TEXTO: Elier Lizárraga

Culiacán, Sinaloa.- Tenía 15 años cuando entró a trabajar al Congreso como mecanógrafa en 1962 y ganando 225 pesos al mes. Martha Guadalupe Arredondo Sandoval, a sus 67 años de edad, es la persona que más años ha trabajado en el Poder Legislativo de quien se tenga registro y, según confesó, esta podría ser su última legislatura al servicio del Congreso del Estado.

En sus 52 años de servicio en el parlamento, Martita, como la conocen los diputados, el personal y hasta reporteros, es inventora del orden del día y de la síntesis del acta de las sesiones.

Esto, dijo, debido a que observó la poca organización de las sesiones y el desgaste producido por tener que elaborar un acta de la sesión completa del martes para el jueves.

No se hacía orden del día hasta 1982. El único que sabía los asuntos que se llevaban era el presidente, y lo que hacíamos era agregar tarjetas a las iniciativas en las que poníamos: primera lectura de iniciativa de esto o de aquello. Uno va viendo y piensas: esto se tiene que hacer de otra manera, que sea seguido. Se oye muy feo que yo lo diga, pero yo fui la que inventó el guion”, explicó.

En entrevista con ESPEJO, Martha Arredondo habla de su vida y su historia como empleada del Poder Legislativo, desde los cargos que ha ocupado hasta los cambios que ha vivido con el paso de los años.

—¿Cómo fue que llegó al Congreso?

Yo estudié para contadora privada en un colegio y mis abuelos tenían de compadre a un diputado del municipio de Sinaloa: Juan Bautista Obeso Esquivel. En una plática, ellos le preguntaron si tenía algún trabajo para mí y él quedó de ver si había algo. Yo no tenía ganas porque me tenía que venir a vivir a Culiacán de Guamúchil, pero mi abuelo insistió en que viniera. No me hicieron ninguna prueba para entrar y el 1 de septiembre de 1962 fue que entré al Congreso. Estoy por cumplir 53 años. Tenía 15.

—¿Qué es lo que más recuerda de esos tiempos?

Cuando entré, yo estaba en el último escalafón de la nómina como mecanógrafa ganando 225 pesos. El primer día que llegué vi que se mandaban telegramas a los diputados porque no había manera de avisarles como ahora, que les hablan por teléfono o les mandan un mensajito. Yo nunca había hecho un telegrama, pero no era tan complicado porque en la época solo eran 13 diputados. Fue el primer trabajo que tuve aquí en el Congreso.

—¿Qué cargos ha tenido?

Primero fui mecanógrafa, luego tuve otro puesto que se llamaba oficial primero, que era muy arriba para la edad que yo tenía y lo que hacía. Ya después me asignaron como secretaria parlamentaria a los 3 años de que llegué. Y ahí me quedé hasta 1992, que me dieron el cargo de jefe del Departamento de Procesos Legislativos, y aquí sigo todavía.

—¿En qué consiste lo que hace?

El proceso legislativo es muy importante. Esto es, la iniciativa, todo funciona con la iniciativa. Llega, se presenta y nosotros le vamos dando trámite, desde el día en que llegó y todos los trámites desde la primera lectura hasta que la mandan a comisiones, se hace el dictamen, se discute en el pleno, hasta que aparece publicada. En eso he trabajado desde entonces y lo conozco perfectamente.

—¿Con cuántas legislaturas ha trabajado y qué cambios ha visto?

Voy en la 18. He visto muchas cosas, antes eran puros diputados del PRI y no pasaba realmente nada. Nadie hablaba, y si alguien hablaba era a favor. Y en 1981 entra la primera legislatura con diputados de otros partidos. Estaba el PRI, el PAN, el PSUM, que es lo que ahora vendría siendo el PRD, y había una coalición que se llamaba Francisco I. Madero. Se pudiera decir que esos eran independientes.

—¿Había mujeres en el Congreso cuando entró?

—Había diputadas. Estaba Alejandra Retamosa, ella fue la primera diputada que hubo y luego la primera presidenta municipal en el estado. Después estuvo Aurora Arrayales y luego Eduwiges Vega Padilla, Alicia Montaño. Hubo muchas mujeres.

—¿Su experiencia como mujer en los años 60 cómo fue?

