Culiacán, Sinaloa.- Estados Unidos debe reconocer que la misma política migratoria del país ha alimentado un circulo vicioso que ha generado más violencia y desplazamiento en latinoamérica, al tiempo que ha cambiado la dinámica migratoria entre México y Estados Unidos.

Cada vez se acercan a la frontera personas de una categoría legal distinta que son los refugiados que van en busca de asilo, indicó la doctora Anna Ochoa-O’Leary. Al llegar a la frontera, estas personas son recibidas por oficiales migratorios que analizan si efectivamente los solicitantes de asilo corren riesgo en sus lugares de origen, iniciando así un nuevo proceso migratorio que ha generado un serio debate en Estados Unidos.

En entrevista previoa la presentación de una conferencia en la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas de laUAS (FEIYPP), la directora del departamento estudios mexico-americanos de la Universidad de Arizona añadió que esta posibilidad ha motivado a personas de centro y sur américa, pero también desde otros continentes, para aprovechar esta legislación.

“En los últimos años, yo creo que desde el último sexenio, se han visto más personas que vienen a través de México porque saben de esa Ley”, indicó a Espejo. Ante esto, una de las medidas bilaterales entre México y Estados Unidos ha sido la solicitud de este último para que México refuerze su frontera sur; sin embargo, esta medida no ha tenido resultados significativos.

“Estados Unidos ha exhortado a México el mantener controladas sus fronteras hacia el sur, no sé qué tan factible es eso, pero obviamente esas poblaciones siguen llegando”, añadió.

 

Por otro lado, comento que el agravamiento de la violencia en centro y latinoamérica, misma que mantiene las fronteras estadounidense abarrotadas de solicitantes de asilo, es en parte también producto de la política migratoria estadounidense.

“También creo que es importante señalar que la delincuencia que se ha visto en algunos países centroamericanos, Las Maras por ejemplo, ha sido debido a que en los Estados Unidos empezaron a sacar de las cárceles a personas que no eran ciudadanos americanos para deportarlas. Muchos de ellos eran centroamericanos, que ya estaban endurecidos en cuanto el crimen organizado. Entonces se los llevaron en Centroamérica y empezaron a causar violencias y tratar de reclutar jóvenes”, explicó la académica.

Por otro lado, indicó que México se ha visto imposibilitado para atender a toda esta población que huye de sus hogares, pues el crimen organizado ha visto aquí una oportunidad de hacer negocio con las personas, y para el Gobierno de México es más sencillo ignorar el problema que reconocer el relevante papel de las empresas criminales para explicar muchas de las problemáticas del país.

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