El crecimiento de la mancha urbana de Culiacán con el paso del tiempo ha dejado vestigios  arquitectónicos que han sido absorbidos por los nuevos trazos y arborización. Algunas estructuraras históricas simplemente pasan desapercibidas para las nuevas generaciones por otras que se elevan por los cielos con diseños más modernos.

De esta manera, en la actualidad todavía existen viejas casonas o edificios en algunas zonas de la ciudad que en el presente albergan fraccionamientos o nuevas residenciales para la oferta inmobiliaria.

Por ejemplo, hace 150 años donde hoy se ubica la colonia Las Quintas se encontraban extensos terrenos que fueron adquiridos por una de las familias más ricas de Sinaloa para su explotación. Posteriormente, esta parte oriente de Culiacán comenzó a ser conocida y promovida como la zona industrial principalmente por dos grandes fábricas, la Fábrica de Hilados El Coloso y la Fábrica de Azúcar La Aurora.

De la primera hoy no queda ningún indicio de su existencia más que solo algunas viejas fotografías de la época y el viejo barrio de El Coloso por la calle Ángel Flores, donde comenzaron a asentarse las familias de los obreros de dicha industria textil.

Pero de La Aurora, por fortuna todavía sobreviven algunas de sus estructuras como su principal nave industrial, así como una de sus grandes chimeneas que hoy en día han sido conservadas como patrimonio industrial, sirviendo como un monumento histórico de esta antigua área azucarera.

De hecho, lo que queda de la Fábrica La Aurora fue declarada hace unos años, oficialmente, como monumento histórico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Historia de la Fábrica de Azúcar La Aurora

Cabe mencionar que tanto la fábrica de hilados como la de azúcar en un inicio pertenecieron a la familia De la Vega bajo la firma “Vega hermanos”. En 1864, otro de los grandes empresarios de Sinaloa por este tiempo, Joaquín Redo y Balmaceda, se casó con Alejandra de la Vega, quien al morir su padre heredó el gran patrimonio familiar.

Posteriormente, tanto El Coloso como La Aurora pasaron a ser administrados por Joaquín bajo la firma “Redo y Compañía”, que en 1902 se constituyó legalmente como una sociedad colectiva junto a dos de sus tres hijos, Alejandro y Diego Redo, este último gobernador de Sinaloa hasta 1911 cuando arribaron las fuerzas revolucionarias al estado.

De acuerdo a la publicación “La fotografía como parte del vestigio de la industria decimonónica en Culiacán. Los casos de El Coloso y La Aurora”, de las autoras Bárbara Anahí Toloza Aramburo y Amanda Liliana Osuna Rendón, Redo y Compañía estaba integrada por las siguientes propiedades: El Coloso, fábrica de hilados y tejidos; La Aurora, fábrica de azúcar y alcohol, y sus cañaverales de aproximadamente 200 hectáreas; Eldorado, fábrica de azúcar y alcohol con capacidad de moler de 80 a 100 mil toneladas de caña por zafra.

El ingenio La Aurora fue fundado en 1876 y se componía de una fábrica de azúcar y otra planta para producir bebidas alcohólicas. Daba ocupación a 250 trabajadores que se desempeñaban en diferentes actividades entre la fábrica de azúcar, la de aguardiente, sus quintas de mangos y aguacate, elaboración de quesos, etc.

Continuando con las autoras, ambos complejos industriales (El Coloso y La Aurora) se ubicaban casi en las afueras de Culiacán, en la zona oriente, pero solo fue cuestión de tiempo para que estos suburbios empezaran a cobrar vida con los trabajadores que se iban instalando por temporadas, o de manera permanente, gracias al trabajo que ofrecían ambas fábricas.

“El complejo industrial al que pertenecía el ingenio La Aurora estaba compuesto por la fábrica de azúcar, una casa hacienda, la alcoholería, habitaciones para sus empleados, caballerías y un cuarto de guarniciones o almacén. La nave principal del ingenio estaba construida de ladrillo”, se lee en el texto.

Colindaba al sur con el camino real  El Barrio, al norte con un canal y cultivos de caña, al oriente con las caballerizas de la hacienda y al poniente con el potrero de El Coloso.

“Las tres grandes zonas en que se dividía la fábrica de azúcar eran: 1) el área de calderas, donde se generaba la energía necesaria para mover al ingenio 2) el área de batey y molino, situada al aire libre y donde se recibía la caña del campo y comenzaba a molerse 3) y el departamento de elaboración de azúcar en el interior del edificio”, se describe.

Sin embargo, fue en medio de la bonanza de la familia Redo que inició el movimiento revolucionario, y al momento que arribaron a  Culiacán las huestes maderistas, una de sus primeras acciones fue dirigirse contra uno de los símbolos del régimen porfirista en Sinaloa, El Coloso y La Aurora, prendiéndoles fuego y saqueando sus productos y materiales.

En la Fábrica La Aurora el saqueo fue en el edificio de la alcoholería donde había tres tanques de fierro con 6 mil litros de alcohol almacenado. El departamento que resultó con mayor daño fue el de la elaboración, a excepción de las paredes principales, lo demás se perdió por completo.

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“Ruinas de la fábrica La Aurora”, retrato de grupo, principios del siglo XX, Lohn, Culiacán. Fondo particular Miguel Tamayo.

El legado de La Aurora será resguardado en un centro cultural

“La Aurora no podrá jamás ser dañada, ni derribada, será casa-estudio, y un nuevo espacio para la cultura y las artes en Sinaloa”, se lee en un anuncio instalado por la recién propietaria de este recinto, la artista visual Rosa María Robles Montijo.

Tras varias décadas que quedar en el abandono por sus viejos propietarios, lo que antes fue una de las primeras industrias generadoras de empleo en Culiacán y símbolo del orden y progreso del Porfiriato, en el presente se convertirá en la Fábrica de Arte La Aurora.

Como primer evento oficial, el próximo sábado 15 de febrero se reactivará como espacio para la cultura y las artes con una tarde de rock y blues con la banda “Plebes Blues Band”.

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