La sequía se extiende en toda la entidad y los incendios forestales se reproducen, colocando a Guanajuato entre los diez estados con mayor superficie quemada en el inicio de la temporada. Mientras tanto, los recursos para la capacitación, prevención y el combate de estos siniestros se liberan de forma tardía e insuficiente por parte de autoridades estatales y federales.
Como consecuencia, se propaga la muerte de vegetación endémica y el suelo se degrada, pues tan sólo en la semana del 11 al 17 de abril, la entidad reportó 180.99 hectáreas quemadas.
Especialistas en manejo del fuego y activistas ambientales han detectado que los ciclos de los incendios forestales han modificado su duración: en años anteriores comenzaban durante los primeros meses del año, pero ahora, incluso en las fechas más gélidas —noviembre, diciembre y enero—, se han registrado siniestros importantes. Y si bien los factores climáticos contribuyen a fortalecer estos fenómenos, la intervención humana es la principal causa de su ocurrencia.
Foto: Especial Incendio en Guanajuato
De acuerdo con el Reporte Semanal de Incendios Forestales elaborado por la Coordinación General de Conservación y Restauración, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor), del primero de enero al 17 de abril, en Guanajuato se han registrado 39 incendios y un acumulado de 2,236.28 hectáreas afectadas por el fuego.
Especialistas detallan que la Conafor solo contabiliza los incendios que afectan áreas forestales, y no otros siniestros en zonas como matorrales en los municipios, donde, de acuerdo con personal de bomberos, pueden llegar a registrarse hasta 30 incendios por día.
Las estadísticas de las autoridades ambientales reflejan que la mayoría de los incendios forestales son provocados por la intervención humana: actividades agrícolas o pecuarias, fogatas, quema de basura, caza, transporte, limpieza de derechos de vía, entre otras. Solo un mínimo porcentaje de los siniestros se debe a causas naturales, lo cual, según expertos, evidencia la falta de concientización y prevención, así como la ausencia de sanciones para los responsables.
Los recursos destinados por el Gobierno del Estado para los programas de combate al fuego en zonas de reserva ecológica se liberaron de forma tardía, hasta el mes de marzo, cuando la temporada de incendios inicia a principios de año. Además, estos fondos únicamente contemplan el pago de jornales para los combatientes. Lo mismo ocurrió con los recursos federales, los cuales, además, sufrieron recortes presupuestales.
El 13 de abril, en la Sierra de los Agustinos, en Jerécuaro, se registró un incendio forestal que afectó 720 hectáreas. El fuego fue controlado tras una semana de labores. Sin embargo, cuando este siniestro fue contenido, se inició otro incendio en la Sierra de Puruagua, donde un hombre de 72 años murió durante las labores de control.
Temporada de incendios extendida
Hasta hace seis años, la temporada de incendios forestales en Guanajuato comenzaba en enero y terminaba en mayo. Sin embargo, este ciclo comenzó a cambiar en 2019 con los efectos del fenómeno del Niño y ahora se extiende desde noviembre hasta el inicio de las lluvias, aproximadamente en el mes de junio.
Estas modificaciones están relacionadas con la sequía acumulada que afecta a la entidad y con el cambio climático, aunque su principal origen es la intervención humana y el manejo irresponsable del fuego, aseguró la bióloga y combatiente de incendios, Michelle Farfán Gutiérrez.
“Estamos hablando de que traemos incendios desde el mes de noviembre: todo lo que fue noviembre, diciembre, enero, febrero, y ahora marzo y abril. Anteriormente, se hablaba de que la temporada de incendios iniciaba en enero y terminaba a finales de mayo, pero en mayo ya no están llegando las lluvias, se están retrasando bastante, incluso el año pasado fue hasta finales de junio cuando empezó a llover. Entonces, esa condición de sequía, junto con esta problemática social, donde las personas no están siendo responsables en el manejo del fuego —quemas de basura, limpieza de parcelas o terrenos con fuego, o incluso personas que deliberadamente prenden pastizales o matorrales—, está agravando la situación”, explicó.
