Martín Román Valenzuela Zazueta, tiene 33 años y es de El Castillo. Es padre de familia y su hijo de 11 años ya lo identifica como alguien que trabaja por la comunidad.

Tuvo una vida tranquila y con comodidades, disfrutó su infancia y adolescencia. De pequeño recibía a su abuelo cuando regresaba de sacar camarón y le daba un puño para que lo vendiera y se fuera con otros niños al circo con ese dinero. Esos fueron los tiempos de abundancia en la comunidad, cuando había mucho producto.

Fue al mar con su abuelo en algunas ocasiones, le mareaba ir en panga, pero se aguantaba. Como a su abuelo, también le tocó acompañar al mar a su papá, pero las actividades que realizaba era trasiego de drogas, llegaron a ofrecerle trabajo hasta en Colombia. Dejó de realizar estas actividades de riesgo una vez que naufragó y en su casa pasaron momentos difíciles y le dijeron a él y su mamá que lo habían encontrado muerto.

Un día su papá llegó con sus familiares a Tijuana y le avisaron a la familia de El Castillo que estaba vivo, cuando llegó a la comunidad lo recibieron con una fiesta en su casa. La abuela de Román le dijo a su papá que si la quería, dejara de dedicarse a actividades ilícitas.

Después de estos episodios Román se fue a vivir a Culiacán, pero no le agradó y regresó al Castillo. Le gusta incentivar la participación ciudadana, es parte del comité de vecinos, le ha tocado la organización de actividades en fechas importantes, como el Día de la Marina. “La gente jala machín conmigo”, afirma.

En Semana Santa en El Castillo hay mucho movimiento, lo que permite que tenga recurso para realizar diferentes actividades y mejorar la infraestructura de los espacios públicos. Las letras del paradero turístico con las letras de El Castillo, él las mandó a hacer. Garantizó que el recurso público sea para beneficio de la población.

Cuando se requiere apoyo para actividades, lo buscan directamente por su liderazgo. Tiene planes, como mejorar el Centro de Salud y que las fechas importantes no pasen desapercibidas.

Otros espacios que se dedican a apoyar a la comunidad, específicamente a sus socios y socias, son las cooperativas. Sin embargo, al interior tienen desacuerdos por el uso del recurso y de mal manejo de los bienes. Lo que genera decepción y cambio de una cooperativa a otra por parte de las personas asociadas.

La corrupción ha mermado en diferentes aspectos, hasta en los apoyos que por ley debería tener la ciudadanía por parte de los proyectos gubernamentales, se han condicionado a la población.

El consumo de drogas se ha hecho presente y cala en las familias, su propio padre que se dedicó a mover droga y luego rechazó todo lo que eso implicaba, empezó a consumir drogas en los últimos años, pero se internó en un centro de anexión y está saliendo adelante. En su familia tomaron acción en la situación, pero sabe que no es el único hogar que padece este problema.

Román quisiera que las personas que lleguen al comité de vecinos tengan una mentalidad de ver en dónde falta apoyo y atenderlo. En sus sueños está que El Castillo tenga un malecón como el de Altata. Le gusta servir y sus vecinas y vecinos saben que cuentan con él, esa es su mayor satisfacción.

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Este es un trabajo de Memoria y Verdad: Historias desde la pesca, que rescata historias de resiliencia en comunidades costeras de Sinaloa, destacando ejemplos de vida digna frente al crimen y la marginalidad.