Carmen Alicia Camacho Camacho, Carmelita para sus seres queridos, es ostricultora en La Reforma. Tiene 52 años. Recuerda cuando probó el ostión de su cooperativa, llegaron a grandes unos y le parecieron muy buenos.

Desde niña iba al mar. Llegó a cuestionarse por qué no había sido niño, para que fuera más aceptado ser pescador. Con su papá empezó a ir a la jaiba en la adolescencia, si miraba que una de sus amigas iba con su papá, también se pegaba a la aventura.

“Como la mayor parte son hombres, decía: yo quiero ser hombre. Ahora yo tengo la facilidad de que estoy trabajando en el mar, en los ostiones la paso de maravilla. Disfruto mucho yo el paisaje, el mar… me encanta”.

Antes de ser pescadora, fue descabezadora. Era voluntaria de una organización con trabajo en La Reforma, donde una compañera las convenció de formar una cooperativa, sin dinero, pero con acompañamiento y ganas de trabajar en el mar. Cuando se concretó lo de los ostiones, no la dudó en dejar sus otros trabajos.

Leonor Cuadras Cuadras es el nombre de la cooperativa a la que pertenece y es en honor a la primera mujer pescadora de La Reforma. Al inicio hasta su familia le decía que ya se había sembrado ostión antes y las personas habían fracasado. Carmelita quería hacerlo y triunfar o fracasar por ella misma. El ánimo no decayó, no se han rendido y ya están por sembrar de nuevo, sin decepción de lo que hicieron.

Los problemas que encuentran en el mar es que ella y su equipo han batallado para tener permisos, los tienen todos en regla, pero se han dado cuenta que hay personas a las que no les exigen tanto. La cooperativa está “derechita” con todo el papeleo, pero el trato desigual desincentiva.

La conciencia que han tomado para mantener los espacios limpios no ha llegado a todas las personas, todavía encuentra que visitantes y lugareños tiran la basura al mar; por lo que ella ha decidido traerse basura ajena, con la esperanza que dejen de tirarla. También tiene voluntad para aprender y hacer del espacio un mejor lugar de trabajo y para visitar.

El ostión llega a Carmelita y sus compañeras como una semillita de tomate, lo crían hasta que está de tamaño mediano y lo regresan para que termine de crecer. En algún momento se presentaron dificultades y no sabían responder a sus preguntas, fue en el primer año que trabajaron. Con apoyo externo les explicaron algunas causas, como el hecho de que el agua caliente mata los ostiones.

Los cangrejos, caracoles, jaibitas y otros depredadores siempre están presentes, por lo que ya saben identificar esas amenazas y protegiendo el cultivo. Cada vez le echó más ganas, aprendieron y se siente motivada. Las tareas se las han ido turnando, además siempre han trabajado para poder reinvertir en los ostiones.

Los apoyos de Gobiernos se les han negado, pidieron principalmente con apoyo de motores marinos, pero les piden más tiempo de haberse constituido. Donde si han tenido apoyo es de una organización civil. Le gustaría que cuando ella y sus compañeras no estén, la cooperativa siga o que se formen más cooperativas de mujeres. Que más mujeres dijeron que quieren ser parte de una cooperativa.

“El mar es libre y es para todos”, es el mensaje que envía a la juventud que le interesa trabajar en el mar. Casi siempre es por pasatiempo mientras estudian, hay quienes deciden dedicarse a eso, porque se le agarra amor y es un trabajo digno. Ya mira más mujeres que salen con sus esposos a la jaiba, camarón y almeja.

El cuidado de la bahía es algo que busca incentivar, es una lucha constante; aunque sabe que hay ocasiones en que el mar y sus productos no tienen precio y queda en la incertidumbre. Por otro lado, es satisfactorio que la vean como pescadora y que le va bien con los ostiones.

“Es muy bonito trabajar y sentirte satisfecho de que lo que estás haciendo lo estás haciendo bien”. En el primer año estaba feliz, pese a iniciar de cero y no saber si iba a funcionar, ya se dieron cuenta que si funciona. Hay que dedicarle mucho trabajo y seguir aprendiendo el trato del producto.

No se imaginaba que fuera posible andar en el mar con la libertad que andan los hombres. Lo de la cooperativa fue algo inesperado porque es la primera cooperativa de puras mujeres. Es una mujer de fe, es rezadora y asiste cuando fallecen personas o en aniversarios de muerte. La fe y el amor al mar, la mantienen firme y avanzando.

***

El proyecto Memoria y Verdad: Historias desde la pesca se desarrolló en colaboración con el Fondo Resiliencia, un esfuerzo conjunto para fortalecer las respuestas locales y la resiliencia comunitaria.