Culiacán, Sin.- Un huerto urbano en un parque público no solo embellece el espacio, sino que también transforma la dinámica del lugar, promoviendo una vida más sostenible y conectada entre las personas y la naturaleza. En términos sociales, es una buena forma de reforzar el vínculo vecinal y por lo tanto comunitario.

Son variadas las razones por las cuáles un grupo de vecinos se organiza para poder sembrar alimentos a unos pasos de sus casas, en medio de la ciudad y el trajín de la calle. Actualmente, en Culiacán existen unos 20 huertos urbanos en diferentes colonias y fraccionamientos, la mayoría de ellos, autosostenibles.

En gran medida, la asociación civil Parques Alegres ha apoyado a motivar a muchos de estos vecinos a que den vida donde antes predominaban vacíos urbanos, a partir de la creación de huertos urbanos, jardines polinizadores, reforestación, que son algunos de los talleres que integra el Proyecto Áreas Verdes Completas.

Huerto urbano del fraccionamiento Finisterra | Parque U D. Colinas del Sol

 

En esta colonia habita Sandra Aramburo, que junto con su esposo y otros vecinos comenzaron a revitalizar su parque empezando a poner árboles frutales. Luego supieron de la existencia de una asociación que se llamaba Parques Alegres y comenzaron a ir a pláticas con ellos.

Ahí les comentaron que para tener un huerto urbano en buen funcionamiento éste debía ir acompañado de un jardín polinizador.

“Parques Alegres nos empezó a motivar porque siempre una la piensa para hacer algo así, porque es algo inusual que no se miraba. ¿En los parques dónde íbamos a ver un huerto o un árbol frutal? Era raro eso”, comenta en entrevista para Espejo.

 

Durante la visita a este pequeño huerto se pudo observar la siembra de cilantro de hace una semana, también de cebolla cambray, rábanos, que apenas están creciendo. Sin embargo, durante la cosecha anterior, pudieron producir tomate cereza, zanahorias, calabaza, pepino y chile serrano

Esto mientras que el jardín polinizador se encarga de atraer a las abejas y otros insectos que ayudan a hacer crecer sanas a las hortalizas.

“Realmente el que cuida aquí y que está al pendiente, es mi esposo y yo. Se sacó la tierra, se preparó la tierra, se hicieron los surcos. Se acercó a nosotros Metafin, vino con un voluntariado, ellos nos facilitaron el sistema de riego con un tinaco”, compartió.

“Lo que hacemos, cuando se da bien una cosecha, yo hago macitos y a las del comité les digo, ‘voy a vender macitos a 15 pesos’, porque lo que sale es para reinvertir aquí mismo. Lo que es semillas, líquidos para las plagas y tierra”, precisa.

 

La vecina del fraccionamiento Finisterra destaca los beneficios de tener un huerto urbano en su entorno inmediato, para ella, es una actividad que la relaja después de llegar del trabajo; además, porque otros vecinos que a lo mejor no participan en su mantenimiento se acercan a preguntar sorprendidos.

Entre ellos, muchos son niños que no sabían de dónde salía una zanahoria o el cilantro: “es algo que en Culiacán no se ve porque son cosas que se ven en los ranchos”, señala.

“Yo hago una invitación a la comunidad a que tengan un huerto urbano en su parque porque es una experiencia muy bonita que te trae un beneficio de paz y bienestar, a la vez poder consumir algo orgánico, que nosotros mismos cosechamos y no nos lo vende otra gente que quien sabe cuántos químicos traen”, comenta.

Huerto urbano del Parque Danubio (Fraccionamiento Danubio)

 

En este huerto urbano nos recibió la vecina Marcela Bello, quien nos informó que apenas sembraron para tener su primera producción. La idea de tener un huerto urbano, comparte, fue para brindar a los niños y niñas de la colonia algo diferente que experimentar y posteriormente enseñarles a ellos como hacer su propio huerto.

“Yo soy comerciante. La verdad sí ha sido cansado, es salirte de tu rutina, es desgastante y le hemos metido bastante tiempo, entre unos vecinos y yo y mi esposo. Lleva mucho trabajo y diario se le debe dedicar tiempo, porque algunas cosas ya están sembradas, pero hay otras que están germinadas y se les tiene que estar regando”, explica.

“Nosotros nos reunimos en las tardes, a veces nos desocupamos a las 8, ya dependiendo que es lo que nos falte hacer. Una asociación (US Agriseeds) nos regaló plantitas de chile jalapeño y poblano, antier dejamos regado y ayer sembramos en la mañana”, comenta.

