La empresa líder en el ramo farmacéutico, Farmacias Farmacón, que hoy tiene más de mil 100 sucursales en diferentes entidades de la república mexicana, comenzó su historia siendo una pequeña farmacia familiar en Sinaloa. José Lauro Meléndrez Parra es el empresario que se caracteriza por el éxito al haber dirigido esta cadena durante 30 años y estar a cargo de su expansión hasta el 2015.
El líder con espíritu emprendedor nato dice que lejos de tener miedo a las crisis, el empresario o emprendedor lo que debe hacer es operar rápido. Las crisis representan al mismo tiempo una oportunidad, así lo señaló Albert Einstein, y los emprendedores actuales lo están asentando, la pandemia por Covid-19 vino a reintegrar esta figura que no es más que la evolución y desarrollo de la representación empresarial.
Lauro Meléndrez señala que es muy importante crear empresas porque el mundo, el país, no sería lo que es en la actualidad sin este instrumento para ocupar a las personas, de manera ordenada y precisa para poder satisfacer sus necesidades. Dice que el emprendimiento siempre ha existido de manera tradicional como una necesidad de autoemplearse, pero con carencias de cultura empresarial; sin embargo, quienes logran crecer y desarrollarse como empresa son los que se encuentran con la capacitación, que son capaces de evolucionar sus empresas, sus emprendimientos a la formalidad.
“Una empresa más formal, más ordenada, permite crecer y crear mejores empleos, crear mejores productos, aportar más y contribuir más al crecimiento económico de la región, que es definitivamente importantísimo”, refiere.
Lauro es médico de profesión, cuando terminó su carrera, en la idea de autoemplearse se incorporó a trabajar junto con su esposa en una farmacia familiar en la que colaboraba también su hermano. El crecimiento en un principio fue lento porque no sabían de administración, contabilidad, manejo de personal, de modo que tardaron nueve años para abrir otra sucursal.
Lauro Meléndrez comenzó un curso en el ICAMI de formación de mandos medios y así es como aprendió a formar el modelo de negocio que les permitió comenzar con la expansión. “Un modelo de negocio hecho en forma artesanal que era replicable, me dieron las herramientas, los conocimientos para poder operar en otra dirección, con una sucursal similar a la que ya teníamos”.
La expansión fue gradual, en 1985 la primera, la segunda abrió para 1992, dos años después en 1994 abrieron la tercera, la cuarta sucursal les tomó un año abrirla, para 1995, entonces tomaron la decisión de invitar al resto de los hermanos a invertir, de modo que para 1997 ya contaban con siete sucursales.
En ese mismo año, también decidieron echar mano de la tecnología y al implementar un sistema para administrar más sucursales en forma segura, pudieron expandirse a 13 sucursales.
“Empecé a interactuar con empresarios más grandes que nosotros y ellos me compartieron su experiencia y me aconsejaban. Y yo tomé la decisión de dar ese paso que fue lo que hizo posible tener un crecimiento prácticamente explosivo diría yo.
“Con los años seguimos creciendo al grado que ese sistema que compramos ya nos quedaba chico a la hora del manejo de bases de datos e invertimos en otro sistema, lo que nos permitió seguir creciendo. Llegamos a manejar con ese sistema 220 sucursales”, refiere.
Meléndrez Parra cuenta que cuando los empresarios inician sin capital tienen que emprender, y si se llega a consolidar una empresa que tiene valor, cuando llegue alguien que quiera comprar y ofrezca el valor correcto, se prefiera vender. En su caso, señala que así consiguieron migrar a otros negocios que demandaron de capital como es los bienes raíces, que su familia optaron por invertir en el hotel Ibis, en plazas comerciales, en alianzas con constructores de vivienda y eso les permitió liberar su tiempo operativo porque esos negocios no son tan demandantes.
Dice que el primer consejo que puede hacerle a un emprendedor es hacerse un plan de vida porque cada quien tiene deseos, estilos de vida y al emprender se tiene que hacer una evaluación de lo que va a exigir esa empresa, para tener la seguridad que no es algo opuesto a lo que le gusta.
“Por ejemplo: si le gusta viajar mucho, no puede emprender un negocio en el sector de alimentos o farmacias de los que te demandan un horario amplio y trabajar siete días a la semana. Y una vez que se cuente con el plan de vida, hay que hacer un plan de negocios porque si tú tienes una idea muy soñadora y empiezas sin haber analizado el mercado, los costos operativos, el valor del mercado, puede ser que no sea viable financieramente y a la hora de hacer el plan de negocios te darías cuenta”, recomienda.
Dice que siempre se debe buscar el giro correcto, para disfrutar el emprendimiento, consciente de que los primeros años, mientras se desarrolla una estructura humana y una plataforma tecnológica va a ser mucho esfuerzo y dedicación para poder sacar adelante la empresa.
“Es actitud, es perseverancia, es manejo de frustración, es capacidad de esfuerzo para entregarse en cuerpo y alma al emprendimiento, porque en el inicio de una empresa es muy difícil que tenga éxito si no se entrega el dueño o el encargado de operarla al 100 por ciento, es una lucha por la sobrevivencia”, señala.
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