María Milagros es pescadora, además de Ingeniera en Sistemas Computacionales y Maestra en Administración de Negocios con Productividad y Calidad. Trabaja en el Área de Planeación de la Universidad Politécnica del Valle del Évora, es presidenta de la Fundación Mexicana de Artrogriposis y es activista por los derechos de las personas con discapacidad, las mujeres y la comunidad LGBT+.

“La pesca ha sido una constante en mi vida, desde que nací de un padre pescador y estoy viviendo en una familia que es la actividad principal… qué bonito que en el futuro todavía exista y que exista de una manera sustentable y que exista de una manera sana. Hay que empezar a hacer acciones afirmativas desde ahorita y vivirlo con orgullo”, comparte la pescadora de La Reforma.

Tiene 30 años y le pueden decir Mily. Es parte de una cooperativa semifamiliar, la integraron porque ayuda con la gestión de documentación para bajar los proyectos sociales. Su papá le pidió apoyo e inició realizando una base de datos, de ahí siguieron otras tareas y ahora tiene todo digitalizado y en orden para cuando se requiera información y documentación.

Interviene en las tareas que no implican salir al mar a pescar, en el resto de las actividades de la cooperativa, ahí está. Su intervención ha hecho posible que en la cooperativa las personas socias reciban diferentes apoyos gubernamentales.

Para las cooperativas es difícil acceder a apoyos y una de las causas es la regularización de la cooperativa. Cada año hay menos producto y la vida es más cara, por lo que en la comunidad hay retos que atender y generar empleos es uno de ellos, ya que el mar es un ingreso, pero no da para que sea el único. Los apoyos gubernamentales no cubren todas las necesidades que puede tener una familia y las y los jóvenes salen de la comunidad a estudiar, pocos se quedan en la pesca.

La inspección y vigilancia en el mar no se ha reforzado, sabiendo que existe la pesca furtiva y la necesidad de salir a pescar para tener ingresos; haya o no haya veda las personas tienen que comer y si no se les sanciona, van a ignorar las vedas. Desgraciadamente quien ha puesto límites es el crimen organizado.

La precarización de las comunidades pesqueras ha propiciado mayor número de personas consumidoras de drogas duras. Está consciente de que las actividades del presente impactarán en el futuro y para vivir del mar también es necesario tener una visión de desarrollo sustentable y vivirlo con orgullo.

Ser pescador o pescadora requiere de mucho esfuerzo, las jornadas extenuantes y condiciones difíciles son para respetar el oficio y las personas que lo ejercen. El hecho de que la pesca no sea rentable, se suma a otros factores como la incidencia delictiva, homicidios y desapariciones de quienes salen a pescar.

En lo personal también ha tenido retos. Tiene artrogriposis múltiple congénita, cuando nació no sabían qué tenía. Ese no fue el principal problema, sino que nació con el intestino obstruido cerrado, todo lo que yo comía lo vomitaba; su estado de salud era grave y en 15 días le hicieron dos cirugías. La comunicación con su familia no fue asertiva, hasta que un traumatólogo la vio y dio diagnóstico.

Es fiel creyente de Dios, lo asocia a una ocasión que su madre se encontró con una persona que le pidió ver a María Milagros y le recomendó que tuviera tratamiento en Estados Unidos, ella hizo la gestión del proceso que conocía porque ella tenía una hija con poliomielitis. Fue un éxito, por 21 años recibió tratamiento gratuito en el país vecino del norte. En Los Ángeles y Sacramento.

Si bien, la pesca da para sobrevivir a una familia, se tornó diferente cuando esta actividad tenía que ser también de la que salieran los viáticos del tratamiento de Mily, pues la atención médica estaba cubierta, pero no el resto de la inversión. Se hicieron más de 320 viajes y 24 cirugías.

La atención requiere de una fuerte inversión económica, ahora es consciente pues se hace cargo de su silla de ruedas y el mantenimiento, por lo que valora el esfuerzo de su papá y mamá por atenderla.

Al iniciar sus estudios fue a una escuela especial, por decisión propia solicitó unirse a un kinder regular, para su suerte la pasaron directo a la primaria. Nunca tuvo dificultades intelectuales, solamente motrices, pero la perspectiva de derechos humanos e inclusión era nula.

En la escuela no sabían cómo atender a una niña con discapacidad y la rechazaron, pero no se rindieron y solicitaron en otra escuela y se logró, desde entonces recuerda con cariño a la Maestra Carmen que puso su voluntad por delante para incluir a Mily en el grupo. Siempre tuvo un promedio sobresaliente.

Tenía apego con su mamá y eso fue una dificultad y la pudo sortear; la accesibilidad a los planteles educativos no existía hasta que ella entró a estudiar ahí e hicieron rampas, ese reto era nuevo en cada nivel educativo. En la comunidad en general, no se ha pensado en las personas con discapacidades.

Está convencida de que la pesca tiene futuro y es un oficio de orgullo. Gracias a la pesca su familia la sacó adelante y ahora es parte de las actividades administrativas, regresando al mar un poco de lo que por años le brindó. Es por y para el mar. Mientras ella esté en La Reforma, tendrán una aliada para mejorar la vida de las mujeres, personas con discapacidad y la comunidad LGBT+.

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El proyecto Memoria y Verdad: Historias desde la pesca se desarrolló en colaboración con el Fondo Resiliencia, un esfuerzo conjunto para fortalecer las respuestas locales y la resiliencia comunitaria.