Plan Sinaloa y construcción de paz: labor ciudadana para reparar lo dañado

Al arrancar el Plan Sinaloa para la Reactivación Económica y Social con la derrama de recursos por 2 mil 300 millones de pesos que provienen del crédito cuya contratación le autorizó el Congreso del Estado, el gobernador Rubén Rocha Moya señaló el miércoles que su administración hace esfuerzos en fortalecer el desarrollo y generar confianza para que la gente visite los destinos turísticos del estado.

Con el escepticismo que permea los ánimos ciudadanos es difícil entender cómo tal programa e inversión pública coadyuvará en la reposición de la fe en las instituciones y los que las dirigen, específicamente en quienes tienen a su cargo garantizar la seguridad y protección de la población, sin embargo, apuntalar las actividades productivas y los empleos que éstas generan sí es paso importante en la construcción de paz.

Las tareas de pacificación de Sinaloa pudieran tardar en ser aceptadas y reconocidas cuando la actividad criminal se muestra persistente en imbuir terror y percepción de desamparo, aunque es fundamental que cualquier acción gubernamental de combate a la violencia cuente con el apoyo de la sociedad o de lo contrario va destinada al fracaso por no hallar vínculo con la aceptación cívica.

Los sinaloenses estamos convocados a alimentar la esperanza de vivir tranquilos y dentro del marco legal, vigilando que la estrategia de seguridad pública presente cada vez mejores resultados y exigiendo que a la vez sean estructurados los puntales que eviten el desplome de la economía y áreas que como la educación, cultura y promoción de los valores cuyo efecto dominó vendría más desastroso que lo que hoy es.

Muchos preguntan qué tiene que ver con la construcción de paz la colocación de la primera piedra de lo que será la ETI 101 en Culiacán, con lo cual arrancan otras obras y programas que beneficiarán a la mayoría de los municipios. Lo que significa es que debe llegar el momento de tender líneas de certidumbre y participación ciudadana para la fase que sigue una vez que cesen las hostilidades entre grupos del narcotráfico y tengamos que hacer entre todos la labor de reparación de lo dañado.