Por Victoria Dittmar / Insight Crime

Cuando Kevin González decidió internarse en un centro de tratamiento de adicciones en la ciudad mexicana de Nogales, Sonora, en la frontera con Estados Unidos, lo hizo en un punto de desesperación absoluta.

Después de más de una década consumiendo fentanilo y otros opioides en Phoenix, Arizona, González aseguró que su cuerpo ya no encontraba alivio en las dosis habituales. El dolor, el insomnio y la ansiedad del síndrome de abstinencia eran insoportables, y las pastillas en las calles carecían de la potencia suficiente para hacer efecto.

“Consumía 50 pastillas de fentanilo al día, a veces fumaba cuatro a la vez. No eran suficientes,” dijo González a InSight Crime en noviembre, cuando llevaba tres meses en tratamiento.

La cantidad podría parecer alarmante, considerando que una sola pastilla con más de 2 miligramos de concentración de fentanilo podría haber sido letal. Sin embargo, varios usuarios y miembros del personal en centros de tratamiento en Sonora y Arizona afirmaron a InSight Crime que consumir cantidades como esa se había vuelto común. González, además, aseguró que llevaba años sin estar cerca de una sobredosis o saber de amigos que hayan pasado por una.

Esto se debía, en parte, a la tolerancia que había desarrollado tras tantos años de consumo. También había aprendido estrategias de reducción de riesgos, como dosificarse, consumir acompañado y llevar siempre naloxona, un medicamento utilizado para revertir sobredosis de fentanilo y otras drogas.

Sin embargo, en su opinión, otro factor importante era la disminución en la concentración de fentanilo en las pastillas que compraba en la calle.

“Antes estaban más cargadas. Ahora es muy difícil encontrar una con suficiente potencia”, señaló.

La experiencia de Kevin refleja la de muchos consumidores de opioides en Estados Unidos, donde se ha registrado una reducción sin precedentes en las muertes por sobredosis de fentanilo. Entre julio de 2023 y julio de 2024, por ejemplo, los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (Centers for Disease Control, CDC) reportaron una disminución del 17% a nivel nacional.

Varios expertos aseguran que aún faltan datos para determinar la causa exacta de esta tendencia y que el fenómeno podría variar a lo largo del país. Sin embargo, desde el lado del suministro, hay algunos factores que podrían dar pistas.

Amplia disponibilidad de pastillas

 

La reducción de sobredosis podría estar vinculada al creciente predominio de las pastillas de fentanilo en el mercado, conocidas como “M30”.

En los últimos cinco años, las incautaciones de M30 en Estados Unidos han aumentado considerablemente, superando el crecimiento de otras presentaciones de fentanilo como el polvo o los líquidos. En México, recientes decomisos indican que los grupos criminales siguen produciendo estas pastillas a gran escala. Por ejemplo, el 3 de diciembre las autoridades realizaron un aseguramiento récord de 20 millones de pastillas en Sinaloa. También se ha reportado una proliferación de centros de manufactura de pastillas en la frontera norte.

“Las pastillas están dominando el suministro de fentanilo en Estados Unidos”, dijo a InSight Crime Dan Ciccarone, profesor de medicina familiar comunitaria en la Universidad de California en San Francisco, y experto en tendencias de uso de opioides.

En parte, esto se debe a su bajo precio. En algunas ciudades de Estados Unidos, las pastillas pueden costar menos de un dólar, según nuestras entrevistas con consumidores. En cambio, una dosis de polvo puede llegar a costar hasta diez veces más.

Además, las pastillas parecen tener niveles de pureza más consistentes. Según los datos de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA), en 2024, 5 de cada 10 pastillas contenían una dosis mortal de fentanilo. Esto representa una disminución respecto a las 7 de cada 10 pastillas identificadas en 2023.

En contraste, la pureza del polvo varía considerablemente, desde casi nada de fentanilo en una dosis hasta una concentración del 85%, según los datos más recientes de DEA.

Ciccarone ha notado que esta variabilidad en la oferta influye en la preferencia creciente por las pastillas, la cual puede ser clave para evitar sobredosis.

“Las pastillas tienen una dosis relativamente confiable, lo que permite a los usuarios calcular cuántas tomar”, afirmó. “Pero las concentraciones en el polvo pueden cambiar considerablemente cada semana, por lo que no saben ni cuánto consumir ni qué dosis podría ser fatal”.

El método de consumo también puede influir. Las pastillas se suelen fumar, en lugar de inyectarse. Y aunque en la comunidad científica hay debates sobre cuál de los dos métodos es más seguro, algunos estudios han encontrado menor letalidad entre los usuarios que las fuman.

