Culiacán, Sinaloa.- Desde hace cuatro años, en Sinaloa existe un lugar donde abunda el amor y respeto por los animales, que brinda refugio y una segunda oportunidad a 260 perros y gatos que han sido rescatados del maltrato y abandono de la sociedad: el albergue para perros de la Fundación Balto y Togo Bienestar y Rescate Animal A.C, dirigido por Marisela Castaños.
Al entrar, resuenan los fuertes ladridos de decenas de “lomitos” que anuncian la llegada de visitantes. Asomados desde sus espacios cercados, con sus colas inquietas y miradas curiosas e intimidantes los perros se muestran alertas y llenos de energía listos para olfatear y saltar a las piernas de sus visitantes, que en su mayoría suelen ser cuidadores o voluntarios. Aunque hay unos cuantos que prefieren mantenerse alejados ignorando a las personas que se pasean por su territorio.
En el centro, hay una amplia área rodeada de árboles en crecimiento que sirve como patio de recreo, donde los perros pueden correr, jugar y disfrutar de su nuevo hogar temporal donde son alimentados, acariciados y bañados mientras esperan que una nueva familia los adopte.
Cada uno de ellos tiene un nombre y cuenta con una historia marcada por dueños irresponsables, la maldad de la gente y la indiferencia de la sociedad. Fueron maltratados, abandonados o atropellados por personas que los dejaron de lado sin considerar su dolor y sufrimiento.
Por ejemplo, se encuentra Angelo, un husky que fue rescatado por la Fundación en septiembre de este año, en Navolato. Angelo se encontraba lleno de sarna y garrapatas y necesitó una cirugía que le amputó su pata delantera debido a una fractura muy vieja. Ahora Angelo se ha recuperado y es feliz en el albergue, el tener solo tres patitas no le impide jugar con los otros perritos y hacerle travesuras a sus cuidadores.
Éste es Angelo.
También está Polka, una perra de 16 años de edad -la más vieja del refugio- que fue rescatada a principios de año, pues mientras rondaba por el Parque Revolución en Culiacán fue maltratada por algunas personas. Debido a su vejez, Polka necesitó atención médica ya que presentaba problemas de artritis, de visión y sobrepeso. En el albergue, Polka vive tranquilamente disfrutando de mimos y caricias.
Hay perritos que fueron rescatados de sus domicilios como el caso de Manchas, a quien su dueña lo tenía amarrado a un poste en la intemperie, sin comida o agua, a pesar del intenso calor o la lluvia. Manchas llegó al refugio siendo un perro muy agresivo, pero gracias a los cuidados que ha recibido ya se deja manipular y pasear.
Polka, perra rescatada en Culiacán.5
Todos ellos están obteniendo una nueva oportunidad gracias a los donativos y apoyo de la ciudadanía que ha aportado a la Fundación Balto y Togo para los tratamientos médicos y el mantenimiento del albergue.
Un albergue que nació de la empatía
Éste albergue nació gracias a la labor de Marisela Castaños, activista y creadora de la Fundación Balto y Togo, quien desde hace 10 años se ha dedicado rescatar, rehabilitar y dar en adopción responsable a perros y gatos en situación de calle o maltrato, así concientizar sobre el abandono animal.
Su interés nació gracias a su mamá, quien les inculcó a ella y a sus hermanos desde pequeños a tener empatia por el medio ambiente y los animales que lo habitan.
“Mi mamá tenía una estética y mi mamá fue la que nos fomentó el ser responsable con los animalitos, primero se rescataban en la casa y con los mismos clientes de mi mamá se ponían en adopción los perritos”, dijo.
Creciendo con estos valores, Marisela junto a una amiga se convirtieron en voluntarias de otras asociaciones animalistas y poco a poco le estuvieron dando forma a la asociación Balto y Togo, misma que según Marisela, es la fundación que más rescata animales en Sinaloa, pues auxilia a animales no solo de Culiacán, sino también de municipios como Mazatlán, Los Mochis, Navolato y Guasave.
“Si me hubieran dicho a mí hace 20 años que yo iba a tener un albergue hoy, no les hubiera creído porque ha sido un trabajo muy arduo, muy difícil, pero sobre todo muy doloroso con cada rescate (…) pero también es bonito cuando le encuentras a cada perrito un hogar responsable y digno para que ellos puedan seguir su vida”, mencionó.
De acuerdo con Marisela, el número de rescates varía cada mes, pero los casos de perros atropellados han ido en aumento desde que inició la crisis de violencia en Sinaloa, el pasado 9 de septiembre.
El maltrato animal no cede en Sinaloa
“Nosotros de la pandemia para acá pensamos que iba a disminuir el maltrato y resulta que no, fue peor”, expresó la activista.
A pesar de los esfuerzos de las diferentes asociaciones protectoras de animales y las leyes que existen sobre el tema, como la Ley de Protección a los Animales del Estado de Sinaloa, aprobada en 2021, Marisela lamentó que en Sinaloa la violencia contra perros y gatos sigue estando presente debido a la falta de empatía y sanciones hacia quienes cometen este tipo de actos.
“Se necesita la modificación al mando de Policía y Buen Gobierno para que los policías puedan hacer el retiro del animal, para que Inspección y Vigilancia haga las sanciones que corresponden a las personas que maltratan animales. No podemos nada más tener la ley y que siga siendo letra muerta, tenemos que enfocarnos en eso”, dijo.
Mientras tanto, agregó, la Fundación continúa rescatando animales y fomentando la adopción responsable en la ciudadanía, acudiendo a los centros educativos y permitiendo el ingreso de estudiantes voluntarios al albergue.
Sin el apoyo de la ciudadanía no hay albergue para animales rescatados
El albergue de la Fundación Balto y Togo, que actualmente da refugio a más de 260 animales, depende en su mayoría del apoyo de la ciudadanía que participa en las rifas organizadas por la asociación, de quienes se ofrecen como voluntarios para la limpieza del lugar y el cuidado del albergue y aquellas personas que realizan donaciones en especie y efectivo, mostrando su confianza en la labor de Balto y Togo.
“Nosotros somos un instrumento, los verdaderos héroes son la gente que nos apoya porque es la que hace posible que esto funcione”, expresó Marisela.
Lo anterior ya que cada mes es una preocupación para Marisela y su equipo el obtener recursos para el alimento, tratamientos médicos, pago de salarios, renta y servicios básicos de luz y agua.
Sin embargo, a pesar de las dificultades y el riesgo que corre en su labor de rescatista, ella dijo sentirse recompensada cada vez que ve a un animal recuperarse o ser feliz al lado de una nueva familia.
¿Cómo se puede ayudar al albergue Balto y Togo?
Hay distintas formas en las que la ciudadanía puede apoyar al refugio, por ejemplo, participando en las dinámicas que la Fundación promociona en sus redes sociales y en la ciudad, realizando donativos en efectivo o especie como mantas, croquetas, juguetes, cubetas, lonas o cualquier cosa que pueda servir para hacer más cómoda la estancia de los animales y prestando voluntariado en el refugio.
Pero sobre todo, adoptando de manera responsable, esterilizando a mascotas y animales en situación de calle y denunciando las situaciones abandono y maltrato animal.
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