¿A QUIEN CULPAR? Principalmente al gobierno.
¿Importa el desarrollo económico? La respuesta parecería obvia, pero dista de ser entendida por la Administración Pública, el Congreso, organismos de la sociedad civil (llámense CANACO, CANACINTRA o CAADES) y líderes empresariales.
Administraciones vienen y van, y Sinaloa va de mal en peor. La descapitalización es una constante creciente, lo mismo que la destrucción de su base natural de recursos. La desarticulación de la estructura económica, el empobrecimiento de pescadores, ejidatarios y microempresarios, y el despoblamiento de sindicaturas y municipios hoy es una fuerza cotidiana e incontrolable.
En Sinaloa, empezando por el gobierno, no entiende la importante y directa correlación que existe entre la estructura económica primaria (campesinos, ejidatarios y pescadores) con el valor agregado (microempresa e industrialización), el comercio, los servicios y transportes, y mucho menos el impacto que todo ello tiene en la sociedad, los municipios, la inversión y el ahorro. Discursos vienen y van, y por más que se magnifica una política publica el entorno empeora y los problemas se agravan.
El gobierno por regla simula y miente, y a los factores externos le echa la culpa de nuestras adversidades. Esas son frases insostenibles ya que en Sinaloa el principal culpable de su empeoramiento es el gobierno. Y no se trata de una percepción subjetiva, sino resultado de una investigación a las estadísticas oficiales del INEGI y relacionada a la estructura económica de la entidad, a precios constantes del 2018.
Si bien, a la estructura económica de la entidad le he aplicado varias funciones econométricas para el periodo 1970-2023, los resultados que aquí expongo son para el período 2018—2023, en el entendido que esos datos no son diferentes a su tendencia histórica de largo plazo.
A) En cuanto a la diferencia del PIB sectorial.
La diferencia del PIB sectorial entre el 2018 y el 2023 nos da sectores que incrementaron su valor y otros que decrecieron. En los primeros se observa un incremento de 29 mil 019 millones de pesos contra los 49 mil 723 millones de pesos de las actividades que decrecieron el valor de su PIB. Lo que nos da una pérdida neta del PIB sinaloense de 20 mil 703 millones de pesos. O sea, por cada peso de saldo positivo, la afectación negativa es de 1.7 pesos.
Los sectores con más perdida fueron: agricultura con 8,342 millones; construcción con 10,458: los servicios de apoyo a los negocios con 10,131 y los servicios de alojamiento temporal y preparación de alimentos con 3,645. Lo anterior en mucho explica el descontento de campesinos, ejidatarios, pequeños productores, urbanizadores (con la fuerza laboral directa e indirecta que lo acompaña), el cierre y la poca sobrevivencia de microempresas, y la tasa de desocupación de hoteles y restaurantes.
Si bien las actividades comerciales y de servicios, principalmente el comercio al por mayor y menor, y servicios financieros e inmobiliarios, en términos agregados su aporte creció en 6 mil 282 millones de pesos, son bienes y servicios que se producen en el exterior y sus efectos multiplicadores domésticos son casi nulos, descapitalizan a la entidad y no son un estímulo para el valor agregado.
B) En cuanto a diversificación y capitalización.
La frase de diversificación e industrialización es muy trillada por el gobierno y el coeficiente de especialización de su economía debe ser 1 para decir que esa estructura se ha diversificado.
Ahora bien, de 35 sectores analizados, 17 muestran un coeficiente de especialización mayor a 1, y 18 menor a esa unidad. Y al aplicarlo a la estructura económica de la entidad como un todo, el valor del coeficiente es de 0.78, contra 0.802 que fue en 1970. Lo que nos dice que por más que se habla de diversificación en Sinaloa, 55 años después, sigue siendo mono dependiente y se desindustrializa (el coeficiente de la manufactura fue de 0.4) y empeora. Lo grave de coeficientes menores a la unidad, es que al aplicar la fórmula que determina el excedente o faltante del empleo o del ingreso sectorial la brecha deficitaria de Sinaloa es de 104 mil 696 millones de pesos y su tendencia es creciente.
C) En cuanto a correlaciones.
La más importante correlación para el desarrollo económico es la política, y por la evidencia histórica de las administraciones anteriores, y la reciente, ni el gobierno (Administración Pública y Congreso) ni los partidos han sabido interpretar lo que son las correlaciones, y mucho menos la capacidad para identificar las externalidades que generan en la familia, la sociedad, las comunidades y al interior del sistema estatal de asentamientos.