Mayor control sobre la producción

 

En el noroeste de México, epicentro de la producción de fentanilo ilegal, se ha registrado una reestructuración del mercado que podría explicar la reducción en la concentración de las pastillas.

Durante varios años, la producción de fentanilo operó de forma “abierta”, con numerosos productores independientes, principalmente en Sinaloa, involucrados en el proceso. Esto, entre otros aspectos, ocasionó una gran variabilidad en los métodos y la calidad de la producción, lo que contribuiría a que varios productos tuvieran concentraciones potencialmente mortales.

Sin embargo, desde mediados de 2023, este modelo cambió tras una prohibición impuesta por facciones del Cartel de Sinaloa, que impidió a los actores independientes seguir produciendo. Durante una visita a Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, y a ciudades fronterizas en Baja California en agosto de 2024, InSight Crime encontró que la producción de fentanilo ahora está concentrada en menos manos y solo entre personas cercanas a las grandes facciones del grupo.

Este cambio podría haber llevado a una mayor homogeneidad en la calidad del producto, ya que deja menos espacio para la intervención de cocineros novatos o para la improvisación en los métodos.

“Antes cualquiera podía agarrar la fórmula, pero ahora hay órdenes y no cualquiera se avienta al ruedo”, dijo a InSight Crime un productor de fentanilo en Culiacán.

Para la DEA, estos cambios son el resultado de la presión impuesta a los grupos criminales que trafican fentanilo. En una columna publicada en el diario USA Today, la administradora de la DEA, Anne Milgram, afirmó que la reducción en la concentración de pastillas era “prueba de que sus esfuerzos estaban funcionando”.

Sin embargo, también podría responder a una estrategia de los grupos criminales para maximizar sus ganancias. Reducir la concentración de fentanilo permite producir un mayor volumen de pastillas a partir de la misma cantidad base de la droga. Además, como ilustra el caso de Kevin González, menores concentraciones no solo disminuyen el número de muertes de sus clientes, sino que también los obliga a comprar más pastillas para alcanzar el efecto deseado.

Un mercado de mezclas

 

Los usuarios de fentanilo en Estados Unidos también enfrentan cada vez más un mercado de múltiples drogas. En algunos casos, esto se podría relacionar con menor riesgo de mortalidad.

Por ejemplo, varios consumidores entrevistados por InSight Crime en la frontera comentaron que los vendedores en las calles suelen ofrecerles estimulantes para contrarrestar los efectos del opioide. Kevin González, por ejemplo, aseguró consumir cocaína para mantenerse despierto durante sus horas de trabajo y evitar el consumo de fentanilo en ese tiempo.

En sus investigaciones en San Francisco, California, Ciccarone también ha encontrado que varios usuarios están sustituyendo el fentanilo por metanfetamina, ya sea por el menor costo o por los efectos que produce. Esto les permite reducir la frecuencia con la que se exponen a los riesgos del fentanilo.

“Nos han dicho que pueden saltarse una dosis de fentanilo por consumir metanfetamina y se sienten bien”, dijo.

Las redes de suministro de fentanilo también han comenzado a mezclar el opioide con otras sustancias. Por ejemplo, en los últimos dos años, las autoridades estadounidenses han emitido alertas sobre la creciente presencia de xilacina mezclada con fentanilo. Esta sustancia, un sedante veterinario conocido en las calles como “tranq”, puede causar infecciones graves en la piel cuando se consume.

En Sinaloa, dos productores de fentanilo le dijeron a InSight Crime que en 2023 comenzaron a mezclar xilacina con fentanilo para hacer que el producto rindiera más sin perder sus efectos como droga depresora. Estas mezclas también podrían realizarse a nivel minorista, donde los distribuidores buscan aumentar el volumen de la droga.

Algunos expertos sugieren que la combinación con xilacina podría reducir el riesgo de muerte, ya que su efecto sedante es más prolongado, lo que podría llevar a los usuarios a consumir con menos frecuencia.

Sin embargo, no todos están convencidos. Ciccarone, por ejemplo, señala que, aunque la xilacina es menos letal que el fentanilo, las mezclas suelen tener concentraciones muy elevadas de este último, lo que agrava el riesgo de sobredosis.

Además, estas adulteraciones se llevan a cabo sin el conocimiento de los usuarios, por lo que no pueden calcular qué cantidad pueden consumir de manera segura.

“Los efectos son terribles… es el clásico ejemplo de un adulterante. Las personas buscan fentanilo, pero les venden tranq”, advirtió.

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Este trabajo fue realizado por InSight Crime. Para consultar el contenido original, dar clic aquí.