Jalisco.- “Los cuidados deben salir del espacio único de la maternidad o de los espacios exclusivos de mujeres, pero también debe salir del espacio íntimo y de los ámbitos académicos centrados en el feminismo, pues los cuidados nos atañen a todes, pues no podríamos estar aquí sin que alguien no hubiese cuidado”, así inició Daniela Rea su conversatorio “Cuidar nos hace personas”, realizado en la Universidad ITESO por el Departamento de Formación Humana.

Para la autora del libro “Fruto”, centrado en la recuperación de los cuidadanos y de quienes cuidan”, es importante pensar en los cuidadanos desde lo cotidiano: “Gracias a que alguien sostuvo nuestra vida, es que estamos hoy aquí haciendo y siendo quienes somos”, precisa.

El cuidado, como un sostén de la vida, es importante porque la vida pública no es posible sin que existan procesos y acciones de cuidado; por ello, Daniela Rea ofreció un recorrido  crítico de cómo ha sido pensado el cuidado desde la teoría, esto para hablar del por qué hablar de políticas del cuidado es relevante en un contexto como el que vive el país.

“Los cuidados sí tienen un contexto político, pero los cuidados no están anclados a un lugar, por ejemplo, los espacios privados, los cuidados deben ir más allá, pero no sólo eso deden de tener un sentido de reciprocidad, deben ser de ida y vuelta… y eso es justo lo que Fruto busca retratar”, comparte Daniela Rea.
En Fruto, publicado por la editorial Antílope, Daniela Rea, desde una mirada y acompañamiento periodístico, contruye un relato a 14 voces donde: “las historias de crianza no se reducen a las madres, sino que nos involucran a todas: No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas”, tal y como se precisa la reseña del libro.

Durante la presentación, Daniela Rea recuperó algunos datos que dimensionan el peso económico que tiene el trabajo de cuidados, el cual no es remunerado, pero sí representa una cuarta parte del Producto Interno Bruto del país:

“El trabajo de cuidado no sólo sostiene la vida, en términos biológicos, sino también la vida de una nación en términos económicos (…) es decir, desde un trabajo que no es pagado se está cuidando a quienes son la fuerza de trabajo y de consumo, todo a costa de unas vidas que quedan relegadas”, puntualiza la periodista.
Y ahonda:

“Las investigaciones históricas y antropológicas han demostrado que cuidar nos hizo personas, pero no sólo eso han dado evidencias de que la vida se valora y se sostiene a través de los cuidados, pero los cuidados no sólo pensados desde la maternidad, sino los cuidados pensados como una acción que nos compete a todes”.
Y es que tiene razón, no sólo se cuida al cuerpo y a las personas, también se cuidan, por ejemplo, las luchas políticas y los territorios, “pero para que eso suceda -precisa- se requiere quien cuide, quien deje de hacer algo más para sostener lo que se buscar preservar”.

Por ello, invitó a la comunidad del ITESO a repensar los cuidados desde dos preguntas claves -que quien lee esta nota también debería hacerse-:

¿Gracias a los cuidados de quien estamos aquí?

¿Nuestros cuidados a quién han sostenido?

Alrededor de estas preguntas, quienes asistieron al conversatorio con la periodista entablaron un diálogo horizontal donde se cuestionó los efectos que el patriarcado ha tenido en la vida de todas las personas, no sólo las de las mujeres; también se discutió sobre las desigualdades estructurales que condicionan los cuidados únicamente a las mujeres, algo que las políticas públicas siguen replicando.

“Este libro aborda estos temas, aunque no es un texto teórico, pero si un libro que a través de las experiencias de cuidado de varias personas nos permite hilar y construir la importancia de los cuidados”.

De ahí que Daniela Rea compartiera con las y los asistentes, algunas preguntas más:

¿Qué es lo que estamos cuidando?
¿Qué es lo que queremos preservar a través del cuidado?

Hacerlo, explica la escritora, ayudará a problematizar no sólo el cuidado, sino también todo lo que esto conlleva porque “cuidar la vida” -como acto revolucionario- sólo será posible cuando todas las personas, no sólo las mujeres, asumamos a los cuidados y al cuidar como un acto colectivo y solidario.