 

El huerto del Parque Danubio cuenta con pepinos, apenas para sembrarse ya que se encuentra en proceso de germinación, pero también tiene pensado cultivar lechuga orejona, maíz, frijol, cilantro, cebolla blanca y morada, tomate saladette y tomate cereza.

Estos vecinos incluso ya planean que una vez que su huerto empiece a dar alimento se van a repartir equitativamente una parte de la cosecha, mientras que otra, la idea es venderla a un costo bajo para reinvertir en el surco, ya que comparte que sí han destinado de sus bolsillos para la creación de este espacio.

Para Marcela, los beneficios de trabajar durante sus ratos libres en un huerto son para salirse de la rutina, más en estos momentos de incertidumbre por los que está viviendo Culiacán, refiriéndose a la narcoviolencia que estalló desde el 9 de septiembre.

“Fue una manera de pasar las horas en las tardes que nos tenemos que resguardar temprano. Nos ha servido de convivencia, de hacer algo diferente.

“Invitamos a los demás parques que se unan porque es algo que le sirve a fututo a los niños, hay que impulsar a la niñez a que aprendan otras cosas y dejar a un lado los aparatos electrónicos que dañan la mentalidad de ellos. Ellos están con la emoción de que ya está germinando este”, destaca.

Huerto urbano del Parque del Sol | Fraccionamiento Prados del Sol 2

 

Como los dos anteriores casos, la idea de hacer un huerto urbano aquí surgió primero por la iniciativa de unos vecinos de recuperar los espacios en desuso de la gran extensión de terreno con el que cuenta esta colonia.

“Anteriormente estaba muy abandonado el lugar. Tuvimos la iniciativa de empezar a poner un poco de vegetación, pero de ahí surgió la idea de agregarle un pequeño huertito. Sin embargo, las condiciones del lugar no estaban bien en cuanto a la tierra, no era muy buena y nosotros desconocíamos de eso”, explica Rigoberto, vecino de Prados del Sol 2.

Fue cuando el comité vecinal decidió acercarse a uno de los programas que ofrece Parques Alegres, pero fue Rigoberto el que entró al taller de huerto urbanos y él a su vez, bajo la información a sus demás vecinos.

“Solo dos acudimos al taller, pero los que apoyan son más. Ya como comunidad nos juntamos para preparar la tierra, el sembrado, el regado y el turno de regar, ir acomodando las plantas de acuerdo al tipo de plantas. Es un trabajo en equipo”, sostiene.

Actualmente este huertito está por sembrar su segunda cosecha. Rigoberto comenta que el año pasado lograron producir cilantro, rábano, tomates y ejote.

Aquella vez, Rigoberto, su esposa y otros vecinos lograron producir alimentos con una doble intención, poder llevar un poco a sus hogares para consumir, así como para poder vender, como en el caso de los dos anteriores huertos urbanos.

“Hubo suficiente producción de tomate, unos 10 kilos, para llevar a nuestros hogares. Se produjo mucho y mucha gente se acercó para decirnos que teníamos buena mano, aunque en realidad el tema es de cuidado”, precisa.

“La doble intención es, poder cosechar y usarlo como alimento, pero al ser bastantito, poder venderlos entre los vecinos para obtener ingresos para volver a sembrar. Algo para aprovechar para el parque”, destaca.

En el presente tienen sembrado plantas de rábano, tomate, pepino y un poco de lechuga, y la idea en el mediano plazo es expandir el surco en el parque. Comenta que la aceptación de los demás habitantes de esta colonia ha sido buena y han recibido comentarios positivos, ya que a la mayoría les ha parecido una buena iniciativa.

Otros más se acercan a preguntar por qué las hortalizas crecen tan bonitas y saludables, debido a que cuando estaban casi en su punto de ser cortadas, desde lejos podían verse los tomates, extrañando a los automovilistas que pasaban por el parque.

“Para que se produzca más yo uso abono natural, el humus de lombriz, nos lo recomendaron en el taller. Se acercan niños, preguntan que sí qué es, por qué lo sembramos y que hacemos con ello”, comenta.

Para Rigoberto, acondicionar un huerto urbano en un parque es una actividad que genera convivencia en la comunidad, ayuda a reducir el estrés, y sobre todo, se puede producir y consumir alimentos orgánicos.

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