Culiacán, Sin.- Moni González es una terapeuta holística que trata de ayudar a las personas más allá de sus afectaciones físicas. Por 15 años ha hecho de la principal plaza pública de Culiacán su centro de trabajo.
De joven estudió medicina, pero la dejó trunca. Luego se interesó más por la medicina alternativa. Estudió diversos cursos que la hicieron especializar en relajación de cráneo o en técnicas orientales donde se prioriza la energía de las personas, como el Reiki.
Por lo general, a ella acuden personas de todas las edades para ser atendidas por lesiones por contracturas, accidentes de caídas, lastimaduras de tobillo, hombro, cuello, otras por estrés, pero también ha detectado dolor por nervio ciático.
“Trabajo con la energía. Desde que tocas a una persona, estás tanto transmitiendo como recibiendo energía. Por eso se le llama terapia holística, pero la gente lo encasilla simplemente con ser masajista o sobadora”, explica.
Por eso mismo, su oficio de terapista se ha prestado para acompañar emocionalmente a muchos de sus clientes, al nivel que muchas personas solo acuden a ella para platicar de cosas que les afligen, comenta.
“Hay gente que solo viene y me paga porque las escuche. Hay otros que no te pagan pero traen un pan o un refresco. Si yo puedo darles un punto de vista se los doy, sino, solo los escucho, pero por lo general solo les digo que si creen en algo superior, que oren”, menciona en entrevista para Espejo.
“Una parte de mi oficio también es escuchar a tu paciente”, precisa.
Pese a ser un trabajo modesto, Moni dice querer mucho lo que hace para ganarse la vida; es la manera en que ha salido adelante y ha podido apoyar a sus dos hijos. El mayor incluso, comparte, ya es profesionista y trabaja en una oficina en las inmediaciones de la Plazuela Obregón, muy cerca de ella.
Pero lo que más disfruta es conectar con las personas, aunque que pudiera ganar más dinero teniendo un establecimiento fijo, porque tras estos años de trayectoria no es poca gente la que la ubica y recomienda, prefiere mantenerse en el mismo punto donde ha estado por 15 años.
Ha hecho muchos clientes entre los corredores que vienen de fuera de Culiacán para participar en maratones, por ejemplo, quienes un día antes o después de esos eventos, acuden a ella para revitalizarse.
“Si he pensado en establecerme en un lugar, sin embargo, sé que por algo estoy aquí. A veces llegan solo a platicar. Digo: mi misión es esta. No es mucho lo que se gana, pero escucho a alguien, y Dios de algún modo me regresa… escuchar a alguien en estos tiempos les ayuda mucho”, profesa.
A veces solo llega atender a 3 personas en un día, pero dice ser feliz sabiendo que dejó algo positivo en muchas de las personas que ha atendido: “es dar y recibir”, sostiene.
“Aparte, la gente es noble, me recomiendan y es bonito que regresen y te den las gracias o te envíen a otra persona, o incluso un detalle”, platica.
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