El Mercado Garmendia es un lugar con más de 100 años de antigüedad, se ha convertido en una pieza clave en la historia y cultura de Culiacán, y hay personas que han sido testigos de esa historia.
José Luis Cisneros Sánchez, “El Chino”, tiene toda su vida perteneciendo a la familia del Garmendia, pues desde que era un bebé ha estado en la zapatería que hoy lleva su nombre, misma que fue fundada por su abuela, Paulita Sánchez y su mamá, Maria Guadalupe Sánchez.
Su mamá le contaba que apenas había nacido cuando lo llevaron por primera vez a la zapatería que en ese entonces se llamaba Zapatería Realizadora, él dormía en un cartón mientras su mamá y su abuela atendían a los clientes.
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Ahora este local familiar está a su cargo, tiene 50 años trabajando en la zapatería fundada por su familia y ha estado presente en los múltiples cambios que ha tenido el Mercado Garmendia, por ejemplo, los locales que ahora él ocupa son nuevos, explicó, tienen apenas cerca de 20 años, antes la zapatería tenía un pequeño techo por donde se trasminaba el agua cuando llovía.
“Tenemos más de 60 años trabajando aquí en el mercado, de familia en familia y gustosamente”, dijo.
Vender zapatos no es el único oficio que realiza, pues ahora la zapatería cuenta con fábricas de zapatos en León, Guanajuato, a donde se mandan los diseños del calzado que los culichis utilizan.
“Nos producen nuestros propios zapatos, que por falta de numeraciones y eso, buscamos modas que nos puedan servir para darle a la ciudadanía modelos nuevos, modelos frescos que estén a la vanguardia del día”, mencionó.
Agregó que durante la pandemia de COVID-19, él al igual que a todos los locatarios del mercado se vieron afectados en sus finanzas, pero poco a poco se han ido recuperando.
Si bien, dijo, el auge de las ventas a través de internet se ha vuelto una competencia para los vendedores como él, el Mercado Garmendia sigue siendo el corazón de Culiacán, el lugar donde todos los culichis van a buscar lo que necesitan.
“Tengo clientes, familias, señoras que por ejemplo sus hijas ya crecieron, ahora traen a sus nietos. Yo tengo 50 años en el Mercado Garmendia y me ha tocado la tercera generación que me han comprado zapatos”, comentó.
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Destacó que tanto su zapatería como el mercado han ido creciendo juntos y si Dios se los permite seguirán haciéndolo por mucho tiempo.
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