A tres semanas de encierro ante los actos de violencia que estamos viviendo en el Estado de Sinaloa, me pronuncio al respecto, en un intento de expresar todo lo que eso conlleva, siendo estudiante universitaria de 23 años.
Sinaloa, en especial Culiacán, siempre ha sido blanco de estereotipos relacionados actos violentos o directamente con la narcocultura y como ciudadanos lo vivimos desde lo que conocemos como el primer “culiacanazo” y los posteriores a ese, de primera mano conocemos la angustia, el miedo y la incertidumbre que estos actos provocan y siempre deseamos que sea algo que no se vuelva a repetir, pero ¿qué pasa cuando se repite y no solo eso, que se prolonga a tal grado de poner en pausa la vida de los ciudadanos? bien, como alguien que no es su primer experiencia en esto, me gustaría señalar lo diferente que se siente, sentir que tu vida se puso en pausa por una guerra que no es propia, despertar todos los días con noticias cada vez más preocupantes, saber que tu hogar no te asegura que estés protegido, sin hablar del riesgo que representa salir, la cantidad de gente que se expone por algo tan básico como ir a trabajar.
He de confesar la impotencia que siento sobre todo cuando veo a personas de otros estados de México haciendo su vida normal, pero para nosotros la normalidad es un concepto que nos es cada vez más lejano, algunas personas comparan estos sucesos con los de la pandemia, el encierro, la incertidumbre, clases en línea, solo que antes un cubrebocas, desinfectante y resguardarnos nos hacía sentir que de alguna manera estábamos a salvo, actualmente ¿quién nos protege? nadie, y no hay peor miedo y angustia que saber que dentro de esta guerra que parece sentirse infinita, no estamos seguros por más que nos esforcemos por ello, porque no está en nuestras manos y, al parecer tampoco en las de el gobierno, así que solo queda cuidarnos entre nosotros y esperar a que todo esta violencia algún día pare.
Está siendo muy difícil mantener la calma o la paciencia en estas circunstancias por el sentimiento de que nos arrebataron de las manos nuestra normalidad, el transcurso de nuestras vidas y eso genera mucha tristeza, tenía planes, que generaban una enorme ilusión en mi, y simplemente se vio aplastada debido a la situación, además, en pandemia pudimos darnos cuenta el impacto psicológico que genera el encierro, y estamos enfrentando ese impacto de nuevo, en mi experiencia personal todo esto hace que mi motivación en la escuela se vea disminuida, sumándole a esto el reto que siempre han representado las clases en línea, que esta impotencia y desesperación sea casi palpable en mis maestros y compañeros de clase no me hacen esto más llevadero, el único medio que tengo para distraerme es ver películas, series o pasar el tiempo en familia, porque soy afortunada de estar con mi familia en estos momentos, siendo alumna foránea que se arriesgó en regresar a su pueblo en estas circunstancias, reconozco la fortuna que tuve de poder regresar, pero al mismo tiempo espero que le quiten la pausa a esta película de horror llena de violencia y que podamos estar de nuevo en las calles esforzándonos de la manera en la que cada quién nos buscamos salir adelante como podamos, anhelo el día en el que este texto sea solo parte del pasado.
Por Anónima
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