La estrategia en materia energética del gobierno de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, trae consigo una serie de modificaciones a la política de generación y distribución de electricidad en México. Despeja inquietudes sobre la posible monopolización del mercado energético, contemplando la posibilidad de las empresas privadas para invertir en la industria. Pese a esto, sigue dejando qué desear, sobre todo en temas de planeación, inversión y regulación de la competencia económica.

La atención al rubro energético ha sido una de las claves del escenario político, económico y empresarial mexicano desde hace varios años. Recientemente, y sobre todo en las últimas campañas electorales, el papel protagónico de la necesidad de transformar el panorama de la generación eléctrica se ha hecho notar.

Desarrollar un sector de producción y abastecimiento limpio, eficiente y a precios competitivos, es uno de los requisitos clave para que México aproveche el potencial de crecimiento que le ofrece el nearshoring, o fenómeno de relocalización de empresas. Este nuevo plan nacional de energía es uno de los grandes intereses de la administración Sheinbaum.

De acuerdo con Víctor Ramírez, doctor en ciencias ambientales por la UNAM y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Energía Solar, la estrategia propuesta se queda corta respecto a las necesidades proyectadas en los próximos años, aunque mejora con relación a lo ya establecido en ciertos aspectos. En su análisis de las implicaciones de dicho plan, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) ha considerado, igualmente, que deja a deber.

Novedades del plan de energía: productores mixtos y aumento en límite de autoconsumo

 

El nuevo plan de energía, presentado hace pocos días por la titular de la Secretaría de Energía, Luz Elena González, contempla un aumento en el límite a la generación de energía eléctrica que no requiere permiso para operar, es decir, la electricidad que los particulares pueden generar mediante celdas fotovoltaicas para autoconsumo de forma libre.

Este límite aumenta de 0.5 MW a 0.7 MW. De acuerdo con Forbes, este cambio es positivo para el crecimiento de la industria, al darles mayor margen a los hogares y pequeñas empresas para producir su propia energía limpia.

El límite de abasto aislado, que es como se le conoce la generación para consumo propio pero bajo regulación, también ve un importante aumento. Pasa de 0.7 MW a 20 MW. Prometen promover esta forma de generación entre las medianas y grandes empresas.

Añade, además, una nueva figura para invertir en la industria energética del país, con la aparición de los productores mixtos. Estos son parecidos a los Productores Independientes de Energía, desaparecidos prácticamente desde 2015. Quienes deseen vender energía bajo este esquema, participarán junto con la CFE, que tendrá al menos el 54% de participación de la inversión.

Entre otras cosas, el plan también añade el nuevo énfasis en agilizar los trámites para la inversión en el sector energético, así como proyectos para instalar paneles solares en hogares del norte del país y la responsabilidad para impulsar el desarrollo regional, acordando con las empresas para involucrar a las comunidades en desarrollos de impacto ambiental.

Debilidades del Plan Nacional de Energía 2025-2030

 

Entre las falencias que el IMCO señala, se encuentran la falta de claridad de las reglas para la participación privada, más detalles sobre la capacidad de adaptarse al crecimiento proyectado de la demanda eléctrica, y mayor explicación sobre mecanismos que garanticen la imparcialidad regulatoria, de forma que no se beneficie de forma injusta a la CFE sobre los productores privados.

“Se subrayó que el regulador mantendrá independencia técnica, sin embargo, no se ofrecieron detalles adicionales de su nuevo diseño institucional. Las disposiciones legales deberán contemplar mecanismos que garanticen la imparcialidad regulatoria”, señala en el comunicado.

 

La existencia de un organismo regulador, imparcial e independiente, es crucial  porque forma parte del cumplimiento del TMEC, firmado por México y del que depende gran parte de la economía nacional.

Aunado a esto, Ramírez, citado antes, apunta que la producción de energía limpia tiene un rezago de 35,000 MW si se desea alcanzar el objetivo de 45% del total nacional en 2030. El plan contempla apenas una nueva generación de 22,574  MW, entre esfuerzos público y privados, de energía en general. Esto significa que el déficit energético no se resolverá con las propuestas que esta administración ha presentado.

Al respecto, el IMCO explica:

Los escenarios de planeación no son consistentes con el plan de inversión para la CFE y los privados, ni con el objetivo de generar 45% de la energía a partir de fuentes limpias para 2030 planteado al inicio de la actual administración (el cual no se retomó en la presentación del Plan Nacional de Energía)

 

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