El trabajo tiene un profundo impacto en la salud, según la encuesta global de McKinsey Health Institute realizada en 15 países, incluido México. Tanto experiencias laborales positivas como negativas tienen correlación directa con la salud, la productividad y la satisfacción de una vida óptima. Sin embargo, hasta uno de cada cuatro empleados experimentan al menos un problema de salud mental.

Estos problemas pueden conducir al ausentismo laboral, o bien, un fenómeno denominado presentismo, que significa que el trabajador está físicamente presente en el espacio de trabajo, pero no puede participar de manera activa debido a algún problema de salud mental; y tanto el ausentismo como el presentismo pueden costar mucho dinero a las organizaciones.

Para este 2023 la lista de enfermedades de trabajo para incapacidad laboral fue actualizada y ampliada por la Cámara de diputados, así como la valuación de incapacidades, por lo que ahora el estrés, ansiedad y depresión son consideradas a favor de los trabajadores, de ahí que tome especial relevancia para las organizaciones cuidar la salud mental de los trabajadores, para prevenir estas enfermedades en vez de tener que incrementar las primas de riesgo laboral.

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La Alianza MindFoward refiere que los problemas de estrés, ansiedad y depresión influyen en la rotación de personal, porque los colaboradores que pasan por estos padecimientos tienen mayores probabilidades de dejar sus trabajos, lo que genera costos para las empresas que además de liquidar requieren contratar y capacitar al nuevo empleado.

La organización global indica que en el mundo se pierden cada año 12 mil millones de días laborales solo por depresión y ansiedad, lo que representa un alto impacto comercial, reduce la productividad, aumenta los costos y finalmente resulta una pérdida de la ventaja competitiva.

La encuesta de McKinsey revela que un 60 por ciento de los empleados entrevistados han experimentado al menos un problema de salud mental en algún momento de sus vidas, lo que significa que tienen tres veces más probabilidades de experimentar comportamientos tóxicos y cuatro veces más probabilidades de querer dejar su organización.

Los datos sugieren que mejorar los factores del lugar de trabajo, como eliminar los comportamientos tóxicos, impulsar la inclusión y crear un trabajo sostenible, puede ser más predictivo de la salud mental y el bienestar de los empleados que proporcionar acceso a recursos por sí solo. Es decir, que a medida en que las organizaciones abran la puerta para mirar más allá de la gestión reactiva de la mala salud mental a la mitigación proactiva de los promotores, pueden reforzar lo que es y no es aceptable.

Comportamiento tóxico en el lugar de trabajo: los empleados experimentan un comportamiento interpersonal que los lleva a sentirse desvalorizados, menospreciados o inseguros, como un trato injusto o degradante, comportamiento no inclusivo, sabotaje, competencia despiadada, gestión abusiva y comportamiento poco ético por parte de líderes o compañeros de trabajo.
La consultora internacional recomienda analizar las siguientes preguntas: ¿Tratamos la salud mental y el bienestar de los empleados como una prioridad estratégica? ¿Abordamos de manera efectiva los comportamientos tóxicos? ¿Creamos entornos de trabajo inclusivos? ¿Promovemos el trabajo sostenible? ¿Estamos responsabilizando a los líderes? ¿Estamos abordando efectivamente el estigma? ¿Nuestros recursos satisfacen las necesidades de los empleados?

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Al responder estas preguntas, las empresas pueden ayudar a crear un lugar de trabajo más saludable y productivo para todos.