Tehueco, El Fuerte, Sin.– Para los pueblos originarios del norte de Sinaloa, la Cuaresma es la festividad más importante dentro de su cultura. Durante estas fechas se viven momentos profundamente espirituales en cada uno de los centros ceremoniales mayo-yoremes.
A lo largo de los cuarenta días marcados por el calendario litúrgico, se realizan representaciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Pascua, acompañadas del fuerte sincretismo que caracteriza a estas celebraciones.
Este sincretismo es uno de los principales legados de las misiones jesuitas durante la época de la Colonia Española, en esta región árida del noroeste de México.
En el caso del centro ceremonial de Tehueco, ubicado en el municipio de El Fuerte, la Semana Santa congrega a peregrinos de todas las comunidades cercanas para celebrar la denominada Fiesta de los Judíos. En la cultura yoreme, los judíos representan demonios que buscan el perdón tras la muerte de Cristo.
Previo al Sábado de Gloria, los judíos —también conocidos como fariseos en otros centros ceremoniales— son los responsables de llevar a cabo los rituales y ceremonias correspondientes. Estas acciones se organizan en cuatro partidas, cada una con su respectivo mandón o jefe judío.
Para comprender mejor estas tradiciones, conversamos con Néstor Felipe Martínez, quien desde hace aproximadamente cuatro años asiste a Tehueco durante Semana Santa para dialogar con los habitantes e investigar a profundidad sobre la cultura mayo-yoreme.
“El centro ceremonial se divide en cuatro regiones. La del mandón mayor, mandón segundo, mandón tercero y mandón cuarto. Es un sistema jerárquico que, a su vez, comprende dieciocho comunidades”, explica.
Por ejemplo, los judíos que forman parte del área del mandón mayor provienen de comunidades como La Misión, Tesila, Boca de Arroyo, Borabampo, Cuesta Alta, La Mojonera y Zozorique. Lo mismo ocurre con los otros tres mandones y sus respectivos pueblos.
Mapa elaborado por Néstor Felipe Martínez.
“Cada pueblo tiene entre cincuenta y cien casas. Todas esas casas tienen cruces clavadas para participar en las fiestas. Son viviendas que se identifican como mayo-yoremes. Con eso ya están contribuyendo a la celebración, porque todas esas cruces serán tumbadas”, comenta.
Un dato interesante es que Tehueco también se divide en cuatro zonas durante la Semana Santa. Esto ocurre al momento de tumbar las cruces dentro de la comunidad, ya que cada partida de judíos se encarga de una zona específica.
Estos actos ceremoniales pueden extenderse durante todo el día. Las partidas recorren comunidad por comunidad para tumbar las cruces de cada casa. Después se trasladan a Tehueco para continuar con el área que les corresponde y dirigirse a la iglesia, donde prosiguen con el conti, nombre que reciben los rituales que representan la búsqueda y persecución de Cristo.
En esta última celebración del Viernes Santo, los judíos se encierran en la iglesia para danzar, cantar y conmemorar la muerte de Cristo durante toda la noche. Una vez dentro, nadie puede salir. Las puertas del templo permanecen custodiadas por lanceros hasta las cinco de la mañana del sábado de Gloria.
Durante la mañana de ese día, los judíos continúan con la persecución de un burro sobre el cual va montado un Judas de paja lleno de cohetes. Este ritual culmina con el empalamiento y quema del muñeco frente a la iglesia de Tehueco.
“Junto a él, los judíos también queman sus máscaras. Se están liberando del demonio que cargaron dentro todo este tiempo. Básicamente, se están liberando del diablo. Dicen que si no lo hacen, el demonio se les queda, y luego tienen que ir a que les echen agua bendita. Una vez que las máscaras son quemadas, la Fiesta de los Judíos concluye y la acción se traslada a la ramada que se encuentra detrás de la iglesia”, explica.
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