Mazatlán, Sinaloa.- Por cada 3 pericos, loros o guacamayas que se encuentran como mascotas en los hogares, 7 tuvieron que morir por las malas condiciones de estrés, deshidratación, heridas o maltrato durante su captura y traslado ilegal, indican cifras de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

Actualmente, el Gran Acuario resguarda a más de 50 aves de distintas especies en la Casa Guacamaya, un espacio autorizado por la Semarnat como Predios e Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS).

Todas estas aves han sido rescatadas o decomisadas por la Profepa. Al haber sido extraídas de su hábitat, es muy difícil que puedan ser reintegradas a su medio ambiente y requieren del apoyo humano para sobrevivir.

Tan solo este jueves, autoridades de seguridad reportaron el rescate de cuatro guacamayas verdes que se encontraban en jaulas en un jardín de la sindicatura de Villa Unión, las cuales ya se encuentran en la Casa Guacamaya del Gran Acuario de Mazatlán.

Ante está situación, el personal del acuario encargado del cuidado de estas aves será capacitado por el Loro Parque, de Tenerife Islas Canarias, los expertos en el manejo de aves silvestres, indicó Giselle Chávez, encargada de comunicación de la ciencia del Acuario de Mazatlán.

“La idea de diseñar este proyecto es que el equipo se capacite con personal de Loro Parque, que son los top en el tema de rehabilitación y protección de loros y así nosotros tener un plan de rehabilitación y posible reintroducción a futuro. Esto dependerá de cada animalito”, compartió en entrevista para ESPEJO.

Psitácidos en peligro

Los psitácidos son el grupo biológico al que pertenecen loros, pericos y guacamayas. En México se tienen registradas 22 especies de estas aves, todas en riesgo y protegidas por las leyes mexicanas, por lo que su captura, tráfico y venta son delitos federales.

En Sinaloa se encuentran siete de estas especies, la guacamaya verde, guacamaya enana, loro corona lila, loro frente blanca, perico frente naranja, perico aliverde y periquito catarino, señalan investigaciones de la bióloga y ex subsecretaria de medio ambiente, Yamel Rubio Rocha.

Según la Profepa, este grupo de aves se ha convertido en el más afectado por el tráfico ilegal de especies en México, mermando de forma drástica sus poblaciones durante los últimos 30 años. Su tasa de mortalidad alcanza al 70 por ciento, y su comercio ilegal se dispara entre los meses de marzo y mayo, durante su época de anidación.

Giselle Chávez, encargada de comunicación de la ciencia del Gran Acuario de Mazatlán.

Sin embargo, el maltrato de estas aves continua una vez que se encuentran en cautiverio en un hogar, donde pueden sufrir shock, separación prematura, trauma social, aislamiento y encierro, todo lo cual les provoca depresión, anorexia,  autolesiones y una alta susceptibilidad a sufrir de problemas respiratorios.

“Muchas veces las personas no saben en qué estado de protección está una especie y les parece muy simpático comprar una especie como mascota, por ejemplo, un loro. Pero no sabemos si sus poblaciones son vulnerables, cómo estás impactando en el ambiente y también en el bienestar animal del ser que tienes como mascota”, explicó Giselle Chávez.

“Nos importa mucho que la comunidad sea un poco más consciente sobre eso y que sea parte de las acciones para la conservación de las especies y los ecosistemas. Entonces, el el gran acuario se está preparando para poder manejarlos correctamente e incluso ver la posibilidad de reintroducirlos”, puntualizó.

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