Farfán Gutiérrez ha mapeado los incendios forestales en la entidad desde 2016 y mantiene un monitoreo permanente en el municipio de Guanajuato. Con la brigada voluntaria de manejo del fuego “Los Chuines”, realizan actividades de prevención y combate. De manera independiente, ha estudiado el comportamiento del fuego y documentado tanto el aumento en el número de incendios como el subregistro que existe respecto a las cifras oficiales.
Esto se debe a que la Conafor registra únicamente los incendios que atiende con su personal, en su mayoría en zonas forestales, sin considerar siniestros en áreas de pastizales, zonas agrícolas o con matorrales, que también ofrecen servicios ambientales importantes a las ciudades.
Foto: Especial Vegetación afectada por el fuego
“No hay conciencia en la población sobre los retos ambientales a los que nos enfrentamos. Por un lado, está la sequía acumulada, y por otro, los servicios ambientales que nos brinda la vegetación nativa del matorral, tan importante no solo para la biodiversidad, sino también para otras formas de vida. No hay que pensar solo en los humanos: vivimos en un entorno en el que coexisten abejas, insectos y muchas especies prioritarias, también esenciales para nuestro propio bienestar”, detalló.
Datos obtenidos a través de la Plataforma Nacional de Transparencia revelan que, en un periodo de siete años —de 2018 a 2024—, la Conafor registra en Guanajuato 241 incendios forestales, con una afectación acumulada de 37,931 hectáreas, lo que representa un promedio de 34 incendios por año. Sin embargo, en lo que va de 2025, ya se han registrado 39 incendios en el estado, según estadísticas de la Comisión Nacional Forestal.
Datos Conafor
Datos de la Conafor, revelan también que en los últimos siete años, de 2018 a 2024, la mayor la superficie estatal afectada por incendios forestales se concentró en tres municipios: San Felipe, Guanajuato y Valle de Santiago.
Un territorio seco y reservas en riesgo
En cuanto a las condiciones de sequía, el Colegio de Ingenieros del Agua de Guanajuato mantiene un monitoreo activo y ha detectado zonas anormalmente secas, así como áreas con sequía moderada, en distintos puntos de la entidad.
Las zonas anormalmente secas se concentran en León, Irapuato, Celaya, Salamanca, Pénjamo y la región Laja-Bajío. Por su parte, los municipios de Victoria, Xichú, Atarjea, Doctor Mora, San José Iturbide, San Miguel de Allende, Tarimoro y Jerécuaro presentan sequía moderada en evolución. Incluso se han identificado líneas de impacto con más de seis meses sin lluvia en la Sierra Gorda y el noreste del estado.
Proyección de la sequía por el Celegio del Ingenieros del Agua
La organización advierte sobre los riesgos en siete áreas naturales protegidas que presentan condiciones de sequía moderada o severa: la Sierra de Lobos, el Cerro del Cubilete, la Cuenca de la Esperanza, la Cuenca Alta del Río Temascatio, el Cerro de Palenque (también conocido como Cerro Grande), la Sierra Gorda y la Sierra de los Agustinos, donde recientemente se registró un incendio de grandes dimensiones.
René Mendoza, presidente del Colegio de Ingenieros, explicó que, si bien las condiciones de sequía no han alcanzado niveles más altos, sí ha aumentado la extensión territorial afectada.
“Lo que más llama la atención es que la sequía moderada se está propagando hacia zonas donde se encuentran áreas naturales protegidas. Históricamente, en los últimos dos años y medio, Guanajuato venía saliendo de un periodo de sequía que incluyó niveles severos, extremos e incluso excepcionales en algunas pequeñas zonas. Ahora enfrentamos un periodo extendido de condiciones anormalmente secas y de sequía moderada. ¿Qué significa esto? Que la tierra tiene menor humedad disponible”, detalló.
