Altata, Navolato.- La violencia y el miedo al tránsito paralizan el turismo de Culiacán a Altata, afectando gravemente a los comerciantes locales.

La inseguridad que sacude la región debido a la llamada “narco guerra” ha dejado a Altata, uno de los destinos turísticos más visitados por los culichis, prácticamente vacío. Lo que antes era un bullicioso malecón repleto de visitantes, ahora se ha transformado en un paisaje desolador donde los comerciantes, que dependen del turismo, luchan por sobrevivir.

“Desde que empezó esta tragedia, uno ya no pudo trabajar porque uno vive del turismo. Yo tengo un mes y medio sin abrir el negocio”, lamenta Emigdio Villalobos Fierro, quien se dedica a la venta de artículos de playa.

Villalobos, quien ubicaba su puesto en la explanada del Malecón, cuenta que la disminución de visitantes fue tal que sus ventas diarias cayeron de entre mil o mil quinientos pesos, a menos de quinientos pesos diarios. En la explanada, contó, normalmente se ponían entre 10 y 15 puestos, pero ante la ausencia del turismo, diariamente solo ha visto a dos y máximo 6 durante los fines de semana.

“Ni para la gasolina salía a veces, por eso se decidió ya no trabajar, porque ni para la comida de no estando ahí alcanza”, contó.

La líder de los comerciantes del malecón, Idalia Guadalupe Castro Medina, calificó la situación como crítica y denunció que las autoridades han desestimado su afectación al no considerar a los vendedores entre los más afectados.

“En estos momentos estamos pasando por una situación muy crítica, lamentablemente la violencia nos afecta nuestra fuente de trabajo y esta situación nos ha llevado al extremo de no tener alimento para nuestras familias”, alertó, explicando que hasta el 80 por ciento de la economía local depende del turismo.

“Nos tomaron que nosotros no éramos los más necesitados cuando realmente el vendedor ambulante que yo lidero es el más vulnerable, el sector más vulnerable es el comerciante fijo y semi fijo que yo represento “, denunció.

 

La representante de 94 comerciantes del Malecón de Altata reconoció que, desde hace muchos años, la población de Altata vive no de la pesca, sino del turismo que llega principalmente desde Culiacán.

Los fines de semana, cuando el malecón debería estar lleno de familias disfrutando de mariscos, música y antojitos, las calles quedan desiertas. “A las seis de la tarde ya está completamente cerrado todas partes”, lamentó.

Idalia señala que ha acudido al Ayuntamiento de Navolato y al Gobierno del Estado en busca de apoyos como despensas para su gremio; sin embargo, denuncia que el apoyo ha sido poco y que le han cerrado las puertas.

“Estamos pidiendo a gritos a los gobiernos que nos apoyen porque nosotros pagamos impuestos… Lamentablemente solo me han dado largas. Mi primera instancia fue Navolato porque nuestros permisos corresponden a Navolato, pero me cerraron las puertas tanto el presidente interino, Francisco, como el de desarrollo económico”, señaló.

 

Ante la desesperación, los comerciantes han empezado a organizar iniciativas para atraer nuevamente a los turistas. Castro adelanta que se está planeando una caravana de paz, coordinada por el capitán del puerto, que incluirá a motociclistas, camioneros y automovilistas. El objetivo es mostrar que hay seguridad en el camino y que Altata sigue siendo un destino turístico dispuesto a recibir a los visitantes.

Pero, por otro lado, Emigdio Villalobos reconoce un panorama incierto, pues en el trayecto entre Culiacán y Altata han ocurrido hechos como el despojo de vehículos, lo que desmotiva al turismo para acercarse a la zona.

“Le han quitado carros a gente que viene, hasta a un profesor de la CETMAR que venía a dar clases”, mencionó.

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