Otra vez en jueves, otra vez en Culiacán, otra vez fue un caos.
A las 13 horas del 29 de agosto se iniciaron bloqueos en un pueblo llamado Paredones, que pertenece a la sindicatura de Jesús María, donde el año pasado fue detenido Ovidio Guzmán López.
Las autoridades informaron que se trató de un enfrentamiento con civiles que atacaron un convoy del Ejército, pero ese encuentro fue inusual. Grupos armados crearon barricadas con camiones, camionetas y tráileres en puntos estratégicos.
Se colocaron en Jesús María, la caseta de cobro de la carretera Culiacán-Los Mochis, en Limón de los Ramos, frente al Seminario, en un camino hacia El Tamarindo y otro más en la entrada a la ciudad de Culiacán, donde se taparon cuatro carriles de la carretera México 15.
La ciudad se enteró por mensajes cargados con videos y fotografías de los bloqueos. De inmediato se armó un caos. Las tiendas, las plazas, los comercios, los abarrotes, las escuelas, universidades y hasta las oficinas gubernamentales cerraron cortinas. Los patrones despidieron a los empleados y las calles se tornaron sitios difíciles de transitar.
Las calles más importantes se congestionaron de vehículos, la Álvaro Obregón, la Francisco I. Madero, el Paseo Niños Héroes, el Emiliano Zapata, la Rolando Arjona, la Lola Beltrán, la Universitarios y la Heróico Colegio Militar.
Pero no todos aquí viajan en coche. Hubo centenas de personas que se quedaron paradas, viéndose fijamente, guareciéndose del sol debajo de árboles y marquesinas para esperar camiones que nunca pasarían porque los concesionarios del transporte urbano ordenaron salir de rutas.
Fue decidir entre la queja y la resignación de caminar hasta casa en medio de la incertidumbre y los rumores sobre la detención de capos del Cártel de Sinaloa. Corrió información con nombres y rostros en celulares, entre las pláticas y hasta en canales de noticias locales y nacionales. Nada confirmado.
El caos de este jueves es el síntoma de que nada ha sido sanado desde el jueves 17 de octubre del 2019, cuando se intentó detener a Ovidio Guzmán López, o el jueves 5 de enero de 2023, cuando se le detuvo finalmente, o el jueves 25 de julio de 2024 cuando fue detenido Ismael Zambada García o cada jueves desde ese día y que la Fiscalía General de la República da a conocer avances de una investigación que revela una posible traición en el Cártel de Sinaloa.
En todos esos hechos hay un patrón que se repiten: falta de información oficial.
Pasaron tres horas desde que iniciaron los bloqueos para que la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa confirmara los bloqueos y el enfrentamiento, y una hora más para que el gobernador de Sinaloa llamara a la población a tener calma.
Este jueves no fue la excepción, hasta caída la noche no se sabe qué pasó, no hay respuestas, solo silencio y el anuncio de que este viernes todo volverá a la “normalidad”.
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