El ingeniero señaló que, al haber menos humedad, las condiciones son más propicias para que se desencadenen incendios, los cuales resultan más difíciles de controlar, ya que el viento también actúa como un factor que acelera la propagación del fuego.
El especialista alertó además sobre la huella humana en los incendios, la cual está generando procesos de desertificación en zonas de reserva. Este año ya se han registrado incendios en áreas protegidas como el Cerro de Arandas, en Irapuato; El Cubilete y, recientemente, la Sierra de los Agustinos.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional, abril es el mes más caluroso de 2025, y se prevé que se registren al menos cinco olas de calor antes del inicio de la temporada de lluvias.
Recursos extemporáneos y causas criminales de los incendios
Fue hasta finales de marzo cuando estuvieron disponibles los recursos y capacitaciones estatales y federales para el combate de incendios forestales en la entidad, de acuerdo con organizaciones civiles, combatientes del fuego y las propias reglas de operación de los programas.
Para el activista Yann Godbert, estos recursos fueron liberados fuera de tiempo, pues consideró que las brigadas y los trabajos de prevención debieron comenzar desde febrero, o incluso antes, por la temporalidad que han registrado los incendios en Guanajuato.
La Secretaría del Agua y Medio Ambiente cuenta con una brigada permanente de prevención de incendios establecida en Pénjamo, pero también puso en marcha un programa provisional de brigadas en áreas naturales protegidas, informó el titular de la dependencia, José Lara Lona. Se trata de un proyecto que opera durante 100 días, pero que apenas arrancó oficialmente el pasado 4 de abril.
“Es muy, muy tarde en la temporada. Tan es así que ese programa dura 100 días, más de tres meses. Si le añades mayo y junio, ese programa los va a llevar a trabajar hasta principios de julio, y las lluvias llegan quizá a finales de mayo. Posiblemente, la mitad de estos 100 días los van a trabajar cuando ya haya iniciado la temporada de lluvias. ¿Qué caso tiene? Tuvieron un retraso bárbaro”, explicó el activista.
El secretario del Agua informó que el programa temporal contempla el pago de jornales por 350 pesos, capacitación y entrega de equipo, de acuerdo con las necesidades de las brigadas. Los vehículos y el equipo de protección entregados por parte del Gobierno del Estado han sido destinados a la brigada permanente, que cuenta con 15 colaboradores.
Para los 115 brigadistas temporales que trabajan en 14 municipios, organizados en 14 brigadas que atienden áreas de conservación natural, la Secretaría del Agua y Medio Ambiente gestiona equipo y cuatrimotos. Además de las labores de combate, estos trabajadores también realizan acciones de prevención de incendios.
El funcionario estatal consideró que el programa de brigadas no se retrasó, ya que, según explicó, de acuerdo con el Comité de Manejo del Fuego, el mes más crítico es abril, por lo que el arranque se planeó para esas fechas. Aseguró, además, que desde enero se trabajó en actividades de planeación y presupuestación.
A nivel federal, la situación no fue distinta. Las reglas de operación del Programa de Desarrollo Forestal Sustentable para el Bienestar 2025 se emitieron hasta finales de febrero, de acuerdo con las convocatorias publicadas por la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Según una solicitud de acceso a la información, brigadistas de Guanajuato recibieron apoyos a través de dos programas distintos de la Conafor por un monto superior a 2 millones de pesos durante 2024. El acumulado de recursos invertido en la entidad entre 2020 y 2024 asciende a 18.8 millones de pesos.
Presupuesto destinado por Conafor en Guanajuato
Los programas federales incluyen dos tipos de instrumentos: reglas de operación y lineamientos, para tres tipos de brigadas: brigadas rurales contra incendios, brigadas de protección y manejo del fuego, y brigadas de servicios ambientales, conocidas como PSA.
