El sector hortofrutícola de México enfrenta desafíos significativos en materia laboral, como se discutió en la mesa redonda “Los retos del sector hortofrutícola en materia laboral”, celebrada durante Expo Agro Sinaloa 2024. Esta industria, que ha experimentado un notable crecimiento en las últimas dos décadas, se enfrenta a una escasez creciente de mano de obra y a cambios regulatorios que plantean desafíos adicionales para los productores.
Mario Haroldo Robles Escalante, director del CIDH, presentó cifras preocupantes sobre la dependencia del sector agrícola respecto a la mano de obra. Con más de 2.9 millones de trabajadores agrícolas registrados en el último trimestre del 2023, de los cuales alrededor de 160 mil pertenecen al estado de Sinaloa, se evidencia la relevancia de este sector para la economía y el empleo en México. Sin embargo, el flujo migratorio interno, especialmente desde regiones como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, plantea desafíos logísticos y sociales significativos.
Destacó la importancia de comprender los factores que motivan a los trabajadores migrantes a trasladarse hacia las zonas hortofrutícolas del país. Además de la búsqueda de ingresos, se resaltó el acceso a servicios básicos como educación y atención médica de calidad como elementos clave para atraer y retener a esta fuerza laboral.
Uno de los principales desafíos mencionados fue la competencia con los salarios y condiciones laborales ofrecidos en países como Estados Unidos y Canadá, donde los trabajadores agrícolas encuentran mayores incentivos económicos. El aumento constante de los salarios en estos países ha creado una brecha que dificulta la retención de la mano de obra en México.
Por otro lado, Alfredo Díaz Belmontes, director general de AMHPAC, también resaltó el crecimiento significativo del sector hortofrutícola protegido en México, así como el aumento en la demanda de mano de obra que esto conlleva. Sin embargo, señaló los costos adicionales que implican las nuevas regulaciones laborales, como la obligación de proporcionar alimentación durante la jornada laboral y la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
Estos cambios legislativos, dijo, podrían representar un desafío económico considerable para los productores, con estimaciones que sugieren un gasto adicional de millones de pesos anuales. Belmontes subrayó la importancia de la responsabilidad social empresarial y los programas destinados a mejorar la calidad de vida de los trabajadores agrícolas como parte de la estrategia para atraer y retener talento en el sector.
Además, destacó la importancia de la responsabilidad social empresarial como una estrategia clave para atraer y retener talento en el sector. A través de programas que van desde la atención médica hasta la educación y el desarrollo comunitario, las empresas buscan mejorar la calidad de vida de los trabajadores agrícolas y sus familias, al tiempo que fortalecen su compromiso con la sostenibilidad y el bienestar social.
“Todo mundo sabemos que a mayor riesgo mayor rentabilidad y viceversa. Entonces, los mercados todos los días cambian, los precios en los mercados todos los días fluctúan de manera muy drástica. Repito, hay otra serie de amenazas que tenemos ahí enfrente que tenemos que estar lidiando con ellos y aquí están los números, son fríos”.
Enrique Rodarte Espinoza de los Monteros, director general de Rodeli Growers, señaló la necesidad de abordar de manera integral los desafíos del sector, incluida la escasez de agua y la falta de regulación en materia laboral. Destacó la importancia de la colaboración entre el sector privado, el gobierno y las organizaciones civiles para desarrollar soluciones efectivas y sostenibles a estos problemas.
Juan Pablo Molina Baranzini, vicepresidente del área laboral del CNA, destacó la importancia de mejorar las condiciones laborales y de vida en las zonas rurales como estrategia para atraer y retener trabajadores agrícolas, compartió datos alarmantes sobre la informalidad laboral en el sector hortofrutícola. Con solo el 24.4 por ciento de los trabajadores en la formalidad, destacó la necesidad de mejorar las condiciones laborales y aumentar la participación en el mercado formal. Molina Baranzini abogó por una mayor colaboración entre el gobierno, el sector privado y las asociaciones civiles para abordar estos desafíos y garantizar una calidad de vida digna para los trabajadores agrícolas.
“Esta es una ley que no que no fue consultada ni con la iniciativa privada, ni con la sociedad civil, pero tampoco con muchas de las dependencias que tienen que ejercer esto, la ley como lo es un Frankenstein que ha estado evolucionando y ha hecho muy complicada la interpretación para todos”.
Finalmente concluyó con un llamado a la acción para abordar estos desafíos de manera colectiva y urgente. Considerando que la industria hortofrutícola en México enfrenta una encrucijada crucial, donde la colaboración y la innovación son fundamentales para garantizar su crecimiento sostenible y su contribución continua al desarrollo económico del país.
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