Culiacán, Sinaloa.- “Desestabilizó mi vida, desorganizó mis horarios, desorganizó eh el cómo yo llevo a mi vida, el cómo yo la tenía organizada debido a que no se sabía, esta violencia pues inhabilitaba mis acciones o imposibilitaba que yo realizase las actividades que generalmente realizaba expresa Arturo, estudiante de Ciencias de la Comunicación, al hablar sobre cómo la inseguridad ha afectado su proyecto de vida. Como él, muchos jóvenes se han visto envueltos en esta ola de violencia.

De acuerdo con una investigación realizada por Espejo, todos en Sinaloa somos víctimas de esta guerra entre cárteles que ha sumido al estado en la violencia desde hace casi siete meses. Sin importar si alguien pertenece o no al crimen organizado, la violencia impacta de alguna manera la vida de todos, generando incertidumbre sobre el futuro y provocando una crisis entre los jóvenes.

“¿Una posibilidad de regresar a lo que Culiacán antes fue? … No voy a decir que nula porque espero y no, pero muy muy lejos. La realidad es que esa posibilidad está demasiado lejos porque en muchas situaciones no se a habido control en nada, aunque dicen que sí, la realidad es que no y no se que se puede esperar.” declara Andrea Zamora, estudiante de la UAdeO para ESPEJO.

La posibilidad de regresar a la ‘normalidad’ se aleja cada vez más para muchos jóvenes sinaloenses, quienes no ven un futuro claro ni señales de mejora. En entrevistas con universitarios, varios expresaron haber replanteado su proyecto de vida debido al contexto de violencia en el que viven. Algunos incluso consideran mudarse fuera del estado, pues creen que la calidad de vida en Sinaloa es cada vez más precaria.

“Al principio quería venirme a vivir para acá (Culiacán) pero nombre, que voy a andar haciendo para acá, si ya voy a hacer el movimiento mejor a un lado más tranquilo, donde haya más trabajo que problemas” Edgar, estudiante de contaduría y finanzas.

Para comprender el impacto psicológico y social de la violencia en los jóvenes, Revista Espejo entrevistó a la Dra. Jessica Ayón Zúñiga, psicóloga y doctora en educación, especialista en desplazamiento, educación y violencia. Según ella, esta situación forma parte de una problemática sociocognitiva: el aumento de la violencia ha generado un conflicto interno en los jóvenes sobre su seguridad y su futuro, lo que los ha llevado a considerar irse en busca de un lugar más ‘seguro’ para vivir, con preferencia por las áreas metropolitanas del país.

“Si me he planteado irme a Guadalajara. (…) Pues porque se me hace que hay más oportunidades allá que acá. Aparte de todo el tema de la violencia, pero pues violencia hay en todo México. No se puede escapar del todo.” Josué, estudiante de comunicación.

Al exponer este patrón a la Dra. Jessica Ayón Zúñiga, ella señaló que la violencia en el estado ha sido una constante durante años. Sin embargo, los eventos recientes han cambiado la percepción de los jóvenes. Antes, muchos creían que la inseguridad solo afectaba a quienes estaban involucrados en el crimen organizado. Hoy, se preguntan si quedarse en la ciudad los convertirá en víctimas, aunque, de alguna manera, ya lo son

“Sinceramente los veo como víctimas, ¿por qué? Porque ellos se están enfrentando a un cambio radical de la vida que han pensado para ellos y es muy triste que nosotros como sociedad, que nosotros como gobierno, que nosotros quienes deberíamos de ser los encargados de facilitarles que lleven a cabo su plan de vida, no lo hagamos” comentó la Ayón Zuñiga.

Aunque algunos entrevistados no planean irse de Culiacán, reconocen que la violencia ha cambiado su estilo de vida y ha impactado sus proyectos a futuro. Comparado con la forma en que vivían antes del 9 de septiembre, estos cambios han sido significativos, especialmente en el ámbito educativo y emocional.

“La constante preocupación por la seguridad afecta mi tranquilidad, al final si impacta mis planes y objetivos a largo plazo, ya que vivir en un entorno tan incierto hace difícil mantener una visión clara sobre el futuro, por qué afecta principalmente a mi formación académica.” Grissel, estudiante de psicología.

“En mi caso que soy maestra, (…) ahora tenemos que asistir a talleres, pues de seguridad donde tenemos que enseñar a nuestros niños que son de 3 a 5 años, ¿Cómo es que se deben de resguardar? O ¿Cómo se tiene que tirar al suelo? sinceramente es muy difícil” Marian, estudiante de educación preescolar.

Vivir en una ciudad donde cada día es incierto y la violencia puede estallar en cualquier momento obliga a muchos jóvenes a cuestionarse su futuro: migrar en busca de una ‘mejor’ calidad de vida y ‘sobrevivir’, o quedarse y luchar en una ciudad atrapada en un ciclo interminable de violencia.

“Es entendible que muchos jóvenes se quieran ir, y que bueno si pueden hacerlo. Pero la pregunta aquí debería ser, ¿Por qué nos quedamos?” concluye la Doctora Ayón.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE CULIACÁN:

¡No te lo pierdas! “El Propinón” en Culiacán: 3 toneladas de ceviche por una gran causa