Culiacán, Sin.- En términos de producción económica, la primera mitad del siglo XX se caracterizó por el declive de la extracción minera de metales preciosos, para dar lugar al establecimiento de las bases de la agricultura comercial en Sinaloa y su diversificación.

Esta transición del dominio de cultivos tradicionales como el maíz y el frijol que abastecían en un inicio el mercado regional, dio paso a cultivos con una fuerte demanda interna, pero sobre todo externa, tal fue el caso de garbanzo.

De acuerdo al estudio “La agricultura comercial en Sinaloa en el siglo XX” de los historiadores Arturo Román Alarcón y Arturo Carrillo Rojas, esta leguminosa fue el único producto que tuvo un alza periódica a partir de 1907 hasta 1926 de casi 15 veces, para disminuir su ritmo posteriormente, pero no el valor de su crecimiento en el mercado internacional.

Para darnos una idea de lo que sucedía en el campo sinaloense en 1939, en el total de la producción agrícola sobresalió el maíz con el 24 por ciento; en segundo lugar la caña de azúcar con el 20 por ciento, mientras que en tercer lugar se posicionaban dos productos de exportación: el garbanzo y el tomate, que en su conjunto representaron más de la tercera parte del valor total.

Este dinamismo en apostar a nuevas cosechas de alimentos tuvo que ver con la construcción de grandes obras de infraestructura hidráulica y redes de irrigación en ese periodo, como las presas y las delimitaciones de los distritos de riego.

De esta manera, Sinaloa tenía dos de las cinco regiones productoras de garbanzo en México, mientras que las otras tres se distribuían en Jalisco, Michoacán y Veracruz; a su vez, los principales municipios de acuerdo a su producción eran Guasave, Angostura, Ahome y Culiacán.

Sin embargo, hay que destacar que si bien Guasave era el tercer municipio en importancia, siempre fue el primer productor de garbanzo en Sinaloa. De hecho, por esos años, en 1935, se creó la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente, en dicha región del estado.

Por esa época el garbanzo sinaloense llegó a tener su principal mercado en España, al grado que durante la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1939, se vieron fuertemente perjudicados los productores del estado, lo cual generó una disminución de la demanda de ese grano y un retraso en los pagos de embarques anteriores.

“En relación al garbanzo, la variedad más común era el denominado garbanzo Extra o Garbanza, Por ello desde 1935 se observaba una sobreproducción de garbanzo de 65 mil toneladas en el noroeste del país, por lo que no hubo siembras para la siguiente temporada; para 1936 se habían acumulado 82 mil toneladas, las que cual estimaban suficientes para tres años de exportación”, se explica en el trabajo de los historiadores.

Ante esa crisis, se contaba con el entonces Banco de Sinaloa surgida por iniciativa de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del  Estado de Sinaloa (CAADES), que participaba en el financiamiento de sus asociados para la siembra de garbanzo y otros alimentos rentables, así como en las gestiones para acomodar las toneladas de cosecha hacia otros países.

“Tomate, garbanzo y azúcar continuaban en los años cuarenta como las exportaciones agrícolas más importantes. A mediados de siglo la superioridad de Culiacán se hizo notar, al ocupar los primeros lugares en casi todos los cultivos, excepto en el garbanzo”, se describe en el texto.

 

Mientras tanto, para la década de los setenta la superficie sembrada en Sinaloa creció el doble que una década atrás. Pasó de 287 mil hectáreas en el ciclo 1963-1964 a 720 mil 815 hectáreas hacia 1975; no obstante, en esa década también hubo una redistribución en la importancia de los cultivos, aumentando otros alimentos considerablemente la superficie de siembra y desplazando al garbanzo.

Cabe señalar que si bien el garbanzo se sigue produciendo hasta nuestros días entre los agricultores sinaloenses, no ha tenido el volumen y costo en los mercados internacionales como en los años descritos, por lo que ha sido desplazado por productos del campo más rentables. Como ejemplo de esto, durante 2022 se sembraron 34 mil 239 de hectáreas de esta leguminosa, de las cuales 9 mil hectáreas fue en la región del Évora, esto de acuerdo a datos de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora.