Culiacán, Sin.- La cerveza Pacífico se ha convertido en una bebida alcohólica refrescante de gran tradición en el norte del país, en parte, porque es una de las primeras en producir a niveles industriales en México desde 1900.

Su historia, tal y como lo sigue indicando el diseño de su logotipo comercial, se remonta a Mazatlán. Tampoco fue una coincidencia geográfica que sus fundadores hayan optado por invertir en una fábrica de cerveza en esa ciudad, por entonces ese puerto era el más importante del noroeste del país, manteniendo una ruta comercial con el puerto de San Francisco.

Este auge generó que se establecieran colonias de inmigrantes extranjeros en la ciudad, sobre todo hombres de negocios que empezaron a abrir casas comerciales para ofrecer productos importados tanto de Estados Unidos como de Europa.

En el caso de la Cervecería Pacífico, esta fue una idea originada por tres alemanes que radicaban desde finales del siglo XIX en Mazatlán, Germán Evers, Emilio Philippy y Johan Georg Claussen, este último, cónsul de Alemania en la ciudad, quien fue popularmente conocido por los mazatlecos simplemente como Jorge Claussen, al que hoy recuerdan con una vialidad, el Paseo Claussen.

Antes de su aparición, la venta de cerveza en Mazatlán era un producto de importación; había distribuidores famosos como don Rodolfo Zeis, quien vendía marcas como Stefano Weinhenstefas y La Sierra. Una compañía de esos años llamada Elorza y Lejarza ofrecía cerveza Franziskaner, mientras que en otros comercios se ofrecían diversas cervezas de Nuevo Orleans, Estados Unidos.

Esta alta demanda entre los mazatlecos de todas las clases sociales que comenzaban a sustituir bebidas alcohólicas tradicionales como el aguardiente o el mezcal, propició que visionarios con suficiente capital apostaran por producir cerveza en el puerto para abastecer en un inicio el mercado local.

Estos tres alemanes ya empleaban previamente su tiempo y dinero en Sinaloa en otros rubros como la minería, el comercio y la industria textil, además de ser diplomáticos como el propio Claussen. Hubo otros inversionistas minoritarios como Alejandro Loubet, Federico Marbug y Carlos Bolken; entre todos juntaron 300 mil pesos de aquellos años, dinero suficiente para mandar traer de Estados Unidos la maquinaria más moderna para ese tipo de industria.

La Cervecería Pacífico comenzó produciendo mensualmente 175 mil litros distribuidos en 26 mil cartones. De acuerdo a la página de Facebook del Archivo Histórico de Mazatlán, cuando la fábrica inició labores, era necesario traer el lúpulo y los costales de granos de malta del país vecino del norte, ya que todavía no se producían en México.

Posteriormente, cuando los barriles y botellas de cerveza salían de la cervecería, era necesario que fueran transportadas en carretas jaladas por mulas para repartirlas a los puntos de expendio. “Los barriles eran embreados, brea que tenía que quitarse por medio de vapor a gran presión y embrearlos de nuevo antes de ser llenados del producto. Las botellas se vendían en cajas de madera de sesenta piezas cada una, botellas protegidas con paja que no llevaban la tapa actual sino eran tapadas con una canica a la que encima le ponían lacre”, describe el autor Jorge Manuel Vega Rivera.

Para 1926, la Cervecería Pacífico pasó a ser administrada por “Casa Melchers”, una sociedad comercial e industrial en su mayoría constituida por extranjeros radicados en el puerto. Para la década de los cincuenta varios de los accionistas fundadores ya habían envejecido demasiado, otros para entonces ya habían regresado a sus países de origen, otros simplemente ya habían fallecido, por lo que en 1958, siendo Luis Fuentecilla López Dóriga gerente general y presidente del Consejo de Administración de Cervecería Pacífico, fue vendida a Grupo Modelo.

A su vez, este último conglomerado dejó de ser mexicano al cien por ciento, ya que en 2012 fue adquirido por Anheuser-Busch InBev (AB InBev) por 20 mil 100 mdd, una compañía multinacional con sede en Bélgica.