Culiacán, Sin.- Tan solo bastó un anunció del hotel Camino al Mar indicando la prohibición de bandas regionales en la playa frente a su condominio argumentando que se cuenta con una concesión, para que estallara un debate que ha puesto sobre el centro de atención la gentrificación en Mazatlán, la influencia de los empresarios hoteleros y la defensa por la música de tambora.
El tema rápidamente escaló a la conversación digital al grado que Mazatlán se ha mantenido en trending topic desde hace casi una semana. Mientras tanto, las reuniones entre hoteleros y músicos mediados por el Ayuntamiento han comenzado a llegar a acuerdos en medio de la temporada que atrae más turismo al puerto, Semana Santa 2024.
Con la idea de recopilar puntos de vista de la ciudadanía al respecto, Espejo realizó un sondeo en sus diversos canales informativos con la pregunta “’Están a favor o en contra de la música de banda que tocan en las playas de Mazatlán”, encontrando una gran participación de los usuarios de Facebook e Instagram.
De entrada, cabe destacar que la gran mayoría de las posturas registradas en nuestras plataformas fueron a favor de que las bandas de tambora continuaran ejerciendo su oficio sobre las playas del principal centro turístico de Sinaloa.
“Neutral…Pero si la quieren prohibir sólo por culpa de los gringos, entonces estoy a favor”, expresó una usuaria.
“¡A favor! Es parte de nuestra cultura, a Mazatlán no se viene a dormir y esto de querer prohibirle a la tradicional música de banda (que) estan en nuestras playas que se supone son libres es puro gentrificar y ‘blanquear’ nuestros espacios, que se vayan a otros destinos si no les gusta”, expuso otra persona.
“Mazatlán representa Alegría, Turismo, Cultura y muchas cosas buenas más, estoy a favor de nuestra música sinaloense esperemos en las autoridades encuentren una buena solución”, manifestó otro usuario más.
Personajes de gran influencia como es el empresario Ernesto Coppel Kelly, Amado Guzmán, presidente de Grupo Petroil e incluso el presidente del equipo de beisbol Venados de Mazatlán, Ismael Barros, son algunos que han levantado la voz en contra de la música sinaloenses, sobre todo, argumentando molestias de los visitantes y turistas que se hospedan en los hoteles.
El común denominador de ellos fue que el Gobierno Municipal debiera regular cuestiones como el volumen del sonido, los decibeles, el número de bandas por metros cuadrados e inclusive permisos especiales para que los músicos pudieran trabajar libremente,
“Nos urge ordenar el ruido, no somos un destino de quinta”, opinó Coppel Kelly, justificando que las quejas contra las bandas han sido de turistas americanos principalmente.
Sin embargo, así como los hombres de negocios defienden sus intereses, muchas de las opiniones vertidas en nuestro sondeo también resaltaban que los músicos de banda simplemente se ganan la vida y son el sustento de muchas familias mazatlecas.
“A las únicas personas que la banda y el ruido les molesta son las que viven en las zonas privilegiadas y a los turistas, en mi día a día viviendo en Mazatlán jamás ha representado una molestia”, sostuvo una usuaria; “a favor, fuente de trabajo de muchas personas”, dijo otra.
“A favor de las tradiciones y cultura del puerto y no al silenciar las mismas que tanta identidad ha dado al destino, eso es lo que ha llamado la atención de la gente”, explicó el usuario Víctor Peinado.
Por otro lado, es necesario precisar que si bien la mayoría de los participantes comentó a favor y en defensa de la música de banda sinaloense y en que es necesario que sigan ejerciendo sus actividades en las playas, también hubo opiniones más moderadas que propusieron regulaciones más definidas por parte de las autoridades, mas no prohibición.
“Estoy a favor de una conciliación de intereses entre los músicos de banda y los empresarios hoteleros: reunir a ambos y llegar a un acuerdo en donde no se vean perjudicados ninguno de los dos sectores”, escribió el usuario Felipe Macias Alapizco.
“Lo ideal sería que no se juntaran porque hay tantos grupos que no se alcanza a apreciar un grupo u otro”, dijo otro.
“A favor, pero con orden, no tocando una al lado de la otra que nada más se oye un cochinero, sin bocinas, sin micrófono y que tengan ciertos espacios para que las personas que no quieran oír las bandas y quieran oír el mar, platicar a gusto, leer un libro, descansar o escuchar su propia música puedan hacerlo”, opinó la usuaria Mónica Angulo.
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