Mélida Escoboza Ponce, una mujer con discapacidad visual quien pertenece al Centro Integral de Discapacidad Visual es un ejemplo de resiliencia, determinación y apoyo a la comunidad.

Desde su nacimiento ha vivido con discapacidad visual, al principio vivió con baja visión, poco a poco su capacidad para ver se iba deteriorando, hasta perder completamente la vista a la edad de 18 años, tiempo en el que sintió que su vida se quedaría estancada en una perpetua oscuridad y depresión.

Desde pequeña había anhelado dedicarse a los medios de comunicación, que su voz fuera escuchada en las radios y anuncios, y su nombre estuviera en televisiones; ser parte de ese gremio de comunicólogos con los que había crecido, pero esta falta de visión se presentó  cómo un reto más grande de lo que ella se sentía capaz de enfrentar.

Experimentó enojo, frustración y duelo, enfrentó los mismos sentimientos que cualquier persona tendría al perder parte de su anatomía, e incluso de su autonomía puesto que a partir de ese momento sería dependiente de un bastón o un apoyo para el resto de su vida.

Sin embargo, en lugar de rendirse y lamentarse de su pérdida, decidió seguir adelante e iniciar sus estudios en la escuela de Comunicación Social de María Teresa de Jesús Zazueta Zazueta. Encontrando ahí a quienes serían su red de apoyo en su nueva vida de estudiante universitario y futuro profesional.

“Siempre estuve acompañada de mi amiga, ella me ayudaba a subir a los camiones y a enfrentarme a los retos que la vida escolar o profesional me ponían enfrente”  comenta Melida.

El amor que tiene por la locución y la comunicación la llevaron a trabajar durante seis años en Radio Sinaloa, a pertenecer al área de Comunicación Social del Gobierno del Estado, y posteriormente, como jefa de educación del Centro Integral de la Discapacidad Visual.

Actualmente, es el enlace de comunicación social del CIDIS, una labor que le permite impulsar la visibilización de las personas con discapacidad y abogar por la accesibilidad en todos los ámbitos.

A lo largo de su trayectoria, ha demostrado que la discapacidad no es limitante, si no una condición que requiere adaptación y oportunidades; por esta razón, antes de trabajar en instituciones especializadas en discapacidad, buscó oportunidades en sectores donde pudiera demostrar su habilidad profesional sin ser contratada únicamente por su condición.

Un pilar en la búsqueda de la inclusión

Más allá de su carrera profesional, gran parte de su vida se ha dedicado a apoyar la comunidad con discapacidad visual, participando en el fortalecimiento de la autoestima de las personas ciegas brindándoles orientación, acompañamiento y motivación para sobrellevar los desafíos que se presentan la ausencia de visión.

“Uno de los aspectos más gratificantes es ver la transformación en las familias que llegan al CIDIS con miedo, tristeza y dudas sobre el futuro de sus hijos con discapacidad visual. Muchos padres llegan con la angustia de no saber cómo enfrentar la situación, pero gracias al apoyo y la información que reciben, logran convertirse en impulsores del desarrollo de sus hijos.”  así lo declara.

Finalmente, hace un llamado a la sociedad para que sea más inclusiva y comprenda mejor a las personas con discapacidad visual que puedan desempeñarse en cualquier ámbito si desde pequeños se les brindarán las herramientas y oportunidades necesarias.

“No persigan sus sueños, alcáncenlos. No hay límites. Con adaptaciones y esfuerzo, todo es posible”

 

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