Durante marchas y protestas feministas se pueden observar carteles y pancartas con diferentes lemas, uno de ellos es “Somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar”, ¿a qué se debe esto?
Según diversas historiadoras, escritoras y activistas feministas, existe una gran relación entre el feminismo y la figura de las brujas, tanto que incluso las mujeres acusadas de brujería pudieron ser, sin saberlo, las primeras feministas.
“Nos damos cuenta que eran mujeres, que, si bien, en ese entonces no existía el concepto de feminismo, eran mujeres que querían pensar por sí mismas, desde ese tiempo ya se hablaba de la autonomía corporal, ¿Quiénes eran las que practicaban abortos de embarazos no deseados? Las curanderas, las brujas”, explicó Heidy Mares, historiadora y activista feminista.
Fuente: TWITTER AJ ESPAÑOL
En su libro “Brujas”, Mona Chollet explica que el fenómeno histórico conocido como la “Caza de brujas” que sucedió principalmente en Europa durante el siglo XIV y XVII, donde murieron y fueron torturadas miles de féminas, fue en realidad una guerra contra las mujeres, pues acusadas o no, todas sufrieron los efectos de la persecución.
“La pública puesta en escena de los suplicios, poderoso instrumento de terror y de disciplina colectiva, las conminaba a mostrarse discretas, dóciles, sumisas, a no molestar. Además, debieron de adquirir de un modo u otro la convicción de que encarnaban el mal; debieron de convencerse de su culpabilidad y de su perversidad innatas”.
¿Quiénes eran las brujas? En el imaginario occidental o al menos en caricaturas infantiles, series de televisión e ilustraciones, una bruja es representada como una mujer fea, malvada, de nariz prominente, con verrugas en el rostro y las manos, pero, en la Edad Media y el Renacimiento, una bruja era una mujer que tenía pactos con los demonios y por lo tanto, era la culpable de muchos de los males del mundo.
“Las brujas se llaman así debido a lo negro de su culpa, es decir, que sus actos son más malignos que los de cualquier otro malhechor. Agitan y confunden los elementos con la ayuda del diablo, y crean terribles tormentas de granizo y tempestades. Confunden la mente de los hombres, que los empujan a la locura, a un odio insano y a desmesurados apetitos. Con la terrible influencia de sus hechizos, como si fuera con una pócima o veneno, pueden destruir la vida”, explica el libro Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), el manual más importante utilizado para identificar, capturar, interrogar y castigar a las y los culpables de brujería.
Para la historiadora y activista, Heidy Mares, la antropóloga, Olga Beatríz García y la académica y activista feminista, Dina Grijalva, una mujer considerada bruja, era en realidad, una mujer que no seguía la norma patriarcal y religiosa, que disfrutaba de su sexualidad, tenía conocimientos de herbolaria y curanderismo, y que además, no necesitaba de un hombre para subsistir.
“No se concebía de manera natural que una mujer pudiera pensar y si una mujer podía pensar por sí misma entonces no era una mujer de Dios, era una mujer demoníaca, entonces, a partir de esto nace la imagen de lo que popularmente conocemos como bruja que obviamente es algo que se ha relacionado mayormente en las mujeres”, comentó Mares.
“Se les perseguía por sus prácticas sexuales, prácticas que atentaban contra el patriarcado, el patriarcado ha impuesto siempre la monogamia para la mujer y la poligamia para los hombres, entonces, cualquier elemento que no les gustara de la sexualidad de una mujer la podían acusar de brujería y quemar viva”, mencionó Grijalva.
“Una mujer que no cumple con los estereotipos del deber ser, y ¿el deber ser qué era para una sociedad religiosa y de una conquista española católica? Pues todo lo que no coincidía con los ideales de la pureza, de mantenerse pura y casta hasta al matrimonio, esa es como la base de estas consignas contemporáneas”, agregó García.
Así como el eslogan “Somos las brujas que no pudiste quemar”, existen muchos otros a lo largo de la historia que han buscado la resignificación de esta figura.
De acuerdo con la historiadora, Mona Chollet, en Italia, en la década de los setenta se utilizaba el lema “¡Temblad, temblad, las brujas han vuelto!” (Tremate, tremate, le streghe son tornate!).
En 1968, el día de Halloween en Nueva York, surgió el grupo “Women’s International Terrorist Conspiracy from Hell” (W.I.T.C.H) o en español “Diabólica conspiración terrorista internacional de las mujeres”, sus miembros desfilaron por Wall Street bailando la zarabanda, con las manos enlazadas, vestidas con capas negras, pasando por delante de la Bolsa y proclamaron el hundimiento de diversas acciones.
En 1983, las artistas mexicanas Mónica Mayer, Maris Bustamante y Herminia Dosal realizaron un performance en la Ciudad de México, llamado “Receta para hacerle el mal de ojo a los violadores, o el respeto al derecho del cuerpo ajeno es la paz”, donde repartieron una pócima y un papel con la receta a las asistentes a la marcha feminista contra la violación del 7 de octubre de ese mismo año.
Aún con este simbolismo, en latinoamérica existe el debate sobre si es apropiado utilizar el término “brujas” como un emblema feminista, puesto que la caza de brujas se dio principalmente en Europa y puede no representar a las mujeres mexicanas.
“Aquí las brujas siguen viviendo, aquí las brujas no se quemaron, aquí las brujas siguen ejerciendo y lo podemos comprobar desde la santería cubana, la santería en catemaco, las parteras que hay que decirlo, la mayoría de las parteras en el sur como Chiapas, como Oaxaca, como en Yucatán, también practican aborto, son mujeres que jamás se han escandalizado de la autonomía corporal y esto es muy padre porque estamos hablando que realmente son las verdaderas descendientes de todo esto que nosotros ya hemos hablado”, dijo Heidy Mares.
Pero de acuerdo con especialistas y activistas feministas, el feminismo es interseccional, por lo que las mujeres pueden utilizar el lema que más se adapte al tipo de opresión que han sufrido.
“Es totalmente válido porque las mujeres estamos en el universo, mucha de la cultura patriarcal, de la persecución o de las críticas que hay en las mujeres se originaron en Europa, el feminismo es un movimiento universal afortunadamente”, dijo Grijalva.
Si bien, la lucha feminista ha logrado mayor equidad y respeto a sus derechos, las mujeres al buscar y expresar mayor libertad de pensamiento y sexualidad, aún llevan a sus espaldas el señalamiento de brujas, de mujeres malvadas, locas e histéricas.
Además, según explicó Heidy Mares, a las mujeres se les sigue quemando.
“La manera, al parecer, de seguir humillando a las mujeres, de seguir callándolas es quemándolas, ya no de manera literal, pero no soportamos, a lo mejor, a una mujer que disfrute de su sexualidad ¿Qué hacemos? subimos fotos de ella a internet y ahí la quemamos, este poder que tiene esta palabra, todo lo que hay detrás de esta palabra de wey, te están quemando, están subiendo esto de ti, están diciendo esto de ti, porque parece ser que es la única manera en que pueden con nosotras, callándonos mediante una quema, mediante una purga”, dijo.
Por lo tanto, al utilizar el eslogan “somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar” las feministas buscan establecer un linaje con aquellas mujeres que fueron víctimas de un sistema capitalista y patriarcal.
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