La construcción de pasos peatonales a nivel de banqueta en Culiacán ha surgido como reacción inmediata de los gobiernos en turno que obedecen a coyunturas trágicas.
Más que estrategias planificadas que abonen al derecho a la movilidad en condiciones de seguridad, hoy en día es necesario que ocurra un homicidio culposo derivado de un siniestro vial para que al siguiente día los gobiernos municipales anuncien obras para intentar reparar el daño.
La dinámica ha sido la misma después de una tragedia de este tipo y la documentación está al alcance de un click. Y en todas ellas se abre el debate con el mismo tema; los automovilistas lamentándose que con cada uno de estas obras se abona cada vez más al congestionamiento vial, sin embargo, la mayoría tampoco cede a la velocidad.
Otros conductores incluso se lanzan a revictimizar aún más a los usuarios más vulnerables de las calles por no usar los puentes peatonales, cuando la tendencia internacional dentro de la movilidad sustentable es retirarlos de las vialidades por no ser incluyentes, es decir, son antipeatonales.
Un caso reciente que impactó a la opinión pública fue el atropellamiento y posterior muerte de la señora Concepción, de 74 años, por un conductor que circulaba a exceso de velocidad: una víctima más de la alta siniestralidad vial de Culiacán.
Al día siguiente, el Ayuntamiento accionó una medida alusiva a la seguridad vial, en este caso la instalación de un Comité Municipal para la Prevención de Accidentes, para supuestamente aportar los “planes de acción que permitan atender situaciones o escenarios que pongan en riesgo a la población”.
Irónicamente en el mismo punto donde fue arrollada Concepción el pasado 8 de febrero, también había sido atropellada por un vehículo otra peatón al intentar cruzar el bulevar Rolando Arjona, entre Plaza Fórum y Ley Tres Ríos, nos referimos a la señora Rosalina de 56 años.
Este incidente mortal también generó una serie de reacciones en redes sociales, que iban en el sentido de responsabilizar a la hoy difunta por no cruzar la calle por el puente peatonal, a unos metros del siniestro.
Actualmente, luego de la instalación del paso peatonal en el punto referido, las Educadoras Viales se han enfrascado en una lucha por socializar la obra entre los automovilistas, que en gran medida se han mostrado reacios por ceder a la velocidad.
“Los conductores no lo han tomado de la mejor manera. Han pasado muchos que ni siquiera bajan la velocidad. Influyen muchos factores, el desconocimiento que nos indican los conductores, la molestia de algunos, de que si ya está el puente peatonal, que se les hace incongruente que se ponga un paso peatonal”, mencionó la oficial situada en la zona.
Aun así, la oficial informa que de acuerdo a la Pirámide de la Movilidad contemplada en la Ley de Movilidad Sustentable del Estado indica que los usuarios más vulnerables son los peatones, punto que debe de ser recordado e informado a los automovilistas de Culiacán.
“No quiere decir que son los más importantes, quiere decir que ellos (los peatones) tienen desventajas de condiciones en relación de cómo se conducen en la vía pública: no es algo que queremos imponer a los conductores, es algo que marca la misma ley”, asevera.
PASOS PEATONALES MACHADOS DE TRAGEDIA
En Culiacán los pasos peatonales han servido más como monumentos a la memoria o como cenotafios urbanos que recuerdan al pasar por ellos a las víctimas de la velocidad.
Un caso ejemplar son las vialidades alrededor de Ciudad Universitaria, una zona de constante amenaza para los universitarios al intentar ingresar a su centro de estudio.
Cabe recordar que en junio de 2019, Rosa María, estudiante de la Facultad de Arquitectura, perdió la vida tras ser atropellada por un motociclista que conducía a exceso de velocidad justo cuando salía de clases.
El paso peatonal ubicado sobre el bulevar Universitarios entre C.U. y el Jardín Botánico se debe a este fatal accidente.
Ese mismo año, en noviembre, una jovencita de 15 años, estudiante de la Preparatoria Emiliano Zapata casi pierde la vida tras ser impactada por un vehículo al intentar cruzar el “Malecón nuevo” para ingresar a su plantel, a la altura de la Facultad de Estudios Internacionales.
Pese a no terminar como muchas otras víctimas, aquello motivó tanto a las autoridades universitarias como al Ayuntamiento de Culiacán también a instalar un paso peatonal en esa vía considerada “rápida”, aun cuando el límite de velocidad permitida es de 60 kilómetros por hora.
Otra universitaria víctima de la falta de educación vial fue la joven Adriana Rubí de 20 años, que al intentar cruzar la avenida Álvaro Obregón en la zona de la colonia Los Huizaches, fue arrollada por un automóvil perdiendo la vida en el sitio.
El paso peatonal ubicado justo enfrente de la Primaria Diana Laura Rojas viuda de Colosio podría considerarse en “honor” a su memoria.
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