Tehueco, El Fuerte, Sin.- Dentro de la cultura mayo-yoreme del norte de Sinaloa existe una rica tradición gastronómica que se remonta a tiempos ancestrales. Aunque cada pueblo de la región tiene sus propias particularidades, los nombres de los platillos suelen ser similares.

En el caso del centro ceremonial de Tehueco, existe una bebida tradicional cuya receta está ligada a una festividad ya desaparecida: “Los 13 fiesteros”.

Se trata del atoleche, también conocido como atole de leche. Para conocer su proceso de elaboración, conversamos con un habitante originario de Tehueco, Raúl Guerrero Valdez, quien nos explicó que aprendió a preparar esta bebida caliente gracias a su abuela.

“Tiempo atrás se hacía una fiesta. El centro ceremonial contaba con 13 fiesteros, quienes se encargaban de preparar los alimentos para los asistentes. A los ‘oficios’, es decir, los visitantes, se les ofrecía un taco y atoleche”, relató.

Raúl Guerrero Valdez, habitante de Tehueco, El Fuerte.

¿Cuáles son los ingredientes del atoleche y cómo se prepara?

La base del atoleche es la leche bronca, recién ordeñada. A esta se le agregan otros ingredientes como piloncillo, canela, clavo, harina, agua y algunas hojas de árbol de naranja.

Según la receta de la familia de Raúl Guerrero, primero se hierve un litro de agua en una olla grande y se añade el piloncillo. Una vez disuelto, se incorpora la leche.

“Estoy esperando que hierva la leche para echarle la harina… pero primero la tengo que preparar como un engrudo con agua, sin que le queden grumos, para poder agregársela. Si quedan grumos, salen bolitas. Además, tengo que estar revolviendo para que no se pegue”, explicó.

A diferencia del atole tradicional, el atoleche adquiere una consistencia espesa, similar a la natilla, una vez terminado.

Los 13 fiesteros

Esta festividad es considerada casi una leyenda en Tehueco. De acuerdo con Raúl, ni siquiera el cobanaro, la autoridad del centro ceremonial, conoce con certeza el origen de esta tradición, que se ha ido perdiendo con el tiempo.

“Lo que hacían los fiesteros era como una promesa. Tenían que buscarse un ahijado. Cuando terminaba su fiesta, debían dejarle a alguien más la responsabilidad para que la tradición continuara”, explicó.

“Hay un mezquite en Tehueco que le llaman el ‘Mezquite del atole’, que era donde culminaba la fiesta. Se organizaba una gran celebración, y en ese momento se entregaba la fiesta a los ahijados, con ollas de atoleche. A partir de ahí, ellos seguían durante cinco años como fiesteros”.

Raúl, un habitante comprometido con las tradiciones de su comunidad, lamenta que esta celebración ya no se realice, en parte porque no han encontrado a alguien que conozca su procedimiento completo.

“Hemos tratado de retomarla, pero no hemos encontrado a una persona que nos diga exactamente cómo se hace. La fiesta implicaba traer oficios, como pascolas, venados, y también se hacía quema de castillos, entre otras cosas”.

Árbol de mezquite del atole, en Tehueco, El Fuerte, Sinaloa.

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