Si suenan los balazos, todos se tiran al piso. Si se puede, todos debajo de mesas y sillas. Ahí deben permanecer. Esas instrucciones podrían ser un protocolo básico de sobrevivencia en zonas de guerra, pero se trata del plan que ahora enseña la Secretaría de Educación Pública y Cultura en las escuelas de nivel básico en Culiacán.

Se trata de un protocolo que forma parte de un documento llamado “Entornos escolares seguros en escuelas de educación básica”, el cual ha sido repartido en planteles de Culiacán, Elota, San Ignacio y Concordia.

En tal documento se ilustran 10 acciones que deben seguir docentes y alumnos que son básicos para una situación de violencia:

1. Mantener la calma

2. Colocarse en el piso boca abajo, lejos de puertas y ventanas, guardar silencio

3. Permanecer en el aula, cerrar puertas y ventanas

4. Verificar que todas las niñas, niños y adolescentes se encuentren en el salón

5. Desalojar el área de riesgo, y movilizar a las niñas, niños y adolescentes hacia zonas de menor riesgo

6. Evitar que los estudiantes se asomen por las ventanas

7. En cuanto sea posible, llamar al 911 e informar a las autoridades

8. Hablar a las niñas, niños y adolescentes con voz tranquila y segura

9. No permitir la salida de las niñas, niños y adolescentes del salón hasta que se controle la situación

10. Realizar simulacros cada seis meses para diversas situaciones

Esas acciones se deben llevar a cabo en un momento de violencia, como los que han ocurrido diariamente desde el 9 de septiembre a la fecha en Sinaloa.

De acuerdo con el gobierno de Sinaloa y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), hay una confrontación entre dos grupos criminales del cártel de Sinaloa, la cual ha permeado a toda la sociedad.

La Fiscalía General de Sinaloa ha reconocido hasta 252 víctimas de desaparición y un número similar de muertes hasta el domingo 27 de octubre. A ello se debe sumar reportes de bloqueos, ponchallantas regadas en calles y carreteras, quema de casas, disparos a casas, enfrentamientos, ataques y persecuciones que se han suscitado en el Estado.

La violencia ha sido tal que hay localidades en zonas rurales que han autodeclarado “toques de queda” por temor a acciones violentas. Una situación similar se vive en ciudades como Culiacán y Mazatlán, con el cierre de negocios que decidieron cambiar sus horarios por falta de clientes.

Incluso, durante un mes entero hubo ausentismo general en escuelas de todos los niveles en Culiacán, Eldorado, Elota, San Ignacio y Cosalá, y, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública y Cultura, es una situación que persiste, pues hasta el 24 de octubre aún se registraba solamente el 65 por ciento de presencialidad en la ciudad de Culiacán, donde se tiene la mayor población infantil en escuelas.

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Imagen: Copia de pantalla al protocolo

En el protocolo de la Secretaría de Educación Pública y Cultura se especificó el plan de acción, el cual se lleva a cabo con simulacros, pero también con la identificación de personas docentes que tienen un correcto manejo de emociones.

Identificar a la(s) persona(s) del colectivo docente que tiene(n) un buen manejo de sus emociones (responden de manera tranquila y eficiente ante las emergencias) para que ellos sean los encargados de apoyar en los momentos de emergencia a las personas que presentan alguna crisis (situaciones de llanto o gritar sin poder parar, no poder respirar, etcétera). El personal que atienda la crisis debe evitar señalar, juzgar o utilizar palabras y adjetivos que revictimicen o dañen la integridad de quien o quienes estén involucrados en la situación”, se lee en el documento.

Esas personas tienen la misión de que las niñas y niños logren mantenerse a salvo y mantengan la calma durante momento de crisis, sobre todo cuando las emociones se exacerben siguiendo seis puntos:

• Trate de calmar a la persona hablándole de manera tranquila pero segura.
• Solicítele que lo mire a los ojos y dígale que la está acompañando, que no está sola.
• Pida que respire profundo y deje que hable de sus emociones.
• Sí lo permite, establezca un contacto físico que le permita controlar sus emociones a través de tocar el hombro.
• Comente que le pedirá que realice algunas acciones pero que es para resguardarse físicamente del peligro, (permanecer en un espacio y no salir de él, quedarse acostado en el piso, etcétera); en caso de que la crisis se presente de manera individual, es recomendable acompañar al estudiante a un lugar o espacio que le permita conectar con tranquilidad y sea más factible la intervención del personal capacitado, sin descuidar a los demás estudiantes.
• De ser posible invite a la persona a que se concentre en su respiración.

Cada escuela debe formar un comité de vigilancia y hacer parte a padres y madres para que también enseñen a mantener calma en un momento de violencia. Tanto el comité como los padres deberán tomar decisiones en conjunto, como el acordar espacios seguros después de horarios escolares.

En esos acuerdos debe incluirse un protocolo posterior, que incluye el tratar la ansiedad, el trauma y el miedo de manera responsable:

1. No oculte los hechos ni evite hablar de ellos.
2. Cuide su sobreexposición a imágenes y noticias del hecho.
3. Hable con la niña, niño, adolescente o joven de lo ocurrido conforme a su edad.
4. Continúe con su rutina.
5. Cuídese a sí mismo.
6. Identifique signos de ansiedad persistentes en la niña, niño o adolescente que puedan indicar que se requiere canalización y atención especializada.

El objetivo principal del protocolo es no minimizar una situación de violencia, como ha sucedido en Sinaloa, sobre todo a partir del 9 de septiembre, cuando comenzó la confrontación entre grupos criminales del cártel de Sinaloa, dejando a la sociedad agazapada y temerosa.

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