—Yo no me daba cuenta. Con la edad que tenía nunca distinguí que porque yo fuera mujer tuviera un trato diferente. Mi trabajo ha sido mayormente con hombres, aunque ahora ya hay mujeres aquí, hasta en la Mesa Directiva. En esa época, aunque hubiera pocas mujeres, no vi un trato diferente. O por lo menos yo no me di cuenta que me hicieran menos.

—¿Hay algo que no le guste del Congreso?

—No podría decirlo así. Si tienes 52 años trabajando aquí, algo debe tener que te gusta… Yo hace mucho que cumplí para irme. Y no, la verdad me siento muy bien físicamente; me tengo que ir porque es la ley de la vida, uno tiene que darle paso a las siguientes generaciones. A lo mejor con esta legislatura les digo adiós… pudiera ser la última.

—¿Cómo se hacía el trabajo de iniciativas antes?

—Antes todo se hacía a máquina. Si te equivocabas en una parte tenías que corregirlo a mano en todos los documentos. Tampoco teníamos máquina copiadora, era muy rudimentario todo. Hasta 1974 llegó la primera máquina de escribir eléctrica, que yo la tuve, y hasta 1992 tuvimos la primera computadora. Todo ese tiempo se trabajaba con máquina de escribir.

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MARTITA, SIEMPRE ATENTA.

—¿Hace cuánto se cumplió su edad de jubilación?

—Hace 28 años, cuando cumplí los 25 años trabajando.

—¿Y por qué decidió quedarse?

—Bueno, yo me jubilé hasta que cumplí los 35 años trabajando. El diputado Víctor Manuel Gandarilla me ofreció jubilarme. Me explicó que si me jubilaba podía seguir trabajando, y cuando llegó la iniciativa de Gobierno todo se aprobó en esa sesión, no hubo segunda lectura ni discusión del dictamen. Y cuando me iba a ir alguien que entró a trabajar y me conocía me dijo que me quedara una legislatura más. Y así me fui quedando hasta el día de hoy. Aquí estoy y tal vez ya llegó la hora en que me deba retirar. Ahora es más complicado. Para cuando llegamos a la sesión pasan un montón de cosas y andamos todos a la carrera. Todavía lo puedo hacer pero quién sabe para la próxima.

Café en suspenso

Martita Arredondo no solo es la persona que más tiempo ha trabajado al servicio del Congreso del Estado, sino una de las que se ha ganado la estima y confianza de todos, no importa si se trata de personal de limpieza, guardias de seguridad o legisladores.

Tanto es el respeto que le tienen que, cuando murió su madre, la sesión ordinaria se suspendió a las 12:30 horas de ese día
para que pudiera estar con su familia. Un día antes había declarado a El Debate que le gustaría tomarse un café con el entonces
gobernador Jesús Aguilar Padilla, quien leyó la entrevista y le llamó para invitarle ese café.

Sin embargo, la llamada del gobernador coincidió con la llegada de Martita a Guamúchil, de donde es originaria, para velar el
cuerpo de su madre y la cita quedó en suspenso.

—¿Hay quién la releve?

—Hay gente joven en el departamento que ha ido aprendiendo. Les faltará cualquier cosa que como quiera lo aprenden, pero no creo que haya problemas para que me sustituyan.

—¿Qué ha cambiado desde que usted llegó?

—Antes no había síntesis. Yo misma vi eso y vi que algo se debía hacer. No podía llegar con el acta de la sesión del martes lista para el jueves, eran más de 60 páginas. Buscamos leyes orgánicas de otros lugares, pero en esa época no teníamos internet. Encontramos una de Sonora en la que se hablaba de dar lectura a la síntesis del acta y entonces se reformó la ley de aquí gracias a ese trabajo, aunque todavía se hace el acta completa. Tampoco había Departamento Jurídico y hacíamos los dictámenes a como podíamos entre el oficial mayor y yo.

—¿Siente que le falta algo por hacer?

—Yo me siento muy satisfecha, no siento que me falte nada. Yo he trabajado, he servido, y no siento que me haga falta nada por hacer.

Para tener en cuenta:

  • Nombre: Martha Guadalupe Arredondo Sandoval.
  • Ocupación: jefe de Procesos Legislativos.
  • Fecha de ingreso: 1 de septiembre de 1962.
  • Cargos anteriores: mecanógrafa, oficial primero, secretaria parlamentaria.
  • Legislaturas: 18 y podría concluir una más.

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Esta entrevista fue publicada en Marzo 2015 en la edición impresa número 7 de la Revista ESPEJO.