Culiacán, Sinaloa.– La asignación de 7 mil millones de pesos, casi el 80% de los recursos federales destinados a tecnificación de distritos de riego, para los distritos 10 y 75 de Sinaloa ha sido celebrada como un paso fundamental para mejorar el uso y ahorro del agua en la agricultura. Sin embargo, expertos en el tema coinciden en que está inversión debe ser el inicio de un enfoque más amplio hacia una gestión integral del recurso hídrico.
El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, destacó que esta inversión es un pilar del Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y la Sustentabilidad, firmado este lunes, con el que se busca optimizar el uso del agua en procesos productivos. Actualmente, el riego agrícola emplea el 94% del agua disponible de Sinaloa, pero más del 50% se desperdicia debido a riegos ineficientes e infraestructura sin mantenimiento; con la tecnificación de los distritos 10 y 75 se regarán de manera más eficiente las 840 mil hectáreas de cultivo del estado.
Enrique Riveros, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), destacó la importancia de esta inversión, aunque subrayó que su éxito dependerá de los detalles de implementación.
“Toda inversión que se haga en tecnificación y en técnicas y tecnologías para reducir las pérdidas que tenemos en el riego agrícola es bienvenida. Pero como todo, el diablo está en los detalles, habrá que ver como se piensa implementar esto”, dijo. Riveros señaló que aspectos como la conducción, el entubado de canales o la tecnificación en parcelas deben evaluarse según las características de cada región agrícola.
Para él cada caso requiere un tipo de tecnología específica.
“Por ejemplo, en terrenos de aluvión con altos rendimientos de maíz, la tecnología de riego por goteo podría no ser tan redituable como en otras tierras que necesitan más agua y riegos. Quizás el revestimiento de canales o el entubado sea donde se están dando las mayores pérdidas.“, explicó.
En el distrito 010, añadió el líder agrícola, hay una buena cantidad de inversión privada en temas como riegos por goteo y sistemas presurizados. Esto, asegura, es un buen ejemplo de que la tecnificación es una buena solución ante la escasez de agua.
“Al utilizar menos agua y ser más eficiente en el recurso, esos mismos productores también han venido avanzando hacia cultivos de mayor impacto económico”, añadió. “Lo importante es que se aprobó un recurso y estaremos vigilantes y propositivos”, puntualizó.
Por su parte, Sandra Guido, presidenta de Conselva, Costas y Comunidades, celebró la tecnificación como un avance urgente, pero advirtió que esto debe ser solo el inicio de un cambio estructural. “Esto debe permitirnos reflexionar cómo llegamos a este punto y entender que el problema del agua no se soluciona solo con infraestructura hidráulica”, expresó.
Guido, quién ha planteado al Gobierno de Sinaloa una agenda hídrica integral para remediar el tema de la sequía con un enfoque de cuencas, señaló que la tecnificación puede reducir el desperdicio de agua, pero si no se aborda cómo se distribuye y capta este recurso, no se resolverá el problema de fondo.
“Llegamos a este punto por una serie de razones. Si no las modificamos, no vamos a resolver el problema. Por eso, celebro muchísimo este primer paso, pero debemos verlo como una oportunidad para cambiar nuestra relación con el agua y avanzar hacia una gestión hídrica integral”, expresó.
En este sentido, la presidenta de Conselva advirtió sobre posibles riesgos asociados con la tecnificación, pues la experiencia en distritos que ya se han tecnificado han generado mayor derroche del recurso o la ampliación de la frontera agrícola en lugar de un uso más racional.
“Yo lo veo como un punto de partida para una gestión integral del agua. Esto es de lo más urgente y por eso es que celebro muchísimo, porque si no la apuesta estaría más alta”, puntualizó.
En su Agenda Hídrica Integral, Guido plantea el poner en el centro del tema la formación natural de agua en las cuencas de Sinaloa, bajo cuatro ejes: Proteger y restaurar las zonas de provisión de agua y otros servicios ambientales; manejo eficiente del agua en actividades agropecuarias; Administración eficiente y sustentable del agua en la ciudad; y mecanismos financieros que involucran a usuarios y gobierno.
“Fuera de estas cuatro cosas no hay más que se pueda hacer”, aseguró la ambientalista.
Con el 2024 como el año más seco en los últimos tres, las presas de Sinaloa registran niveles alarmantes del 23.2% de su capacidad, lo que ha reducido la siembra de maíz en la entidad y presionado a agricultores a sembrar cultivos de menor demanda de agua. En este contexto, expertos, como Agustín Breña Naranjo, del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, han advertido que la agricultura de riego enfrenta un futuro incierto, especialmente en regiones áridas como el noroeste del país.
“La tecnificación es clave, pero debe enmarcarse en un modelo de adaptación al cambio climático para asegurar el futuro de la agricultura”, señaló.
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