Culiacán, Sinaloa.- “Si ahorita acaba toda está violencia que estamos teniendo, van a tener que pasar por lo menos 20 años para ver una recuperación”, reconoció Emilio Urrecha López, director del centro de adicciones Comunidad Sinaí.
Formada en 2002 bajo la gestión del párroco Andrés Cárdenas, está clínica se dedica a incidir sobre personas que sufren de alguna adicción, con una metodología que, además de la persona adicta, también trata a sus familias y entorno en temas de perdón y reconciliación.
Pero ante la complicada situación de violencia que actualmente vive Sinaloa, la Institución de Asistencia Privada ha ampliado su campo de acción más allá de sus instalaciones para atender también a la población más afectada por la violencia en este periodo de guerra entre distintas facciones del crimen organizado.
Así, con apoyo de la iglesia, Comunidad Sinaí se encuentra llevando a cabo Talleres de Perdón y Reconciliación en colonias conflictivas de Culiacán, como lo son la Toledo, Lázaro Cárdenas, Huizaches, Villa Bonita, La Costerita y Alturas del Sur.
Estos talleres, abundó Urrecha López, se brindan al interior de las iglesias con el fin de buscar la seguridad de los asistentes y, en cada ocasión que él ha acudido a acompañar un taller, las parroquias han estado llenas.
“Las parroquias están llenas, es una de las necesidades del ser humano me imagino”, reflexionó.
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Fundadas por el padre Leonel Narváez Gómez en Colombia en el 2002, y llegadas a México en el año 2006, los Talleres de Perdón y Reconciliación buscan que sus asistentes logren “sanar las heridas, transformar la memoria no grata, generar prácticas restaurativas y brindar herramientas para recuperar la confianza y la creación de nuevas narrativas”.
La idea, abundó el padre Narváez durante el Primer Encuentro de Egresados del Programa de Perdón y Reconciliación, llevado a cabo en febrero del 2024 en el Jardín Botánico de Culiacán, no es excusar a aquella persona que nos haya ofendido, sino empezar a ver el perdón como ‘un regalote hacia uno mismo’.
Un autoregalo que nos permitirá avanzar más allá del dolor y resentimiento que se genera al verse a uno mismo como víctima.
El perdonar, añadió, tampoco elimina las deudas de los ofensores con la justicia, sino que simplemente uno es un proceso personal de sanación. “La persona que es compasiva logra entender las partes débiles de la persona que la ofendió, pero yo no quiero que ustedes digan que estoy excusando al ofensor, porque no. El perdón no niega la justicia y está tiene que buscarse; pero eso lo hará la justicia, nosotros no tenemos la facultad para buscarla”, explicó.
En cuanto a la reconciliación, Narváez Gómez explicó que esta es clave para la recuperación del tejido social, conectando la sanación individual de las personas, con la sanación de nuestras sociedades.
“Cuando un grupo vuelve a recuperarla confianza eso se llama sanar el tejido social, y una sociedad con un tejido social sano es una sociedad que progresa, mejora… Ese cambio es el camino más seguro hacia el progreso, hacia la seguridad, hacia la paz social”, indicó.
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Hasta febrero del 2024, este taller se había dado a alrededor de 70 ciudadanos, principalmente pacientes en rehabilitación. Pero la experiencia ha sido tan satisfactoria que fueron los mismos pacientes quienes solicitaron que el taller también fuera ofrecido para sus familias.
“Por qué no se lo dan también a mi familia? Porque yo voy a perdonar, pero ellos no me van a perdonar a mi”, fue la petición de algunos de los internos de está IAP.
Sin embargo, al incluir también a las familias, el tema volvió a escalar, pues estas empezaron a invitar a los talleres a personas que no tenían un familiar adicto tratándose. Luego llevaron el taller a maestros, luego a los penales… y ahora a las colonias más afectadas por la violencia continuada que vive Culiacán desde hace más de siete meses.
“Las familias empezaron a venir y como les caía muy bien, empezaron a invitar gente. Luego nos pidieron llevar el taller a los maestros, a los penales, a custodios, a viudas de policías…”. Y así hasta llegar a estas colonias en donde el 80 por ciento de los asistentes perdieron a un hijo, a un esposo o a un padre, contó Emilio Urrecha.
Sin embargo, añadió, el taller no solo va dirigido a personas afectadas por la victimización y la criminalidad, pues todos tenemos algún pesar que necesitamos dejar ir mediante el perdón.
Colombia, donde nació el programa, añadió Urrecha, vivió un proceso de violencia similar al que Sinaloa vive hoy en los años 90 ‘s. “Y ahorita todavía están como que empezando a hacer sociedad más o menos sin rencores, sin coraje, sin pleitos”, contó.
“Si ahorita acaba toda está violencia que estamos teniendo, van a tener que pasar por lo menos 20 años para ver una recuperación”, puntualizó.
Si quieres conocer más sobre las actividades y programas de Comunidad Sinaí, te invitamos a visitar su sitio web en el siguiente enlace: https://comunidadsinai.org/
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