parte de la ciudadanía que voto por Morena no hay la algarabía de ese triunfo contundente y que ni ellos saben el costo que tendrán que pagar si el Plan C se lleva a la perfección.

Fui testigo del ánimo electoral del 2 de junio; las expectativas que Xóchitl despertó en la sociedad y en los millones de mexicanos que defendieron al INE y la SCJN y que la pusieron como su candidata y votaron por ella. Y me consta el mal sabor de boca que para ellos les generó y hoy viven la burbuja de su duelo.

Al movimiento de Fuerza y Corazón por México le compete impugnar la elección y con toda la evidencia que tengan, llegar hasta donde la fuerza del Estado se lo permita.

Es claro que este proceso no fue limpio ni trasparente, tampoco ejemplar. Si nuestra democracia estaba en pañales y la compra de voluntades determinó la dirección del voto, en un entorno sin contrapesos se convierte en dictadura.

 

Pero veamos hacia adelante y saquemos la parte positiva.

Sí millones de mexicanos deseamos un México próspero, libre y democrático; una división de poderes que engrandezca a la nación, el estado de derecho y la Constitución; y si nosotros somos la real oposición, a nosotros nos compete hacer nuestro propio movimiento político para no depender de partidos apátridas.

Por último.

Resulte lo que resulte una vez la elección sea calificada, mi admiración y respeto para Xóchitl; mujer sensible, humilde y altruista que en este proceso representó a la sociedad y fue su candidata. Y si ella fue la esperanza para millones de mexicanos, ella es quien con libertad y autonomía puede liderar este movimiento, para que en los comicios subsiguientes no necesitamos el lastre que representan los partidos.

 

Los que tenemos consciencia y sentido de pertenencia hacia México, somos los que debemos de dar el siguiente paso.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO