En el mes de noviembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público presentó el Paquete Económico 2025 al Congreso de la Unión. En este, se esperaba una mayor disciplina fiscal y del gasto público, que redujera efectivamente la proporción de la deuda como porcentaje del PIB, que actualmente se encuentra excedida.

En parte, esta expectativa se cumplió, pues el planteamiento contempla una reducción importante del gasto público. Sin embargo, las previsiones de crecimiento económico se muestran excesivamente optimistas y “poco problables”, según describe el Instituto Mexicano para la Competitividad en su análisis del mismo.

El Paquete Económico también queda a deber, encuentra el IMCO, pues no aborda temas fundamentales para el clima de inversión y credibilidad de la economía mexicana, como lo son el marco regulatorio, certidumbre jurídica, fortaleza y calidad institucional.

Estimación de crecimiento del PIB de la SHCP: 2% por encima de la mayoría de instituciones.

 

La SHCP busca reducir el déficit del sector público del 5.9% del PIB en 2024, al 3.9% en 2025, para mantener la deuda pública alrededor del 51.4% del PIB.

Sin embargo, este ajuste se planea tomando como base una expansión del Producto Interno Bruto entre el 2.0% y 3.0% en 2025. Este crecimiento se encuentra muy por encima de lo que instituciones calificadoras, bancos internacionales y organismos supranacionales han proyectado, que esperan un aumento de entre 0.2% y 1.9%. Por ejemplo, el propio Banco de México, organismo nacional independiente al poder ejecutivo, proyecta un crecimiento de 1.2% el año entrante.

“Aunque el Paquete Económico 2025 denota la intención del Gobierno mexicano por retomar la disciplina fiscal, la magnitud del ajuste fiscal es cuestionable, pues el supuesto principal en el que se basa no coincide con el proyectado por distintos actores”, señala el IMCO,

 

El organismo apunta que, del 2008 al 2023, las proyecciones de crecimiento de la SHCP terminaron siendo superiores a la expansión real en un total de 12 ocasiones.

Debido a la inverosimilitud de los supuestos de crecimiento económico, resulta poco probable que las metas en cuanto a reducción de la deuda como porcentaje del PIB puedan cumplirse, esto debido a que los ingresos tributarios del gobierno dependen directamente de la actividad económica.

Si la meta en materia de reducción del déficit no se cumple, podría dar pie a recortes en la calificación de la deuda soberana mexicana, limitando la capacidad del estado de acceder a financiamiento. Esto terminaría por crear más presión sobre las finanzas públicas y desincentivar la inversión en el país.

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