De acuerdo con la Conafor, las brigadas rurales y de protección se formalizan mediante convenios con los municipios, mientras que las de servicios ambientales se establecen con ejidos que participan en ese programa. Los tres tipos de brigadas deben realizar actividades de prevención y combate de incendios forestales.
Yann Godbert expresó que los recursos disponibles para la prevención de incendios están siendo insuficientes, pero además lamentó que se estén descuidando las causas criminales del fuego. Señaló que existen evidencias de que, en algunos municipios, los siniestros han sido provocados como en el caso de la capital en donde incluso se pudo captar el video de un hombre que encendió un pastizal en Ex Hacienda de Santa Teresa en 2021.
El Código Penal Federal contempla, en el capítulo de delitos contra el ambiente y la gestión ambiental, sanciones de prisión por la destrucción o desmonte de vegetación forestal. Sin embargo, Godbert afirmó que, en muchas ocasiones, los responsables de estos delitos son liberados por falta de denuncias.
“En gran parte, no solo es un tema de falta de recursos para prevención y combate, sino que también debe preocuparnos mucho el tema criminal”, sostuvo.
Lamentó que la Conafor haya eliminado, desde el año pasado, la categoría de causa criminal en los incendios, y que ahora este tipo de quemas se clasifiquen como de causa “desconocida”, lo cual, afirmó, invisibiliza los factores relacionados con el crimen.
Consideró que las autoridades tienen la responsabilidad de investigar las causas criminales de estos incendios, detener a las personas que los provocan y garantizar que sean sancionadas, ya que en algunos casos, las quemas provocan incluso la pérdida de vidas humanas, como ocurrió en la Sierra de los Agustinos.
Documentan muerte de cactáceas nativas
De acuerdo con un artículo elaborado por las científicas Ana Lilia Martínez Rocha, Suria Gisela Vásquez Morales y Michelle Farfán, desde 2017 se ha registrado en Guanajuato la muerte de cactáceas nativas, causada principalmente por la sequía que afecta a la entidad.
La información, publicada el pasado 7 de abril, señala que se han localizado hongos en poblaciones de nopales, garambullos y agaves. “La magnitud de esta infección es motivo de gran preocupación, debido a que afecta áreas extensas, particularmente en el municipio de Guanajuato, con indicios de estar presente en otras regiones del norte del estado”.
“Esta problemática en la vegetación nativa amenaza con alterar los servicios ambientales que proporciona en la región, desde funcionar como sumidero de carbono hasta proveer alimento para la fauna y ser una fuente económica para las poblaciones locales”, señala el artículo difundido por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Las especies enfermas fueron detectadas en el Cerro del Sombrero, dentro del territorio que comprende el Área Natural Protegida Estatal Presa de la Purísima, en el municipio de Guanajuato. Sin embargo, Michelle Farfán, una de las autoras de la investigación, indicó que también hay evidencia de afectaciones en otras cactáceas en los municipios de Tierra Blanca y San Miguel de Allende.
La bióloga explicó que este fenómeno también puede estar relacionado con los incendios forestales, ya que la amenaza para estas especies se origina en las altas temperaturas del suelo.
“Vemos que se incendia, apagamos y se acabó el problema, y tan tan. Pero no. El problema es que todos estos incendios están causando una degradación ambiental. Hemos documentado una recurrencia de hasta 29 incendios en cuatro años en un mismo lugar. ¿Cómo explicamos eso, no?”, cuestionó.
Farfán Gutiérrez también se refirió a la mala gestión de residuos sólidos como un problema generalizado que repercute en el control y combate del fuego. De acuerdo con la bióloga, hay una gran acumulación de basura en contacto con la vegetación, lo cual a veces es el factor que detona siniestros e incrementa la contaminación.
Hizo énfasis en la necesidad de implementar estrategias de educación ambiental y acompañamiento en comunidades, con el fin de fomentar esfuerzos para conservar las especies nativas, que proporcionan servicios ambientales como la captura de carbono, alimento para la fauna e incluso ingresos económicos para las poblaciones locales.
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