Un análisis a la estructura económica de 2018-2023, nos arroja el siguiente resultado: la actividad terciaria no se correlaciona al comportamiento del PIB estatal como si lo hace el sector primario y el manufacturero.
· Mientras la tmca del PIB estatal, a valores constantes del 2018 para el período analizado fue negativa(-0.0038) la del sector terciario positiva (0.3614%).
· En Sinaloa de las 125,190 unidades económicas 113,155 son microempresas. No obstante, la relación del PIB legislativo contra el de los negocios es 3 a1. O sea mientras el PIB del sector legislativo en el 2023 fue de 16 mil 623 millones de pesos, el referente a los negocios de 5 mil 701 millones de pesos. Ante ello ¿para qué sirven las comisiones de Planeación para el Desarrollo y el Bienestar Social; Educación, Ciencia y Tecnología; Desarrollo Económico; Pesca y Acuicultura, y la principal que es la de Puntos Constitucionales y Gobernación.
Por sentido común.
A menor desarrollo rural y desindustrialización, mayor abandono de comunidades, con crecimientos urbanos anárquicos, pobreza, mendicidad e informalidad de la economía.
El despoblamiento de municipios se ha acelerado y de cuatro municipios que registraron un descenso en su población entre el 2010-2015, para el periodo 2015-2020 trece municipios registraron un decaimiento en su población. Lo grave de ello, es que, si se aplicara lo que dice el artículo 43 inciso VII de la Constitución Política de Sinaloa, seis pueden convertirse en sindicaturas ya que carecen de los 30 mil habitantes para que se conviertan en municipio.
Ante una realidad económica negativa y decreciente, el recurso fiscal se achica y el presupuestal, por más deuda que el congreso le autorice al gobernador, es insustentable e incapaz de contener el malestar creciente de la sociedad. Y resulta un sinsentido del gobierno etiquetar toda la obra pública con la frase de la administración en turno, como hoy es la palabra “Bienestar”, cuando todo va de mal en peor.
¿A quién culpar?
El gobierno tiene el usufructuó de la Constitución y los ciudadanos los derechos que el gobierno incumple y los deberes a los que fiscalmente se nos obliga. El gobierno, pues, es el responsable principal de la debacle socioeconómica de la entidad, y quien ha hecho de las instituciones públicas una entelequia a su servicio, sumisión y complacencia. Y de nada sirve analizar los decretos de creación de CODESIN, SEDECO, SAGARPA, SEPESCA e ICATSIN si como instituciones publica sus resultados son contrarios a los propósitos para los que fueron instituidos. Y al igual, resultan inútiles y honorosas las comisiones legislativas ya que sólo simulan, alaban y protegen al gobernador en turno.
Lo mismo podemos decir del sistema de partidos y de los organismos de la sociedad civil, llámense CANACO, CAADES, CANACINTRA o COPARMEX o de los colegios de profesionistas y de los líderes empresariales, sí la realidad es que vamos de mal en peor. La sociedad civil, por su apatía, indiferencia y falta de precisión en la forma que se manifiesta, también es responsable.
Veamos hacia adelante
Sacar a Sinaloa del cuadrante perdedor (eje de los valores XY negativos) y llevarlo al ganador (eje de los valores XY positivo) si es posible, pero se necesita una transformación radical y cualitativa de la Administración Pública, del Congreso y de la Constitución estatal, y de un compromiso político real hacia lo que significa el desarrollo económico.
Para dar idea. La distancia que Sinaloa tiene que recorrer para empezar a moverse en el cuadrante ganador es de 104 mil 696 millones de pesos, pero este recorrido debe hacerlo sobre base propias, donde los sinaloenses sean los agentes activos y los principales usufructuarios. Fortalezas las hay, pero deben saberse potenciar sistémicamente y al margen de los enfermizos sesgos ideológicos y partidistas, como los que hasta ahora han predominado.
No hablo de inventar un factor de impulso como acostumbra hacerlo SEDECO y CODESIN, sino de darle el real valor que nuestras fortalezas tienen, empezando por reconocer la potencial superioridad que tiene la actividad pesquera y acuícola, cuyo coeficiente de especialización es de 13.02, contra el 3.35 del sector agrícola. Al que se le suma un capital académico, científico y técnico disponible, junto con liderazgos empresariales y agroindustriales extraordinarios. Si de las 17 actividades con CE superiores a la unidad se forma un grupo de investigación y análisis, en el corto plazo se tendría la estrategia para llevar a Sinaloa al cuadrante ganador, de donde nunca se retrocede. De lo contrario, gobernar con la inercia es mantener a Sinaloa en la dirección que siempre ha estado.
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