Por: Cristina Ibarra
La creciente inflación mundial a partir de los años posteriores la crisis COVID-19 no ha sido llevada a los niveles objetivos. Los mexicanos hemos sentido esto; no obstante el incremento del gasto en programas sociales, el incremento del salario mínimo y la recuperación económica, seguimos observando nuestro dinero desvanecerse.
El Coneval, dependencia que se encarga de la medición de la pobreza en México, sigue una lógica básica en su cálculo: pobre es quien no puede cubrir sus necesidades más básicas como la alimentación, la vivienda y otros elementos básicos como el vestido, la recreación, la salud y la educación.
Así, se encuentran en pobreza extrema quienes no tienen el ingreso suficiente para cubrir la canasta alimentaria, y están en pobreza por ingresos quienes no tienen el ingreso suficiente para cubrir la canasta no alimentaria.
Para medirlo, el Coneval estima y da seguimiento al costo de dos tipos de canastas básicas, la canasta alimentaria y la canasta no alimentaria; además, estas tienen costos distintos para la zona rural y zona urbana. Su contenido sintético se muestra a continuación:
Los costos de las canastas alimentaria y no alimentaria se muestran a continuación.
Estos costos incluyen solamente el gasto mínimo estimado para una sola persona, por lo que el costo para una familia de 4 personas incluyendo tanto el gasto en alimentos como en otros bienes y servicios básicos está en 18 mil pesos al mes en la zona urbana y 13 mil en la zona rural.
Incluso haciendo comparativos a nivel internacional, en México la línea de pobreza extrema es elevada, debido a los costos que se tienen actualmente en los alimentos y además la mayoría de las familias en México ganan ingresos por debajo de este mínimo, pensando en familias de más de un integrante con una sola persona percibiendo al menos un salario mínimo.
¿Es la inflación el enemigo?
La realidad es que la inflación tiene diversas fuentes, pero derivado de la pandemia y por otros elementos, los costos de producción para las empresas se han elevado.
Por un lado, la inseguridad genera altos costos para las personas y empresas, el crédito tiene altos costos, la informalidad tiene repercusiones en las empresas formales; la salud pública tiene una cobertura poco eficiente, por lo que muchas familias se atienden al menos en los consultorios de farmacias; la producción de alimentos es más costosa, no sólo por los insumos, sino porque ha habido muchos problemas de comercialización.
Además, el apoyo en especie a familias en necesidad se ha reducido. Por ejemplo, las escuelas de tiempo completo (que permitían a los niños tener un alimento nutritivo y representaba un ahorro para las familias), así como también las estancias infantiles.
En suma, los costos de vida se han elevado debido a diversos factores, notará el lector que en muchos de ellos la política pública podría incidir positivamente. Esa es la tarea.
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