Con dos operativos exitosos que en unas cuantas horas detuvieron y pusieron a disposición de la justicia a dos piezas claves del narcotráfico en Sinaloa, se le da fortaleza a la expectativa por la paz que sea lograda mediante la fuerza de la ley y no por pactos entre o con delincuentes que a la larga significan ceses intermitentes de hostilidades, pero violencia latente siempre.

La jornada realizada la tarde y noche de ayer en Culiacán, con fuertes despliegues terrestres y aéreos de elementos del Ejército, Marina y Guardia Nacional, logró aprehender en el sector Las Quintas a José Ángel Canobbio Inzunza, considerado por el gobierno de Estados Unidos como uno de los operadores clave en la organización que encabezan los hijos de Joaquín Guzmán Loera al interior del Cártel de Sinaloa hoy en guerra.

Y en la madrugada de hoy, enmarcada en la fuerte movilización de las Bases de Operaciones Interinstitucionales que se extendió por varias colonias de la capital del estado, se dio a conocer la información sobre la detención de Kevin Alonso Gil Acosta, alias “El 200”, a quien acusan de ser uno de los jefes de seguridad de la misma facción criminal liderada por Iván Archivaldo Guzmán Salazar.

Sin duda alguna está funcionando la estrategia federal que desde que inició la actual confrontación en el CS, el 9 de septiembre de 2024, actuó para la contención de la violencia de alto impacto y ahora se ha enfocado a la anulación de personas o grupos generadores de violencia, dando por concluida también la fase de “abrazos, no balazos” con la cual el ex presidente Andrés Manuel López Obrador dijo combatir al crimen organizado.

Entonces hay que reconocer que está reportando buenos resultados la operación del gobierno de Claudia Sheinbaum que parte de la coordinación de lo federal con lo estatal, pero ni las autoridades ni los ciudadanos debemos asegurar ni creer que ya estamos bien. Lo que sí sucede es que avanza la embestida militar-policial contra los puntos neurálgicos de la delincuencia organizada cuando se halla en la etapa inicial, después de varios meses de preponderar la labor de contención de la violencia.