México.- La pandemia de COVID-19 aceleró cambios significativos en los hábitos de consumo de los mexicanos, haciendo el mercado más complejo y diversificado. Estos cambios han impulsado el crecimiento de nichos como los productos light y orgánicos, que han ganado popularidad entre los consumidores que buscan alternativas más saludables y naturales.
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), destacó que estos nuevos patrones de consumo han creado desafíos logísticos y productivos para las cadenas de suministro. Además, el gobierno mexicano ha respondido con la implementación de un nuevo etiquetado frontal y octagonal en los alimentos, con la intención de influir en los hábitos de consumo de la población. Sin embargo, Rivera subraya que los hábitos de consumo cambian por decisión propia de los consumidores, no por imposiciones gubernamentales.
La obsolescencia de la actual canasta básica es evidente ante la modernización del mercado. Rivera enfatiza la necesidad de una nueva canasta básica que refleje los verdaderos hábitos de consumo en México, no sólo a nivel nacional sino también regional. Esta actualización es crucial para medir de manera precisa la inflación y ajustar el salario mínimo en consecuencia, abundó.
Añadió que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se prepara para iniciar este proceso de actualización, con la promesa de hacerlo de manera transparente y democrática. Y advirtió que el éxito de esta iniciativa dependerá de la inclusión de todas las voces de la sociedad.
Por otro lado, el presidente de la ANPEC mencionó que durante el simposio de Jackson Hole, los líderes de la Reserva Federal de EE.UU. y otros bancos centrales discutieron sobre la posible estabilización de la inflación. Sin embargo, Cuauhtémoc Rivera insiste que la inflación en México sigue siendo un desafío, especialmente para las poblaciones más vulnerables.
“Buscando controlarla pagando altas tasas de interés, a los consumidores nos ha ido como en feria; la inflación en México ha rebotado al 6%, por lo que no queda claro que se afirme que la inflación viene bajando. Lo que se puede decir es que se está jugando con fuego y aquí sí, de fallar, las consecuencias serían estrepitosas. Una recesión nos llevaría a la pérdida de miles de empleos y a una caída económica mayor a la que resentimos con el alto pandémico de COVID-19”, insistió el dirigente de la alianza.
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