Culiacán, Sin.- Mientras predomine el sistema económico de libre mercado el Arca de Noé no va a desaparecer, considera Jorge Aragón Campos, hijo de la fundadora de la primera tienda de disfraces de Culiacán, en 1982, sobre la avenida Aquiles Serdán.

Pese al auge del internet y las compras en línea, la sociedad mexicana, argumenta, todavía no es tan estandarizada y con un consumo tan heterogéneo como la gringa; lo que sigue reclamando el mexicano son respuestas personalizadas, en su caso, disfraces a la medida.

En entrevista para Espejo, Jorge compartió la historia del negocio familiar y cómo su madre de 86 años de edad sigue al frente de la tienda haciendo disfraces por encargo.

“La historia de un negocio usualmente es la historia de una persona, de su fundador. En el caso del Arca de Noé, al final del día tú encuentras que es una historia que está construida por el azar, todo fue azaroso”, comentó.

“Para mí, es la historia de una mujer que siempre vio al mundo como un conjunto de problemas a resolver, a no atarse”, expresa.

Se refiere a que doña Alba Campos Sañudo enviudó cuando ella apenas rodaba los veinte años y con un hijo en brazos; previendo el futuro, encuentra en un taller de corte y confección del IMSS una ocupación que rápidamente le comenzó a generar ingresos para sostener a sus demás hijos.

Sin embargo, el Arca de Noé fue una evolución que se materializó después de varias fases comerciales en torno al mercado de la ropa y la costura. La señora Alba primero se dio cuenta que en Culiacán era muy difícil encontrar ropita para niña, vestiditos, por lo que se le ocurrió crear los suyos para ponerlos a la venta.

“Así es como ella empieza a ganar dinero. Luego, además de los vestiditos, ella se da cuenta de su habilidad para la costura. Era buena para las miniaturas, entonces mi mamá también detecta un nicho de negocio, en las muñecas”, recuerda su hijo.

“No era una época donde todo es desechable. Ella desarrolló una serie de técnicas y pone una cartulina con un plumón que compró en la papelería Baysac y escribe ‘Hospital de muñecas’ y lo pega en la puerta. Y empieza a llegar gente, primero de Culiacán, luego de otros municipios y al rato desde la Ciudad de  México le mandaban muñecas. Nos cortaba un mechón para ponérselas a las pestañas a las muñecas”, continua.

El hospital de muñeca fue tan famoso por esa época que hasta el equipo del cineasta Demetrio Bilbatúa acudió a Culiacán a hacerle un reportaje a doña Alba, que posteriormente se difundió mucho en los anuncios de los cines, previo a comenzar las películas.

Del hospital de muñecas a la tienda de disfraces

Pese a esta moderada fama, Jorge explica que su mamá seguía especializándose o definiendo su oficio de costurera; lo que inicialmente fue un proyecto de servicios de costura, rápido derivó hacia la fabricación de vestiditos infantiles, luego a la reparación de muñecas y finalmente a una tienda disfraces.

Con lo de los vestiditos, sigue recordando Jorge Aragón, empiezan a llamar la atención entre las academias de danza y preescolar, sobre todo con las directoras, para festivales y bailables.

“Estando sobre las muñecas, esa misma actividad atrae a directoras de danza y preescolar. Y como mi mamá empieza a satisfacer esa necesidad, los jardines de niños empiezan a extender esa inquietud, empiezan a desarrollar mucha actividad en torno al concepto del disfraz, a mí me tocó ver los primeros desfiles de la primavera en Culiacán: casi todos disfraces hechos por mi mamá”, asegura.

“Los disfraces empieza con los kínder. Se corre la voz de que esos vestuarios para los festivales pues ya había quien te los hacía. Y para las escuelas resultó muy tonificante porque sus eventos escolares empezaron a adquirir otra dimensión, ya con más escenografía y empieza a crecer”, comenta.

Fue a inicios de los ochenta, que la misma gente le sugiere a su mamá abrir una tienda de disfraces en forma, incluso al inicio hubo propuestas de hombres de negocios para asociarse, sin embargo fue finalmente con Jorge, su hijo, con quien crea el Arca de Noé, en 1982, en el mismo lugar donde se encuentra en el presente.

“Evidentemente fue exitosa la tienda. Culiacán todavía no tenía 500 mil habitantes. Fue la primera tienda de disfraces en el noroeste de México. Es más en Guadalajara no había tienda de disfraces, de allá venían a comprar aquí”, señala.

Durante los noventa, la tienda el Arca de Noé fue patrocinador del programa del Doctor Rodelo, en el entonces Canal 3 y en cuanto se daba el número en el programa en ese momento empezaba a sonar el teléfono o empezaba a llegar gente, había respuesta inmediata.

A pesar de este éxito con el que nació el Arca de Noé, Jorge comenta que su mamá nunca se concibió como una mujer empresaria o comerciante, sino que ella siempre se vio a sí misma como un ama de casa con el objetivo siempre de sacar adelante a su familia.

Dice que ella desde su cuna simplemente fue formada para saber que el mundo es un conjunto de problemas a resolver.

El Arca de Noé en la época del internet

La primera tienda de disfraces de Culiacán sobrevive porque el enfoque también ha evolucionado y se ha adaptado a los nuevos hábitos de consumo. Jorge Aragón se refiere a que este negocio dejó de tener su nicho de mercado en el segmento de las infancias y ahora atiende más a mujeres y hombres adultos.

“Comenzó una tendencia en el disfraz para adulto. Empieza a tomar cierta fuerza, para el año 2000, el negocio de disfraces ya había dejado de ser un negocio infantil, para volverse predominantemente un negocio de adultos”, explica.

Hoy en día a la tienda entra de manera física gente variopinta y en su opinión personal, cree que el Arca de Noé nuca fue una tienda de disfraces, fue una fábrica de disfraces con venta directa al público, esa es la premisa.

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