Traverse City, Michigan.- El grupo, compuesto sobre todo por mujeres y reunido en la sala de conferencias, se quedó en silencio cuando la grabación de audio empezó a reproducirse. La voz masculina, evidentemente agitada, arremetía contra lo que consideraba un fraude que costó la reelección al expresidente Donald Trump hace cuatro años.

“Vas a pagar por eso”, dijo el hombre en su mensaje lleno de palabras soeces, en el que además insinuaba que degollaría a su objetivo con un cuchillo. “Vamos a… acabar contigo. Con tu familia, con tu vida”. “Ten cuidado”.

 

La llamada había sido dirigida a una Secretaria electoral municipal que había supervisado el proceso electoral en 2020 en los suburbios de Detroit. La exsecretaria, Tina Barton, reprodujo la grabación de la llamada que había recibido ante una audiencia que incluía a varias decenas de secretarias electorales locales y funcionarios de policía que se habían reunido en la sala de conferencias de un edificio de oficinas en el norte de Michigan.

“Quiero que entiendan que este mensaje de voz es el mismo tipo de cosas que estamos viendo en todo el país, y que puede darse donde sea que estés: en una comunidad pequeña, una comunidad grande, en Michigan, en Arizona”, afirmó Barton, que estaba supervisando las elecciones en Rochester Hills cuando recibió el mensaje de voz una semana después de las elecciones presidenciales de 2020.

La reciente reunión en Traverse City, una pintoresca localidad empotrada en la ribera del lago Michigan en un condado que ha elegido a Trump en dos votaciones, fue parte de un programa nacional para entrenar a los empleados electorales locales sobre cómo pueden responder a las amenazas y trabajar de la mano con la policía para contrarrestarlas.

Ahora que Estados Unidos se enfila a otra tensa contienda presidencial, las amenazas contra las oficinas electorales —que han sido una consecuencia alarmante de las falsas afirmaciones de Trump sobre su derrota electoral de 2020— se ciernen como una peligrosa eventualidad para los miles de trabajadores gubernamentales locales que supervisarán la indispensable infraestructura de la democracia de la nación. Las constantes amenazas y el acoso han contribuido a un éxodo de funcionarios electorales en todo el país.

Amenazas que ya están sucediendo

 

Barton entiende la presión a la que están sometidos y está comprometida a ayudarles a mantenerse a salvo. Dejó su trabajo en Rochester Hills poco después de las elecciones de 2020, y más tarde se sumó al recién creado Comité de Elecciones Seguras. Desde que empezó a formar parte del comité, ha dado cerca de 100 ponencias en todo el país.

The Associated Press tuvo acceso a principio de este mes a una sesión de formación del comité en Traverse City, y pudo observar los posibles escenarios a los que los trabajadores electorales podrían enfrentarse este año y los debates sobre cómo se pueden preparar, junto con los funcionarios de policía, ante esas circunstancias.

Las amenazas en contra de Barton empezaron después de que publicara un video con el que pretendía refutar afirmaciones falsas que Ronna McDaniel, entonces presidenta del Comité Nacional Republicano, había dirigido contra su oficina.

El Capitolio de Estados Unidos

“Ninguno de estos escenarios es sensacionalista. Son todas cosas que ya han sucedido de algún modo, forma o manera en todo el país”, dice Barton al grupo. “Decir: ‘oh, eso nunca podría pasar’. Estas cosas ya están sucediendo”.

 

El compañero de Barton en los entrenamientos es Justin Smith, el exsheriff del condado de Larimer, Colorado, que se apuntó después de jubilarse el año pasado y escuchar los relatos de los funcionarios electorales locales acerca de la embestida de amenazas que han enfrentado desde 2020.

Smith se dirige a menudo directamente a los agentes de policía y sheriffs presentes en la sala, explicándoles el papel que desempeñan en las elecciones y cómo ha cambiado el entorno desde 2020. En años anteriores, los funcionarios electorales solían lidiar con los problemas por su cuenta, como manifestantes o ciudadanos revoltosos que buscaban promocionar a sus candidatos en los centros de votación.

“Ya no es tan sencillo”, dice Smith al grupo. “Tenemos que participar y formar parte de la solución”.

 

A los funcionarios electorales les explica cómo las fuerzas del orden han tratado históricamente de mantener las distancias con todo lo relacionado con las elecciones, conscientes de los problemas que plantea la Primera Enmienda y reacios a interferir en el derecho al voto de nadie.

“Al principio, cuando sacaba el tema, muchos miembros de las fuerzas del orden hacían muecas de asco, simplemente porque es un tema muy controvertido”, relató Smith en una entrevista posterior a la sesión de formación.

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