Culiacán, Sinaloa.- Las largas jornadas de trabajo, la constante exposición a situaciones de sufrimiento, dolor y  muerte, así como la crisis de violencia que se vive en Culiacán y otras regiones de Sinaloa, han generado agotamiento y estrés en el personal de salud, provocando problemas de salud mental que suelen pasar desapercibidos.

“Sí, he tenido momentos donde he me sentido muy saturada, abrumada, irritable, con ganas de hacer un descanso de las cosas”, señaló la doctora Melisa, responsable sanitario de centros de rehabilitación de adicciones.

“Ahorita hay pacientes que llegan por arma de fuego y vienen custodiados y son esas veces que amenazan de atiéndelo o te vas junto con él, si se muere el paciente te mueres tú”, compartió una enfermera de Culiacán que prefirió mantenerse en anonimato. “Está difícil porque sí han llegado pacientes muy complicados y a veces no sabes ni cómo actuar, pero lo único que haces es despejar la mente y centrarnos en sacar la urgencia porque sino, no podemos trabajar”.

La doctora Cecilia Pereda Quintero, jefa del Departamento de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Sinaloa, explicó que los síndromes de Burnout (desgaste profesional) y Vicario (fatiga por compasión) son los principales problemas de salud mental que suelen enfrentar los trabajadores de salud.

“Empiezan a sentir dentro de su actividad laboral que es mucha la demanda que se le solicita y sobre todo, hacen mucho esfuerzo emocional, o sea, se sienten agotados, cansados por el trabajo y empiezan a perder ese vigor o o inclusive ese entusiasmo de incorporarse y sobre todo dar el 100% en su área laboral”, dijo.

De acuerdo con Pereda, el burnout no sólo se refleja en el cansancio físico, sino que también se pueden observar síntomas de irritabilidad, ansiedad y hasta una especie de “despersonalización” en el personal de salud, disminuyendo su calidad de vida y de atención a los pacientes como respuesta a la saturación emocional que viven.

“Cuando ellos de repente se sienten agobiados en el trabajo, les está provocando una sensación de mucho agotamiento sin ganas de ir a trabajar, ahí estaríamos hablando de este burnout”, dijo.

Mientras que, el síndrome vicario aplica cuando el personal deja de pensar en sí mismo, se olvida de sus propias necesidades y solo vive para los pacientes. Según la doctora, este problema es frecuente en áreas de hospitalización con pacientes terminales.

“Esto se da por constantes situaciones dolorosas de pérdidas y sobre todo cuando dentro de su trabajo no hay ese esparcimiento o en su misma familia”, dijo.

Además, de acuerdo con el estudio “Barómetro de la salud mental de los trabajadores en México”, desarrollado por la empresa especializada Affor Health, el 36% de los integrantes de equipos adscritos a servicios de tecnología y salud sienten tensión o angustia de manera habitual.

Sin embargo, actualmente no es solo es estrés y agotamiento cotidiano lo que está afectando la salud emocional del personal médico y enfermería, sino que la situación de violencia que se vive en el Estado ha provocado un miedo latente en éstos trabajadores, incrementando su nivel de ansiedad y disminuyendo las ganas de presentarse en sus trabajos.

“Es lógico que el personal empiece a sentir ansiedad, angustia de estar en un servicio y no saben qué va a pasar, porque tú como ser humano ante cualquier situación catastrófica, pues se te activa una situación de estar vigilante todo el tiempo y si se posterga va a entrar una agotamiento, va a entrar un cansancio y pues ya no vas a poder estar activa, ya no vas a poder ser eficiente en lo que tú realizas, ya sea en tu trabajo o en tu casa en el cuidado de tus hijos”, dijo.

Esta saturación emocional puede tener afectaciones en la atención de las y los pacientes, pues de acuerdo con la doctora Pereda, puede llevar a que el personal no perciba la gravedad de la situación de un paciente y demore en su atención o se ausente sin avisar.

Lo anterior, agregó, puede provocar irritabilidad en las personas que llegan a sentir que no se les dio una atención adecuada o suficiente.

Sin embargo, aún con estas consecuencias, los problemas de salud mental suelen pasar desapercibidos. Según la tanatóloga, Verónica de León, aunque las afectaciones emocionales en el personal de salud suelen ser recurrentes, estas en muchas ocasiones no son atendidas.

“Generalmente, no alcanzan a darse los tiempos y cuidar de su salud física y emocional porque muchos de estos problemas van a provocar el síndrome del burnout o estrés laboral, entonces viene agotamiento emocional, la despersonalización o la deshumanización y que eso llega a afectar no solamente a ellos como personas sino a sus pacientes y familiares”, dijo.

Agregó que además, esta situación puede generar conductas nocivas como el tabaquismo, aumento de consumo de sustancias para conciliar el sueño, entre otras.

“Es un tema recurrente porque generalmente la salud pública cuida la salud de la población y pocas veces se atiende la salud personal, individual del personal que brinda atención a los demás”, indicó.

Por su parte, la doctora Pereda dijo que la Secretaría de Salud tiene la tarea otorgar psicoeducación a los profesionales de la salud para que aprendan a identificar los síntomas de algunos problemas de la salud, mientras que los hospitales organizan sesiones donde se habla del tema y realizan tamizajes para identificar si el personal se encuentra agotado y brindarles atención.

“De igual forma a ellos se les dan sus rutinas de cómo manejar el estrés. por ejemplo con su respiración y se les recomienda que en su tiempo libre puedan ellos tener rutinas de actividades libres”, dijo.

Otra de las acciones importantes para prevenir estos síndromes es la rotación del personal que se encuentran en áreas muy tensas como los servicios de urgencias.

Finalmente, reconoció que aún existe estigma dentro del propio personal de salud, pues puede haber compañeros que evitan la ayuda psicológica o psiquiátrica ante el temor de “verse débiles” o “ser juzgados por sus compañeros”.

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