Los medios de pago electrónicos o digitales adquirieron gran relevancia en la escena de los sistemas financieros, principalmente por la evolución y adopción tecnológica apresurada que supuso la pandemia mundial por COVID-19. Sin embargo, en México, el uso de estas herramientas aún no tiene la suficiente fuerza para desplazar al efectivo como el método de pago preferido entre las personas.

Según la última edición del Tablero del Consumidor de Deloitte  el 71 por ciento de los consumidores en el país siguen con la preferencia del efectivo como su principal medio de pago, mientras que el 51 por ciento eligen los pagos digitales, y el 45 por ciento optan por la tarjeta de crédito.

¿Cómo se pueden impulsar los medios de pago electrónicos o digitales? ¿Cuál es su potencial en México?, Federico Borrego, Socio de Asesoría en Riesgos en Deloitte México explicó que, el dinero en físico se mantiene entre la preferencia de las personas porque resulta práctico y rápido utilizarlo en cualquier compra. Además, cuando se hacen pagos en efectivo, se tiene la certeza y la claridad de la ubicación del dinero.

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Detalló que cuando se hace una compra con este método, tanto el vendedor como el comprador pueden darle seguimiento a la trayectoria del dinero en ese instante, algo que no sucede con las operaciones electrónicas, donde el dinero se difumina en el volátil mundo de los sistemas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (ENAFIN) 2021, realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 72 por ciento de las empresas del país aceptó pagos con transferencias electrónicas y el 45 por ciento pago con tarjetas de crédito o débito. Mientras que los pagos a través de páginas de internet y de aplicaciones móviles se extendió a 53 por ciento y a 21 por ciento de las empresas, respectivamente.

En este sentido, Gustavo Méndez, líder de servicios financieros dijo que la primera barrera de las operaciones electrónicas es la de no contar con la infraestructura necesaria para realizar operaciones electrónicas; otra barrera es el costo por la aceptación de pagos electrónicos, ya que existe una comisión según sea débito o crédito es el porcentaje; la tercera barrera tiene que ver con la inclusión financiera, ya que mucha gente aún no tiene la manera de acceder a un producto bancario, y, por lo tanto, a un medio de pago digital como las tarjetas o a una billetera electrónica.

La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 indica que solo 12.3 por ciento de la población de 18 a 70 años usó tarjeta de débito para realizar compras de 501 pesos o más; en tanto, 78.7 por ciento de ese mismo segmento recurrió al efectivo.

Actualmente existe mucho interés en el mercado por hacer crecer los medios de pago digitales o electrónicos entre la población, con tarjetas de crédito o débito, monederos electrónicos; en los comercios también está creciendo el interés por incluir como método de pago los terminales puntos de venta, sin embargo, Federico Borrego dijo que se tiene que cerrar el círculo del pago.

Explicó que siempre se tiene que pensar que en el pago hay dos partes involucradas, el que pone el dinero y el que lo recibe, por eso, lo importante es buscar que ambas partes tengan ventajas, ya que, de no ser así, difícilmente se van a logar grandes avances al respecto.

“Creo que está muy lejano todavía el momento en el que se pudiera dejar de usar el efectivo, pero sí se puede llegar a niveles mucho más eficientes del uso de medios de pago electrónicos, sin duda. En México y en América Latina, hay un buen espacio para crecer en los medios de pago electrónicos”, advirtió.
En tanto, Better Than Cash considera que la adopción e implementación de los pagos digitales y electrónicos, presenta nuevos desafíos, entre los que se encuentran:

Garantizar una funcionalidad 24/7, que permita a los usuarios disponer de su dinero en cualquier momento que lo deseen; ofrecer mecanismos de resolución y atención al cliente de manera fácil y sencilla, en caso de presentar algún problema con la disposición de su dinero, ya que todas las personas detestan perder tiempo en traslados y esperar en la fila de la banca tradicional.

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Por último, garantizar mecanismos de protección al dinero de las personas por medio de la implementación de medidas de seguridad biométricas por las que los pagos digitales apuestan, además, deben también cumplir con salvaguardar los datos personales de sus clientes.