En las últimas semanas, la agenda económica global ha estado plagada por noticias de disputas comerciales debido a la entrada en vigor de medidas arancelarias por parte de Estados Unidos a múltiples países, entre los que destaca China. El presidente norteamericano Donald Trump ha expresado que esta política externa no será rescindida pese al desastroso desempeño de los principales activos financieros, provocados por la incertidumbre que han generado. Economistas advierten sobre efectos negativos para las empresas y consumidores mexicanos.

“Ahorita para todo el mundo queda una situación muy compleja. La guerra comercial afecta a todos, nos induce a una menor cantidad de bienes para consumir o a un encarecimiento de los mismos, lo que disminuye nuestro poder adquisitivo”, explica la doctora Cristina Ibarra, presidenta de la Confederación Nacional de Colegios de Economistas de México, para Revista Espejo.

 

La disputa entre ambos países se remonta a la primera presidencia del magnate estadounidense, pero se reavivaría en febrero cuando, bajo el argumento de coaccionar al país asiático a reforzar sus medidas contra el trasiego de fentanilo, EE.UU impuso aranceles adicionales del 10% a las mercancías chinas. En respuesta, Beijing aplicó un incremento simétrico contra las mercancías de la potencia rival.

Desde entonces, la guerra comercial solo ha venido acrecentándose, despertando temores de una recesión a nivel global.

Efectos negativos para México por la guerra comercial.

 

Según el doctor en economía Jorge Figueroa Elenes, académico de la UAS, las irrupciones generadas por la guerra comercial en las cadenas de valor globales podrían perjudicar a la economía mexicana.

“México podría verse perjudicado también porque la inestabilidad comercial estaría provocando una reducción de la actividad económica (menos inversión y menos empleo) en los Estados Unidos, lo que terminaría impactando negativamente la actividad industrial en México y especialmente el sector exportador podría resentirlo.”

 

Asimismo, explica que una menor actividad económica en Estados Unidos afectaría el empleo de los mexicanos que laboran allá, lo que se traduciría en una disminución de sus ingresos y, por ende, en un menor flujo de remesas hacia México. Un escenario similar ocurriría si la inflación se dispara en ese país, ya que el aumento en los precios reduciría la capacidad de envío de dinero de nuestros connacionales. Figueroa destaca que las remesas representan la principal fuente de divisas para México.

Cristina Ibarra, por su parte, observa que la política comercial adoptada por Estados Unidos ha cambiado las perspectivas del gobierno federal mexicano, que esperaba una gran cantidad de inversión extranjera, y desafía el modelo económico impulsado desde la administración pasada. Hoy, la incertidumbre vulnera a la economía mexicana, en un contexto de desaceleración que se viene arrastrando desde la pandemia. “No sabemos como amanezca mañana”, dice.

¿Debería México imponer aranceles en represalia?

 

Ibarra opina que el emprender represalias arancelarias frente a las imposiciones estadounidenses sobre México devendría en una espiral autoflageante para la economía nacional.

“Uno de los paradigmas más importantes de la economía clásica es el tema del libre comercio: como nosotros comerciamos, nos beneficiamos todos. Si tu produces tomates y yo camisas, es más fácil que nos especialicemos los dos y tengamos una mejor productividad y mejor precio. Pero actualmente tenemos una economía donde no solo es una ventaja de recursos o mano de obra, ahora tenemos temas tecnológicos, hay productos que nunca se habían logrado hacer en un país.”

 

Pone el ejemplo de productos tecnológicos como computadoras, una manufactura que, pese a contar con ingenieros y científicos, México jamás ha intentado implementar de forma competitiva en su economía, por lo que depende de su suministro extranjero.

“Esa guerra es un espiral hacia el fondo”, dice la economista.

 

Explica que la respuesta por parte de las naciones que han reaccionado a las tarifas impuestas por Estados Unidos, como Francia, Canadá, o la misma China, van orientadas a “golpear” a las empresas estadounidenses de forma similar a la afectación que sufren en su propia economía.

Posibles oportunidades para México por la guerra comercial sinoestadounidense.

 

Durante la primera presidencia de Tump, y primera guerra comercial que libró contra China, se manejó la posibilidad de que este acontecimiento significara una opción para que México estrechara su relación económica con Estados Unidos. Sin embargo, con las nuevas condiciones de hoy esto es objeto de debate.

Figueroa Elenes considera que aun queda ventaja qué aprovechar de la vecindad con la potencia norteamericana.

“México puede verse favorecido por la aplicación de aranceles de Estados Unido a China, ya que podría incrementar sus exportaciones a EU y así seguir consolidándose como su principal socio comercial. México seguiría sacando ventaja de su vecindad con EU, así como de tener un tratado comercial regional”

 

Encuentra que, debido a que China es el principal país manufacturero a nivel mundial y su producción supera con creces el consumo interno, una restricción o disminución en la entrada de esos productos a Estados Unidos llevaría a las empresas chinas a buscar nuevos mercados para colocar sus bienes, como México.

Esto podría beneficiar a ciertos consumidores al ofrecer productos más baratos, pero al mismo tiempo implicaría un riesgo para los productores locales, al generar una competencia que podría afectar empleos y niveles salariales.

Cronología de la guerra comercial entre China y Estados Unidos.

 

Después de la primera ronda de febrero, el 4 de marzo Estados Unidos duplicó el porcentaje de la penalización, quedando este en 20%. China respondió, aunque esta vez dejando las propias en 15%.

El 2 de abril, el llamado “Día de la Liberación” por Donald Trump, pues sería en el que anunciaría una serie de medidas comerciales contra varias naciones con las que alegaba tener una relación comercial desventajosa, los aranceles a China fueron incrementados al 34%. La administración de Xi reaccionó el mismo día, inicialmente fijando tarifas en el mismo porcentaje. Sin embargo, en la misma semana elevaría la sanción hasta el 84%.

Finalmente, esta semana, el miércoles 9 de abril el gobierno estadounidense anunció que los aranceles implementados en contra de la mayoría de países serían pausados, a excepción de China. En su lugar, se le incrementarían hasta un acumulado de 125%. Entre esta escalada arancelaria, los funcionarios a la cabeza de ambas naciones han expresado que llevarían esta disputa hasta las ultimas consecuencias.

Más información sobre aranceles y política comercial: